8 de abril de 2022

Sobre hormigas y dinosaurios

 

Sobre hormigas y dinosaurios. Cixin Liu. PRH, 2022
Traducción de Agustín Alepuz Morales

La desaparición de los dinosaurios es uno de los enigmas más apasionantes de la historia de la Tierra; ese misterio ha dado lugar a toda clase de hipótesis: la caída un meteorito, la actividad volcánica, el cambio climático, el colapso fisiológico o el diluvio universal; Cixin Liu, el escritor chino de ciencia-ficción, propone otra más llamativa: la extinción se produjo debido a la explosión de dos fragmentos de antimateria traídos a la Tierra, que provocaron, también, un cambio climático letal para gran parte de los seres vivos del planeta ―en particular, para los dinosaurios―y una involución en ciertas especies que habían alcanzado, antes del estallido, un grado de transformación relevante ―por ejemplo, las hormigas―.

Cixin establece una tesis: el ser humano no ha sido la primera especie inteligente en la historia del planeta; cualquier animal que haya sobrevivido durante millones de años ha debido desarrollar una especie de inteligencia, considerada esta como la capacidad de adaptarse al medio para asegurar su supervivencia, basada en la cooperación y la ayuda mutua.

Para escenificar esa tesis, no acude ni a la ciencia ni a la historia, escribe una fábula, en el sentido clásico del término, cediendo el protagonismo a esas dos especies que cumplen el requisito de la permanencia, los dinosaurios y las hormigas, e imagina una asociación colaborativa provocada por sus deficiencias anatómico-fisiológicas: los unos, por carecer de habilidad debido al tamaño de sus extremidades anteriores, y las otras por su incapacidad de transferir la inteligencia colectiva a cada individuo de la especie. Esa colaboración simbiótica destinada al logro de un fin común, la supervivencia,  se inicia cuando imagina a una colonia de hormigas que se especializa en solucionar los problemas bucales de los dinosaurios, desde eliminar los molestos restos de carne que se quedan entre los dientes hasta curar sus caries y, a partir de ese momento, acceder y comprender la mayor parte de su anatomía y fisiología hasta desarrollar una verdadera revolución de la medicina sáurica, mientras que los grandes reptiles aseguraban la manutención de las colonias de hormigas: la relación simbiótica quedaba establecida, era la alianza saurio-fórmica, y le esperaba un luminoso futuro.

El siguiente paso, definitivo, fue la colaboración con fines coevolutivos. Este estadio se inauguró cuando las hormigas empezaron a trabajar de amanuenses de los dinosaurios: el trabajo colaborativo permitía reproducir, en muy poco tiempo, los signos que estos habían tallado en sus tablillas, y su pequeño tamaño reproducía esos signos en un formato reducido que redundaba en una economía de medios. Este avance en la escritura provocó un florecimiento de la ciencia y la cultura de la civilización sáurica, al tiempo que dotó de una lengua escrita a las hormigas, que hasta ese momento carecían de ella y, como consecuencia, de la posibilidad de comunicación directa entre ambas especies.

«El resultado de la alianza entre ambas especies fue que las hormigas se convirtieron en las manos de los dinosaurios, y los dinosaurioas en una fuente de ideas para las hormigas. La fusión de estas dos inteligencias en ciernes a finales del Cretácico acabó provocando una espectacular reacción en cadena. El sol de la civilización se elevó sobre el corazón de Gondwana e iluminó con su luz la larga noche de la historia evolutiva de la vida sobre la Tierra». 

Pero toda cohabitación está expuesta al conflicto; la circunstancia que provocó el primero fue una  consecuencia del precario estado de la ciencia: la religión, que desató la Primera Guerra Saurio-fórmica en los antaño aliados. Solo la amenaza de la MAD (Destrucción Mutua Asegurada) facilitó el armisticio y la reanudación de la colaboración; con ella, la evolución, detenida por el enfrentamiento, se reestableció.

El progreso se materializó en la aparición de la sociedad de la información, pero con algunas diferencias: la sáurica conseguía la energía de los recursdos de la tierra, mientras que la fórmica usaba energías renovables. Por otra parte, el Imperio Sáurico se escindió en varios territorios que entraron posteriormente en guerra, que solo cesó cuando llegó, de nuevo, el momento de la MAD; la Federación Fórmica, en cambio, se mantuvo unida en todo el mundo. Para solucionar el conflicto e intentar evitar el fin de la biosfera por el abuso de los recursos naturales, el imperio fórmico se declaró en huelga; la paralización de la civilización que conllevó esta huelga desató la Segunda Guerra Saurio-fórmica; para hacer frente a la invencible fuerza bruta de los dinosaurios, las hormigas sacaron provecho de su inteligencia: la Federación Fórmica preparó una serie de sabotajes que devolvería a los dinosaurios a la situación antecivilizatoria, aunque algunos científicos temieron las consecuencias de esa involución para la civilización fórmica. Mientras los fórmicos empezaron a plantearse una Solución Final que acabaría con la colaboración entre especies, los dos Imperios Sáuricos consiguieron, ambos, el arma definitiva que podría acabar no solo con la civilización sino con la vida en el planeta, y confiaron que la doctrina de la MAD mantuviera la paz; pero lo malo de plantear el peor escenario es que, al hacerlo, este se hace posible.

Otros recursos relativos al autor en este blog:

Notas de Lectura de La esfera luminosa

Notas de Lectura de La Tierra errante

Fe de Lectura de Sostener el cielo

Notas de Lectura de El problema de los tres cuerpos. Trilogía Los Tres Cuerpos I

Notas de Lectura de El bosque oscuro. Trilogía Los Tres Cuerpos II

Notas de Lectura de El fin de la muerte. Trilogía Los Tres Cuerpos III

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