28 de febrero de 2015

Lecturas de febrero

La verdadera historia de la nariz de Pinocho. Leif GW Persson. Grijalbo, 2015
Traducción de Francisca Jiménez Pozuelo
Evert Bäckström es un comisario de la policía sueca machista, corrupto, marrullero e impresentable, pero sus aventuras, que parecen extraídas de un hipotético anti-manual de policía, quizás por eso, son sumamente divertidas, hasta el punto de que más que novela negra se trata de parodia de novela policíaca. Unos compañeros "maricas" -que ni beben, ni comen y llevan una vida sana-, unas compañeras "lesbianas" -las que no se sienten desfallecer ante su presencia-, unos inútiles incapaces de atarse los cordones de sus zapatos, no hacen más que interrumpir su descanso, sus citas o sus momentos de reflexión, esta vez intentando resolver el asesinato de un abogado de la mafia implicado en el tráfico de obras de arte, con unos iraníes sospechosos, un capo sueconapolitano emparentado con la nobleza sueca y con la posible implicación de miembros de la corona. Desternillante.
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Las luminarias. Eleanor Catton. Ediciones Siruela, 2014
Traducción de Celia Montolío
Las luminarias (The Luminaries, 2013, novela ganadora de la edición de ese mismo año del Booker Prize) es a la vez una novela victoriana, un tratado de astrología, una narración de aventuras, un relato de iniciación, una fábula moralista, una leyenda de pioneros, en la que nadie es quien dice que es, ni se llama como dice que se llama, ni ha hecho lo que dice que ha hecho -y sí, en cambio, es culpable de lo que niega-, ni conoce a quien dice que conoce. Las luminarias -que la propia autora calificó como a publisher's nightmare- es una obra de una extensión considerable y de una complejidad estimulante, puede considerarse un cumplido y logrado homenaje a las novelas de aventuras del siglo XIX, pero también es, por encima de cualquier otra consideración, una maravillosa apología de la mentira.
Reseña completa en: http://jediscequejensens.blogspot.com.es/2015/02/las-luminarias.html
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La passion de Dodin-Bouffant (cómic). Mathieu Burniat.  Dargaud, 2014
Interpretación libre en cómic del clásico de la literatura gastronómica francesa La Vie et la Passion de Dodin-Bouffant, gourmet de Marcel Rouff. Dodin, un gourmet del más puro estilo francés, desolado por la catástrofe de la desaparición de su cocinera, verdadera alma mater de sus sesiones gastronómicas, lleva a cabo un exigente proceso de selección para escoger a su sustituta, que deberá plegarse a sus exigencias y escapar de la tentación que supone la insuperable oferta de un príncipe gourmand. Un dibujo de línea clara con un buen sentido de la caricatura, un guión minuciosamente adoptado a la especificidad del cómic y una recreación de platos y preparaciones -impagable la del pot-au-feu- para un homenaje a la cocina francesa y a sus grandes valedores, los gourmets.
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Los papeles de Mudfog. Charles Dickens. Editorial Periférica, 2014
Traducción de Ángeles de los Santos
Conjunto de textos cortos, algunos recogidos bajo el título de "Los papeles de Mudfog" y otros independientes, publicados en una revista en la época en que Dickens comienza a ser un autor popular. Mediante el pertinente uso de una fina ironía, satiriza unas costumbres que ya eran anacrónicas en el siglo XIX y se burla de la vida provinciana cuando ésta toma Londres como modelo e intenta emularla. Desde las sociedades "científicas" hasta la dietética, la homeopatía, la estadística, la educación infantil, la política -y los políticos- y la corrupción, la impostura de la clase pudiente, la adulación, la estupidez de la burocracia y la inanidad de las instituciones, el maquinismo y la deshumanización que trae consigo el progreso, nada se libra de la mordacidad de un escritor que, con el tiempo, se convertirá en uno de los gigantes de la novela como género. Curioso.
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El dedo en la boca. Fleur Jaeggy. Alpha Decay, 2014
Traducción de María Ángeles Cabré
¿Quién es Lung -aunque uno se ve tentado a formular la pregunta como ¿Qué es Lung?-? ¿Quién habla? ¿Quién es el narrador? ¿A quién hablan? ¿Qué relación tiene con Lung? ¿Qué le sucede a Lung?  ¿Que se chipa el dedo? Bien, ¿y qué más? ¿Qué se esconde tras esa costumbre? ¿Nos encontramos ante el desvarío de una mente enferma, o es que se trata de una gran metáfora cuyo sentido no logramos desentrañar? Algo indefinible, o muy oculto, tiene la literatura de Fleur Jaeggy, ya desde ésta su primera novela, para lograr provocar ese estado de inquietud y desazón en el lector, algo que no parece estar ni en el tema -al menos, completamente- ni en la forma de tratarlo -o no sólo-, sino en una hábil manipulación oculta de la combinación de ambos. Jaeggy es la artífice de una narrativa huidiza que lleva de la mano al lector por caminos progresivamente más enmarañados hasta que el guía desaparece y el atónito paseante se da cuenta de que se ha extraviado porque además de no conocer el camino de salida es incapaz de desandar lo andado y volver al punto de partida. Inquietante.
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Lejos de ellos. Laurent Mauvignier. Cabaret Voltaire, 2014
Traducción de Javier Bassas Vila
Todas las familias son una bomba de relojería cuyo mecanismo de explosión, camuflado, puede ser activado involuntariamente en cualquier momento, pero que se evita accionar porque nadie, ni tan sólo el verdugo, se salva de la deflagración. Hablar es una actividad peligrosa porque puede matar al interlocutor; pero callar también, porque al que mata es al que se mantiene en silencio.
Mauvignier escribe un conjunto de monólogos que inciden en las flaquezas de unas vidas sin objetivo a las que el lastre del pasado y la jaula de las convenciones impiden mirar hacia el futuro con cierto grado de esperanza; monólogos que desnudan las vergüenzas de las vidas convencionales para las cuales cualquier intento de transcendencia es una traición: una andanada de imprecaciones, una ráfaga de inculpaciones, una salva de excusas, una descarga de justificaciones, un permanente asedio que disimula la debilidad de los argumentos, la ligereza de las convicciones, la inexistencia de objetivo, la vida sin vida. Y cuando llega la tragedia, claro, no hay más que dolor, autoinculpación y tristeza. Y silencio.
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La noche del Morava. PeteHandke. Alianza Editorial, 2013
Traducción de Eustaquio Barjau
Con mucha dificultad pueden encontrarse en la literatura deHandke trazos de narraciones de hechos, conflictos convencionales o caracterizaciones usuales de los personajes. Sus libros más narrativos son protagonizados por un solo sujeto que acostumbra a emprender un viaje en el que sí es cierto que le suceden cosas pero cuyo objetivo principal es observar, informar de lo observado y reflexionar sobre ello. El lector tiene la sensación de perderse entre símbolos, de leer un texto en clave cuyas metáforas le rehúyen; intenta leer entre líneas y descodificar el mensaje que Handke oculta, y tampoco lo consigue. Es posible que La noche del Moravia sea un gran enigma, pero el lector perderá el tiempo si busca encontrarle una respuesta, si rastrea en la narración del autor coincidencias con la biografía del propio Handke; su prosa, tan rica en sintaxis como en evocaciones, enmarca justamente una búsqueda y, como una recherche du temps perdu, bucea en los prejuicios, los defectos y las carencias que los seres humanos arrastramos desde la expulsión del paraíso, sea éste lo que sea y caso de que haya existido alguna vez. Yerra quien busque en la profundidad de la prosa de Handke alguna respuesta: la habilidad del austríaco no está ahí sino en plantear, siempre, las preguntas pertinentes. Hipnótico.
Reseña completa en: http://jediscequejensens.blogspot.com.es/2015/02/la-noche-del-morava.html
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La estrella de Ratner. Don DeLillo. Seix Barral, 2014
Traducción de Javier Calvo
Pues resulta que la historia consiste en los avatares de un jovencísimo matemático Premio Nobel de 14 años y de varios científicos que se enfrentan a un indicio de comunicación extraterrestre, un código numérico que deberán descodificar y traducir, encerrados en un complejo científico que los aísla de la contaminación exterior y de las temidas filtraciones. Con posterioridad, una vez parece que el código ha sido descifrado y se ha hecho presente el clímax y punto central, si existe, de la novela, el discurso de Ratner, el objetivo de la investigación se dirige hacia la construcción de un lenguaje puramente lógico con el que comunicarse con posibles inteligencias extraterrestres. 
¿Es La estrella de Ratner una novela sobre las matemáticas y la astronomía? ¿Una novela de ciencia-ficción que no acaba de empezar nunca? ¿O la parte científica y técnica es solamente un Macguffin que sirve de introducción a la verdadera trama? Aunque, si eso es cierto, ¿cuál es la trama, dónde está, cuándo se manifiesta? Tal vez se trate, en definitiva, de una novela de humor, es decir, que narra situaciones graciosas, grotescas o ridículas -pongan ustedes los sinónimos que prefieran...- al estilo de los clásicos; o tal vez se trate de una broma, de una infinita broma de proporciones gigantescas que no deberían perderse.  Desconcertante.
Reseña completa en: http://jediscequejensens.blogspot.com.es/2015/02/la-estrella-de-ratner.html
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Pioneros de la ciencia ficción rusa, Volumen II. VV. AA. Alba Editorial, 2015
Selección y traducción de Alberto Pérez Vivas
Segundo volumen antológico de cuasi-desconocidos autores de la primera mitad del siglo XX, pre y post-revolucionarios, de una ciencia ficción mal conocida en occidente, si se compara con los precursores norteamericanos, y peor valorada. Unos relatos en los que están ya presentes los grandes temas del género, pero que destacan por dos aspectos diferenciales: la lectura entrelíneas, con un componente muy importante de crítica -que posteriormente radicalizarían autores como Lem y los hermanos Strugatski- que muestra las características de una sociedad muy peculiar; y el aparente candor, visto desde la perspectiva contemporánea, del tratamiento de los temas. Curioso.
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Que nadie se mueva. Denis Johnson.  Random House Mondadori, 2012
Prólogo de Rodrigo Fresán. Traducción  de Javier Calvo
La poética del caído es una constante en la literatura de Johnson, esta vez en forma de novela negra canónica: a medida en que van cerrándose las puertas de la redención, el perdedor no tiene solamente menos salidas si no que las que le van quedando son precisamente las peores. Johnson toma prestados los clichés de la novela negra norteamericana clásica para urdir una historia cuya trama nos suena haber leído en multitud de ocasiones pero cuyo tratamiento, más allá de la parodia, cumple a la perfección la recreación de la atmósfera que rodea a la acción mediante la exposición de una violencia implícita, lograda mediante la interrupción de las escenas antes de alcanzar el clímax; un sólido mantenimiento del tono independientemente de lo descrito, con una cuidada frialdad; y, sobretodo, con ese dominio de los diálogos, secos y cortantes como golpes de machete. Un ludópata arruinado acosado por una deuda que no puede satisfacer y una "alcohólica al treinta por ciento" divorciada en busca del fruto de la corrupción de su ex-marido. Y saltan chispas, claro.
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Diarios III (2008-2010). Iñaki Uriarte.  Pepitas de Calabaza, 2015
Cero retórica, cero imposturas; confesiones, las justas, arrepentimientos, los necesarios; creencias, las imprescindibles, perdones... más vale olvidar. Si los Diarios son la versión escrita del diálogo con uno mismo, Uriarte lleva ya tres excelentes volúmenes haciéndonos partícipes de esas conversaciones aunque, en realidad, no es con sí mismo con quien dialoga sino con los lectores que nos asomamos a su vida como quien espía por el ojo de una cerradura. Los Diarios bien entendidos se escriben para ordenar los propios pensamientos, para fijar posiciones, para plantear hipótesis, pero también para confrontar y discutir con un interlocutor ajeno -y ausente- acerca de ciertas dudas, todo ello, a diferencia de las antologías de aforismos, con un componente temporal que les confiere, sobretodo, la posibilidad, tan humana, de contradecirse. Uriarte, descreído pero no cínico, consigue hacerse próximo y envolver al lector, mediante una improbable mezcla de Montaigne y Josep Pla,  con una ineluctable red de complicidad. Inteligente.
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Aventures d’un rodamón il·lustrat a la recerca de mecenes que li subvencionin una vida còmoda i sense entrebancs amb una única condició: que sigui lluny de casa. El periple inclou Mèxic -Pedros Páramos i estudiants permisives-, Boston -llit estret i pitrera king size-, Nova York -Guernica i gais demòcrates que voten a Reagan-, Bordeus -la lectora d’espanyol melòmana-, i, finalment, Nàpols -l’amfitrió complaent-, amb desengany amorós inclòs. I una altra escapada que s’albira a l’horitzó: Lisboa; però això formarà part d’un altre llibre. Foraster diu que ni tot és veritat ni tot és mentida, però el llibre es llegeix amb la facilitat que dóna veure’s reconegut en alguns passatges i reconèixer als protagonistes en alguns altres. En tot cas, la caracterització caricaturesca dels personatges -inclosa l’opció del narrador que es dirigeix al protagonista amb un descarat desvergonyiment- provoca una inesperada simpatia del lector, inesperada perquè res del que fan ni del que diuen els en fa mereixedors; i és aquest mateix caire humorístic, gairebé sardònic, de l’erudició del protagonista, el que el fa evitar qualsevol rastre de pedanteria i provoca la inevitable simpatia del lector.
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24 de febrero de 2015

La estrella de Ratner

La estrella de Ratner. Don DeLillo. Seix Barral, 2014
Traducción de Javier Calvo
"Era asombrosa la frecuencia con que la gente de aspecto amable resultaba estar loca. Billy se preguntó con gravedad si las cosas habían llegado a degenerar tanto como para que la gente loca y la gente amable fueran lo mismo."
14. Primera aproximación

¿Les gusta a ustedes el rugby? No ese violento y testosterógeno sucedáneo que los norteamericanos llaman football, sino el deporte original, ese que también se juega con una pelota ovalada pero que no se puede echar adelante con la mano. Ése. Aparte de la cuestión dinámica, el rugby, a diferencia de lo que parecería a primera vista -pillar, como sea, al jugador que lleva el balón-, es un juego con una reglamentación escrita harto compleja y con un arsenal de reglas tácitas apabullante. Solamente los verdaderos aficionados y los acérrimos partidarios de ese deporte, aparte de los directamente implicados, conocen a la perfección esa reglamentación. Sin embargo, es posible sentarse delante del televisor o asistir a un terreno de juego -recomiendo pasar los Pirineos para esa segunda opción- y disfrutar del juego. Sin tener ni idea de las reglas. Sin saber siquiera cuantos jugadores forman cada equipo. Sin entender nada de lo que dice el árbitro por la megafonía del estadio. Pruébenlo. Les encantará. ¿Y el tenis? ¿Qué sucede con el tenis? En cuanto a las reglas, exactamente lo contrario -excepto la frivolidad del conteo-: no es necesario un IQ superior a 50 para aprenderlas en poco más de 30 segundos. Pero asistir como espectador a un encuentro de tenis -y no contemplo ni como posibilidad el verlo en televisión, a menos que se busque un efecto narcotizante- es una de las experiencias más aburridas, soporíferas y alienantes que se pueden soportar. Y eso conociendo las reglas a la perfección. Pues bien, La estrella de Ratner (Ratner's Star, 1976) es un partido de rugby.

          "-Pues no es la única cosa que lleva mi nombre. También hay una convención médica,
            dos centros de investigación y una clínica sanitaria gitana.
          -¿Es usted gitano?
          -No practicante.
          [...]
          -¿Cómo se puede ser gitano no practicante?
          -Pues suele bastar un simple comunicado." 
http://www.abc.net.au/news/2012-08-17/147998644jpg/4206092
28. Segunda aproximación

¿Han usado ustedes alguna vez un traductor automático? Esos que escribes en un recuadro un texto en un idioma y, automáticamente, lo traducen al idioma deseado. Les recomiendo la experiencia, siempre y cuando no se trate de un trabajo serio o tenga que ver con algún aspecto profesional. A pesar de que con el tiempo esos mecanismos han ido refinándose, no han podido evitar el principal handicap -no pongan eso en el traductor, eso hay que buscarlo en el DRAE-: el robot es incapaz de percibir el contexto. Es hábil a la hora de traducir las palabras -aunque es incapaz de valorar las acepciones-, y generalmente acierta, pero a menudo el texto resultante de la traducción es ininteligible aunque las palabras, aisladamente y una detrás de otra, sí son comprensibles. Si no han usado ustedes nunca un ingenio de ésos, prueben a leer e intenten descifrar -en la sección que dice que están las instrucciones en español- algún manual de cualquier artefacto electrónico que hayan adquirido recientemente; el efecto es el mismo. Pues bien, les aseguro que he caracterizado correctamente a todos los personajes de La estrella de Ratner, que he comprendido todos los episodios de la primera parte y las intervenciones de la segunda, que he asimilado la mayoría de planteamientos científicos y matemáticos y distinguido los espurios de los ciertos, que no padezco grandes problemas de comprensión lectora ni TDA -ni H-, pero.
"Mucha gente muere mientras está practicando el coito sexual -dijo el jesuita-. Es una actividad que ejerce presión sobre el corazón y provoca paradas cardíacas. El sexo no debería ser nunca furtivo. Eso causa todavía más presión. Si hay que practicarlo, se tiene que practicar con un cónyuge, en la cama y en medio de una atmósfera de amor y confianza mutuos. Hay que evitar la técnica. La técnica causa muchos problemas. La técnica puede matar. Si durante el coito se producen palpitaciones del corazón, hay que interrumpirlo de inmediato y pensar en los gusanos parásitos que infestan el canal anal. Es lo que denominamos contención análoga por medio de ideas. Si, al interrumpirte, no consigues ni por medio de la pura fuerza de voluntad ni de la imaginación cancelar el impulso de emitir, entonces has de efectuar tu emisión dentro de un vaso limpio o frasco de especímenes desinfectado y dejado junto a la cama a este fin. No te deshagas de tu emisión. Llévasela de inmediato a tu esposa  y ayúdala en la ingesta uterina  inmediata y directa de tu emisión, valiéndote de cualquier medio no mecánico que sea necesario para garantizar que la fertilización de que la fertilización no quede impedida. Se trata de distinciones sutiles pero emocionantes. Si el derrame de tu emisión es voluntario, como fin o como medio, habrás cometido el mayor de los pecados."
Pero soy incapaz de deducir de qué va la novela ni qué quiere explicarme DeLillo aunque la he terminado, me ha encantado, y estoy convencido de que si su extensión, en lugar de 548 páginas, fuera de 52.137, mi juicio no cambiaría.


Stately, plump Buck Mulligan came from the stairhead, bearing a bowl of lather on which a mirror and a razor lay crossed.
Señorial, regordete Buck Mulligan vino del stairhead, teniendo un plato de espuma sobre el que yacían cruzaron un espejo y una navaja.
Traducción de la primera frase de un clásico llevada a cabo mediante un traductor automático

57. Tercera aproximación

Imaginen que ustedes son, en lugar de españolitos de 2015 derrengados por la crisis y más ateos que Sylvain Maréchal, unos rubicundos californianos melenudos y multiadictos de 1976 a quienes, bajo los efectos del ácido, les es revelado que son El Nuevo Mesías -o, en su defecto, Elías regresado; eso dependería de la calidad de la sustancia-, que tienen que darse a conocer a la humanidad y fundar una doctrina del tipo cómo-ser-uno-con-el-universo con cierta celeridad. Necesitarían, por supuesto, El Libro -ninguna religión que se precie puede prescindir de El Libro, aunque a menudo excluyan los libros-, pero la tarea de expansión de la Doctrina -piensen que estamos en 1976, así que nada de internet ni de redes sociales ni de debates televisivos, y eso de la escritura, por más que sea inspirada por El Gran Ser Autónomo de la Estrella de Ratner, nunca ha sido su fuerte- apenas les deja tiempo para atender a la revelación. La estrella de Ratner es El Libro que necesitarían, la Piedra sobre la que construir su Iglesia -y no se preocupen por la originalidad, tampoco su religión sería la primera que se apropiara y fundara su Doctrina en Un Libro ya escrito-, un documento fundacional -revelado, no escrito, esto es fundamental- de su nueva secta milenarista abierto a la exégesis new age de los nuevos veganos, los neo-rurales y la babeante incondicionalidad de unos cuantos psicoanalistas argentinos. ¿No alcanzan ustedes a ver a las multitudes de adeptos tatuándose en los lugares más inverosímiles el Sagrado Símbolo Revelado? ¿Y una página web dedicada a vender su merchandising, tazas, camisetas, cintas para el pelo? 
"Giras de conferencias, tertulias en la tele, una biografía rápida, camisetas y chapas graciosas. Solamente los derechos secundarios ya nos podrían mantener durante años. Patrocinios, rompecabezas, juegos, elepés de matemáticas... El talento es obvio, está ahí, tienes el bulto. Te imagino derrotando a los mayores matemáticos adultos del  mundo en una serie de enfrentamientos internacionales. Con problemas diseñados por un comité de expertos distinguidos. Con amplia cobertura mediática [...]. Grupos de discusión, conferencias, relojes de pulsera, chapas graciosas, debates. ¿Acaso puede salir mal? Te imagino vestido con un quimono de lamé plateado o con un poncho de vinilo."
¿No se imaginan las marchas de antorchas ceremoniales en peregrinación al monte Palomar, multitudinarias reuniones de fieles al pie de los Andes, entrevistas al gurú en prime time en la Fox y unas cuantas Contras de La Vanguardia?

Proyecto Logicon menos uno

Ah, bueno, el Proyecto, claro... Pues resulta que la historia consiste en los avatares de un jovencísimo matemático Premio Nobel de 14 años y de varios científicos que se enfrentan a un indicio de comunicación extraterrestre, un código numérico que deberán descodificar y traducir, encerrados en un complejo científico -al más puro estilo reality show que se desarrollará y tendrá su máximo exponente en la sociedad mediática del siglo XXI- que los aísla de la contaminación exterior y de las temidas filtraciones. Con posterioridad, una vez parece que el código ha sido descifrado y se ha hecho presente el clímax y punto central, si existe, de la novela, el discurso de Ratner, el objetivo de la investigación se dirige hacia la construcción de un lenguaje puramente lógico con el que comunicarse con posibles inteligencias extraterrestres. Pero esto, se lo aseguro, no tiene ninguna importancia porque el lector desprevenido -y les aseguro que todo intento de prevención es inútil- se encuentra con dos niveles de dificultad: por una parte, una dificultad aparente -aparente porque sólo afecta al discurso interno de la novela- que componen los conceptos y la jerga científica, matemática y astronómica, ya que gran parte de ellos son, para cualquier lector mínimamente versado en esas cuestiones, o elementales y enunciados de forma paródica o directamente paródicos; por otra, una dificultad real, esa sí, consistente en el escollo de poner en relación los distintos episodios e intentar encontrar las conexiones, en definitiva, saber de qué narices va eso.

¿Es La estrella de Ratner una novela sobre las matemáticas y la astronomía? ¿Una novela de ciencia-ficción que no acaba de empezar nunca? ¿O la parte científica y técnica es solamente un Macguffin que sirve de introducción a la verdadera trama? Aunque, si eso es cierto, ¿cuál es la trama, dónde está, cuándo se manifiesta? Tal vez se trate, en definitiva, de una novela de humor, es decir, que narra situaciones graciosas, grotescas o ridículas -pongan ustedes los sinónimos que prefieran...- al estilo de los clásicos; o tal vez se trate de una broma, de una infinita broma de proporciones gigantescas que no deberían perderse. 
"No hace falta poner por escrito las palabras. Tú ya sabes qué aspecto tendrá cada página, y con saber eso ya basta. En realidad no hay más que eso. Existe toda una clase de escritores que no quieren que sus libros se lean. Hasta cierto punto, eso explica su prosa enloquecida. Si formas parte de esa clase de escritores, expresar lo expresable no es la razón de que escribas. Hasta resulta vagamente embarazoso que te entiendan. Lo que quieres expresar es la violencia de tu deseo de que no te lean. Es la fricción del público lo que enloquece a los escritores. Esa gente va a leer lo que escribas. Y cuanto más entiendan ellos, más va a enloquecer tú. No puedes permitir que sepan de qué estás escribiendo. En cuanto lo sepan, estás acabado. Si formas parte de esa clase, lo que tienes que tienes que hacer es o no publicar o asegurarte del todo de que tu obra deje a los lectores tirados por los márgenes."
¡Ahá!

Otros recursos referentes a Don DeLillo en este blog:
"Hace ya algún tiempo que tengo la sensación de que tanto novelistas como terroristas se encuentran inmersos en un juego de habilidad 
Mao II. Don DeLillo. Traducción de Gian Castelli Seix Barral, 2013. Deslumbrante análisis del proceso creativo en un mundo en el que las referencias están en constante cambio. 
Americana · Don DeLillo. Traducción de Gian Castelli Gair Seix Barral, 2013. Primera novela, felizmente recuperada, del autor de lengua inglesa con una trayectoria literaria más coherente; 
La calle Great Jones. Cuando DeLillo se sumerge en la decadencia de la sociedad urbana del siglo XX, desmenuza a sus protagonistas y destroza los tópicos, el lector está de enhorabuena
El ángel Esmeralda. Don DeLillo, Seix Barral. Uno de los novelistas norteamericanos vivos más reconocidos se mide en la corta distancia en este volumen con sus relatos completos
Libra. Don DeLillo, Seix Barral, 2015. Traducción de Margarita Cavándoli ...

18 de febrero de 2015

La noche del Morava

La noche del Morava. Peter HandkeAlianza Editorial, 2013
Traducción de Eustaquio Barjau
Un escritor que ya no escribe convoca a unos cuantos amigos para pasar la noche en un barco-vivenda amarrado en la orilla del río Morava -"La noche del Morava" es, aparte del título del texto (Die morawische Nacht, 2008), el nombre de esa embarcación-; con intervenciones sucesivas, que no con diálogo, el autor y los invitados van tejiendo una red de narraciones cuyo objeto es el relato del viaje -en algunas etapas del cual han coincidido alguno de los invitados, que toma la palabra cuando se relata la etapa en cuestión, relevando al "narrador oficial", otro invitado, éste sin identificar, que es el que lleva el peso del relato-  realizado por aquél a través de Europa, en búsqueda de sus raíces genealógicas e históricas, un viaje circular, que irremediablemente comienza y finaliza en el mismo punto, en busca de sí mismo, huyendo de un peligro indefinido.
"¿Pero, claramente, esto sólo ocurría en la fantasía del narrador? Fue así, le hizo saber al que de entre nosotros le interrumpía con preguntas. ¿Fantasía? Y si lo fuera... ¿Y por qué "sólo"?"
En ese viaje, el esqueleto sobre el que se sustenta el texto, el viajero, que evita grandes aglomeraciones y viaja a pie o en transporte colectivo, se relaciona principalmente con personajes marginales, tal vez porque los únicos seres humanos que le puedan aportar algo de provecho sean las personas que la sociedad, o mejor dicho, el sistema, ha relegado a los márgenes, permitiéndoles así, a su pesar, una inesperada independencia gracias a la cual pueden mirar y juzgar desprejuiciosa y objetivamente, igual que sucede en algunas antiguas culturas que dan a los locos y desviados, los marginales, un valor especial porque se les cree conectados con los dioses.

Todo viaje es una huida. Una huida de un lugar o de un pasado que se ha convertido en una amenaza, un tiempo en el que ya no nos reconocemos o ya no somos reconocidos, un lugar que el tiempo ha transformado en un no-lugar, en el que ya no somos sino que nos limitamos a estar. O una huida hacia un lugar en el que renovar nuestras esperanzas, enfrentar retos para los que nos creemos capacitados, incluso buscar líneas de horizontes desconocidos, nuevas tierras, nuevas gentes, o una soledad nueva, por estrenar; o hacia un tiempo nuevo, una huida en busca de un futuro sin anclajes, sin condicionantes, rompiendo  la cadena de circunstancias, cambiando el sentido de giro de la rueda sin retroceder.

"Luego ocurrió también que lo que él percibía en cada uno de sus pasos se iba transformando en un  monólogo silencioso, no en una conversación consigo mismo, sino en una que se dirigía siempre a la "persona de referencia", que estaba lejos [...]".
Una huida de los viejos fantasmas que uno creía desaparecidos para siempre, pero que han revivido espoleados por la sed de poder y por ese miserable cambalache en que se ha convertido la política: la superioridad de una pretendida raza, la megalomanía colectiva de un pueblo, la superstición de una etnia, la unidad de destino de una nación; en definitiva, el odio hacia el otro.
"¡Ah, todos los que agitan de un lado y de otro las raíces de su origen, como si fueran látigos...!"
Ruinas de la Numancia romana.
http://es.wikipedia.org/wiki/Numancia
La pérdida de la independencia, materializada en una relación con una mujer, imprescindible para mantener alerta la pulsión creativa -¿misoginia?- se codifica como el símbolo de una enajenación a la que es imposible hacer frente, una acción que comporta  consecuencias ineluctables, que no puede obviarse voluntariamente. Pero también hace referencia al efecto moral generativo de la renuncia, con claras raíces que el cristianismo ha hecho suyas; en este caso, la preponderancia del arte frente a la vida. La negación por la imposibilidad de convergencia, dos seres que serían siempre dos seres, en una proximidad física que jamás se vería compañada de una proximidad espiritual, una inevitable desincronización incluso ante la coincidencia de intenciones; y la incapacidad de comunicación.
"[...] en aquel momento él pensó que una pureza como ésta era demasiado para él, y que él a esta mujer no la merecía. "No", dijo entonces la extraña, "allí no pensaste en esto para nada, y si lo pensaste fue sólo en un único momento, y luego lo olvidaste enseguida, en tu eterna idea de que ninguna  mujer, absolutamente ninguna, te merece, ninguna mujer es digna de un hombre como el hombre que tú eres [...]". 
Todo viaje es también un  regreso a los orígenes, por más que el presente, con fría insistencia, reclame su cuota de existencia: los orígenes propios o los familiares, los orígenes físicos, hasta el límite más allá del cual la identidad se desvanece; pero también los orígenes intelectuales, el camino hacia atrás en busca de la fragua donde se forjó la otra identidad, la verdadera, la única que distingue.

A medida en que uno se acerca a ese territorio primordial, siente el peso del sentimiento ambivalente de atracción -la búsqueda de respuesta a la pregunta "¿de dónde vengo?"- y repulsión -"no me une ninguna circunstancia con la gente con la que lo comparto"- con respecto al origen. La fuerza centrípeta y la centrífuga en busca de un equilibrio inalcanzable, y la imposibilidad de permanecer quieto en un lugar que puede considerarse como propio: es decir, el exilio permanente como único destino.
"¿Por qué, desde que he llegado aquí, al país de nosotros dos, me asusta tanto emprender el camino que lleva directamente a casa, al pueblo de donde provengo, o a lo que queda de él? ¿Por qué estoy dando un rodeo tras otro, emprendiendo una excursión tras otra para ir posponiendo la entrada en la casa en la que nací¿ ¿Por qué se me antoja que allí me iba a acercar a una zona prohibida? ¿A una zona de "peligro de muerte?".
El Harz.
http://en.wikipedia.org/wiki/Harz#mediaviewer/File:Im_Harz.jpg
El regreso al origen es también un reencuentro con individuos con los que un día se tuvo algo en común y que no sólo el tiempo ha alejado, un reencuentro artificial porque nadie es ya aquél que fue -sólo conserva el nombre; a menudo, sólo es reconocible por el nombre- por más que guardemos su recuerdo inalterado, pero tampoco en el caso de personajes públicos cuya estela hayamos podido seguir. Nuestra visión siempre estará contaminada por el prejuicio del recuerdo; así que estos reencuentros deben limitarse lo más posible tanto en cantidad como en duración.
"Era agradable encontrarse entre los suyos -así es como lo sentía aún, cosa rara, aunque estuviera fuera de juego-, pero durante el menor tiempo posible, es decir, sólo de paso. Antes habían sido tres los que, en la región por la que se estaba moviendo en aquel momento, se habían granjeado un nombre como autores, como se decía. ¡Ah, un nombre! ¡Ah, sí, los nombres! Cuánto bien se hacía también, andar sin ser nadie, a través de la noche, en medio de la oscuridad [...]".
A medida en que el personaje se acerca al centro, pues su viaje ha parecido más una espiral centrípeta que un círculo, aumenta la sensación de amenaza, el peligro parece más cerca, en contra de lo supuesto: serenidad ante lo desconocido, peligro ante lo conocido.
"¿Entonces, todo se le ponía en contra? ¿Todas las cosas y todos los seres vivos estaban en contra entonces de que entrara en lo que en una ocasión, en silencio, había llamado su "centro" y en otra ocasión su "arca"?
El extrañamiento se acentúa cuando se toma el camino hacia "el hogar", cuando este concepto lleva aparejadas consecuencias indeseables como la posibilidad de ser identificado -de nuevo, problemas con la identidad- de acuerdo con unas coordenadas que no se está dispuesto a asumir. Por esa razón se manifiesta a menudo ese molesto extrañamiento, la sensación de ser distinto-entre-iguales cuando todo presupone que es el lugar el que dota de identidad a sus miembros, que renuncian a su individualidad. Así, la sensación de aislamiento se acentúa en aquellos lugares y situaciones especialmente diseñados para evitarla.

Sin embargo, el viaje debe acabar, del mismo modo que debe cumplirse el destino: entrada en el pueblo de sus orígenes y visitas a los muertos, sus antepasados; su casa, donde pasó la niñez y donde encuentra a su hermano, el único familiar vivo: un regreso al pasado, filtrado por el tamiz del presente, que acaba decepcionando siempre porque, a pesar de cerrar  ciertas heridas, siempre permanece la cicatriz de no poder subsanar los errores en su origen.

Y finalmente, ahora sí, el regreso al Morava, el definitivo cierre del círculo, con una visión inédita facilitada por el contraste con los lugares visitados, y nuevo -y definitivo- cierre sobre sí mismo.
"Nunca mostraba afecto alguno por sus contemporáneos. En cambio, se entusiasmaba viendo una luciérnaga, un erizo, un  riachuelo con trozos de mica en el fondo, una calle antigua, una boñiga de vaca, el remolino en el cabello de un niño, el color rojo de la marga, el blanco de una flor de membrillo."
El río Morava en Eslovaquia. Foto: Alamy
El escritor debe mantenerse ajeno a lo que escribe: sólo de este modo su observación puede ser objetiva y mantenerse incontaminada. La no-pertenencia es la clave para conseguir una perspectiva válida y para acercar el objeto al lector: no tanto independencia, que también, sino asepsia, higiene:
"Si quería ser alguien que escribe, pensaba o soñaba despierto, aquél cuya huella lleva grabada, por lo menos de un modo esporádico -le gustaba emplear esta palabra, tomándola del archipiélago del mar Egeo-, tenía que mantenerse la margen de todo." 
Handke, que arrastra una funesta reputación debido a la mala comprensión de su postura, políticamente incorrecta por ir en contra de lo establecido y por hacerse preguntas incómodas, con respecto al conflicto de los Balcanes (Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Morava y Drina, o justicia para Serbia (Eine winterliche Reise zu den Flüssen Donau, Save, Morawa und Drina oder Gerechtigkeit für Serbien, 1996; Sommerlicher Nachtrag zu einer winterlichen Reise, 1996), Preguntando entre lágrimas. Apuntes sobre Yugoslavia (Unter Tränen fragend. Nachträgliche Aufzeichnungen von zwei Jugoslawien-Durchquerungen im Krieg, März und April 1999, 2000), tiene al nacionalismo como una de sus bestias negras, carga sin piedad contra cualquiera de los disfraces con los que éste se puede ataviar; particularmente, el del odio hacia el extranjero, no tanto el que se halla más allá de las fronteras, sino sobretodo el extranjero interior, los pertenecientes al "segundo pueblo", un odio cerval que se ha independizado de cualquier motivo y que se ha convertido en un elemento vital que se transmite de padres a hijos como se transmiten las formas de supervivencia:
"Ah, nunca jamás, los padres y los abuelos, los jefes de estirpe y los dirigentes del clan, los políticos y los maestros, las estrellas del deporte y los poetas que, con la energía más concentrada, más unida, a los niños que acaban de aprender a andar y a coger cosas no les han quitado el gen de la pedrada, no han fumigado de su carne y de su sangre el automatismo de la pedrada, y que, al oído, a su oído de niños pequeños, hasta las más profundas cincunvoluciones del cerebro, hablándoles en voz baja con lenguas de ángel, sí, con lenguas de ángel, no les han quitado la cantinela machacona del oído, nunca [...]"
Con mucha dificultad pueden encontrarse en la literatura del austríaco trazos de narraciones de hechos -características de la novela en sentido tradicional, ya desde su fundación, incluso en su antecedente clásico, la poesía épica-, conflictos convencionales o caracterizaciones usuales de los personajes. Generalmente, sus libros más narrativos son protagonizados por  un solo sujeto que acostumbra a emprender un viaje en el que sí es cierto que le suceden cosas pero cuyo objetivo principal es observar, informar de lo observado y reflexionar sobre ello. No existe tensión narrativa en sentido estricto, y lo que sustituye a la trama se volatiliza y se expande bajo la mirada del protagonista, con una preocupación principal: que el lenguaje refleje con escrupulosa exactitud aquello que describe:
"Al hablarnos de él, a nosotros, los otros, evitaba la expresión "pueblo de pescadores"; hablaba de un "pueblo en el que aun vivían unos pocos pescadores", y también el cuarto donde él vivía allí n aquel año no era, digamos, alquilado en una "casa de pescadores" sino, y aquí siguió una complicada paráfrasis: "una cabaña de piedra sin luz eléctrica, donde por la noche uno se enredaba con las redes".
El lector tiene la sensación de perderse entre símbolos, de leer un texto en clave cuyas metáforas le rehúyen; intenta leer entre líneas y descodificar el mensaje que Handke oculta, y tampoco lo consigue. Es posible que La noche del Moravia sea un gran enigma, pero el lector perderá el tiempo si busca encontrarle una respuesta, si rastrea en la narración del autor coincidencias con la biografía del propio Handke; su prosa, tan rica en sintaxis como en evocaciones, enmarca justamente una búsqueda y, como una recherche du temps perdu, bucea en los prejuicios, los defectos y las carencias que los seres humanos arrastramos desde la expulsión del paraíso, sea éste lo que sea y caso de que haya existido alguna vez. Yerra quien busque en la profundidad de la prosa de Handke alguna respuesta: la habilidad del austríaco no está ahí sino en plantear, siempre, las preguntas pertinentes:
"Puedo poner nombres a las cosas, una y otra vez. Pero lo que puedo nombrar y lo que puedo decir es esto: no soy capaz de actuar. Pero tampoco quiero actuar. Lo mío es nombrar, no actuar según lo nombrado. Actuar no es mi ministerio. Soy un poeta y mi ministerio es no actuar."
Otros recursos relativos a Peter Handke en este blog:
11 Nov 2010
Peter Handke es un personaje controvertido debido a sus opiniones acerca de la guerra de los Balcanes, expuestas en varios reportajes, de los cuales están disponibles en castellano los que incluye Un viaje de invierno a ...
30 Jul 2013
Peter Handke Traducción de Ariel Magnus Selección y prólogo de Matías Serra Bradford Eterna Cadencia Editora, 2012. El escritor en trabajos de encargo; Handke es incomparable también en sus trabajos de no ficción.
31 Mar 2014
Peter Handke · Casus Belli Ediciones, 2014. Traducción de Miguel Sáenz Un hombre y una mujer en una relajada conversación de la que Handke nos esconde el contexto le sirve al austríaco para escarbar en las relaciones ...
02 Mar 2013
... masivamente sin esperanza y en silencio en las plazas mayores de los pueblos, masas de gente que no piensen en asaltos a los Parlamentos sino en una abdicación de la vida sin ceremonia y sin ruido." Peter Handke.

10 de febrero de 2015

Las luminarias

Las luminarias. Eleanor Catton. Ediciones Siruela, 2014
Traducción de Celia Montolío
"En un tribunal de justicia, el testigo jura decir la verdad: esto es, su verdad. Acepta dos parámetros. Su testimonio ha de ser toda la verdad, y ha de ser nada más que la verdad. Tan sólo el segundo de los parámetros supone un verdadero límite. El primero, por supuesto, depende en gran medida del criterio de cada uno. Cuando decimos "toda la verdad" nos referimos, más exactamente, a todos los hechos e impresiones que guardan relación con el asunto en cuestión. Todo lo que no sea pertinente no sólo es irrelevante; es, en muchos casos, deliberadamente engañoso [...] Sostengo que no hay verdades completas sino sólo verdades pertinentes; y la pertinencia [...] es sólo una cuestión de perspectiva."
Todas las novelas son mentira, la más burda de las mentiras, y todos los lectores somos unos ingenuos voraces porque, a pesar de saberlo, malgastamos una parte del tiempo que nos está asignado en prestarles atención; y, como borregos sin discernimiento,  nos creemos las aventuras de los protagonistas, nos reímos con sus gracias y nos entristecemos con sus adversidades. Y qué decir de los soberbios novelistas, esos seres avariciosos, despreciables y envidiosos que en lugar de utilizar su tiempo en realizar actividades que procuren algún tipo de beneficio al bien común y su supuesto talento en imaginar soluciones para algunos de los múltiples desafíos a los que se enfrenta a diario la humanidad, se dedican con saña a imaginar historias increíbles para sorber los sesos a los individuos perezosos y desprevenidos que, en mala hora, se han visto tentados por un título misterioso o una portada lujuriosa. 

Las luminarias (The Luminaries, 2013, novela ganadora de la edición de ese mismo año del Booker Prize) es a la vez una novela victoriana, un tratado de astrología, una narración de aventuras, un relato de iniciación, una fábula moralista, una leyenda de pioneros, en la que nadie es quien dice que es, ni se llama como dice que se llama, ni ha hecho lo que dice que ha hecho -y sí, en cambio, es culpable de lo que niega-, ni conoce a quien dice que conoce. Las luminarias -que la propia autora calificó como a publisher's nightmare- es una obra de una extensión considerable y de una complejidad estimulante, puede considerarse un cumplido y logrado homenaje a las novelas de aventuras del siglo XIX, pero también es, por encima de cualquier otra consideración, una maravillosa apología de la mentira.

Un joven, deseoso de aventuras y en busca de fortuna, llega a un poblado minero de Nueva Zelanda en plena fiebre del oro; allí, en su primera noche, mientras descansa del viaje y decide su futuro en el salón de un alojamiento público, se encuentra con una reunión de doce personajes -que compondrían las denominadas "fuerzas vivas" de la localidad- de diversa ralea y condición, que le informan de unos sucesos luctuosos que han tenido lugar recientemente en el asentamiento. Éste es el punto de partida de la narración, que se estructura, en un primer nivel de análisis, en un triple plano. Un primero, doble, se ocupa de la narración de los hechos, en primera persona del plural, acaecidos desde la llegada de ciertos personajes y, cuando la acción relatada alcanza el presente narrativo, le sucede el desarrollo de los hechos posteriores a la reunión hasta el desenlace; este plano, que constituye el grueso de la acción y que incluye el planteamiento, el nudo y la conclusión, ocupa la mayor parte del libro y, de hecho, abre y cierra la historia del modo que en una novela convencional constituiría la totalidad de la narración. Pero la historia -o, debería decirse, las historias- posee unos antecedentes que, o bien son desconocidos para el lector porque ninguno de los doce los ha vivido ni se los han contado, o bien porque la versión que nos ha llegado, al implicar a alguno de éstos, es errónea, Catton se sirve de un segundo plano que aparece una vez dada por finalizada la acción -parecen desvelados todos los enigmas y, como en toda novela victoriana que se precie, los buenos han restaurado su honor y han alcanzado su recompensa, los malos han recibido su merecido castigo y los pecadores se han redimido-, con la narración, simultáneamente convencional y nada convencional -con un magistral y retorcido uso de los resúmenes al comienzo de cada fragmento, al estilo de las novelas de caballerías- de los hechos antecedentes a esa llegada. Entre ambos planteamientos, y con presencia al comienzo de cada sección, se hace presente un tercer plano, que separa sub-temas a la vez que cohesiona las diferentes tramas y da continuidad a los diversos tiempos narrativos, y que se materializa bajo la forma de las cartas astrales correspondientes a los hechos que se narran y que incluyen a los doce (más uno) protagonistas -los personajes "estelares"- y las interacciones con el resto de personajes -los "planetarios"-.

La historia principal se teje mediante una red de relatos en los que los protagonistas adoptan su propio punto de vista pero también relatan hechos que no presenciaron, adjudicando razones, proponiendo explicaciones, especulando con las consecuencias, y juzgando a los personajes ajenos al grupo de acuerdo con sus intenciones y, más comúnmente, con sus intereses; se trata de puntos de vista falsos por parciales pero, a menudo, sin mala intención: las fuerzas vivas mienten sin saber que mienten, sencillamente porque relatan los hechos desde perspectivas erróneas. Esas mentiras, los enigmas que plantean y su desvelamiento es el verdadero juego narrativo que propone la autora al lector, la auténtica "trama": no hay recompensa sin esfuerzo y la tarea de éste es distinguir la información veraz de la falsa.
"Nadie debería hacer suya la verdad de otro hombre."
Alguien podría preguntarse qué sentido tiene escribir hoy una novela al modo victoriano; es cierto que la elección parece un anacronismo y que, a fin de cuentas, es fácil que quien escoja esta opción corra el peligro de caer o bien en el plagio -en cuyo caso la opción no tiene ningún sentido ni aporta ningún elemento aprovechable- o bien en la parodia -que debe ser manejada con mucho tino y muy dosificadamente si no quiere verse convertida en una mera anécdota, en un divertimento sin sentido-. Sin embargo, puede que en algún caso pueda mostrarse como una opción tan acertada como justificada: cuando el tema y el escenario de la novela, el momento que se escribe, se impongan sobre el momento en que se escribe: la acción situada en la época victoriana lleva a la autora a escribir, en pleno siglo XXI, una novela de estructura victoriana; y cuando se sabe materializarla con una maestría poco común -obviando ese odioso lugar común de "... en una escritora tan joven"-, echando mano de los recursos, que no por anacrónicos -dicho sea sin ningún matiz peyorativo- son inútiles. De entre ellos, la dosificación de la información -cuya referencia sea tal vez Charles Dickens, y una de las razones el hecho de publicar por entregas, con la obligación de plantear en cada una de ellas un enigma que obligue al lector a adquirir la siguiente si quiere conocer el desenlace- que fuerza a dilatar el planteamiento y a no limitar la acción a una sola trama; la conclusión prolongada a lo largo de varios capítulos y la dilación del desenlace, en el que hay que devanar la madeja urdida a lo largo de la ciclópea extensión -a la dosificación del conflicto se le suma la dosificación del desenlace-; y la caracterización de los personajes: un recién llegado inocente, una puta en vías de redención, un malvado diabólico, un muerto en extrañas circunstancias, varias suplantaciones de personalidad... y un documento determinante.

Vamos, no se repriman ni se asusten por la extensión; y si en estas Notas de Lectura han encontrado alguna razón que les disuada de abrir el libro, les garantizo que es debido a las pocas luces de este lector y a su nula capacidad para provocar su entusiasmo. Recuperen el placer de la lectura, lean Las luminarias, y déjense engañar.

2 de febrero de 2015

La soledad

H. D. Thoreau. en.wikipedia.org
"Ningún movimiento de las piernas puede aproximar dos mentes."