28 de abril de 2017

Poema

Poema. Rafael Argullol. Acantilado, 2017
“Éstas, azaroso lector, son palabras
de un hombre que vivió
a finales del siglo XX y principios del XXI.
Era casi imposible que llegaran a ti,
carne de extravío y olvido.
Pero han llegado, por un milagro del tiempo,
y ahora que las tienes ante ti
léelas con libertad, sin prejuicios,
no juzques precipitadamente a un antepasado
que se encontró entre los vivos hace tantos años.
No lo condenes, azaroso lector:
tú podrías haber sido él, y él, tú.
Sus pasiones, sus errores
no eran tan diferentes a los tuyos, y sus esperanzas, tampoco.”
Comúnmente  aceptada su definición como obra poética, de mayor o menor extensión, en verso, cabe recordar que el vocablo "poema" procede, etimológicamente, del latín poema y éste del griego clásico poeima, que se refería a algo "que se había producido, hecho"; la misma raíz ha dado lugar a las palabras "poesía" y "poeta", pero también a "epopeya", como corresponde a las primeras obras narrativas de la tradición clásica, en las que, por diversas razones que sería prolijo explicar, son a la vez "poesía", "poema" y "epopeya" en una época en que la distinción entre "poesía" y "prosa" no era relevante: no sólo la Ilíada y la Eneida, dos obras incuestionablemente narrativas, están escritas en hexámetros dactílicos, sino incluso De rerum natura, el primer intento de comprensión racional del mundo y, por tanto, obra de exclusivo contenido filosófico (después de Montaigne lo podríamos calificar sin rubor de "ensayo"), está escrito en forma de "poema" de carácter didáctico. Es precisamente en esa múltiple acepción de ensayo, epopeya y relato en la que debe encuadrarse el trabajo de Rafael Argullol.

Poema es el producto del propósito de escribir diariamente un texto a lo largo de tres años; podría considerarse, tanto a tenor de la intención como del resultado, un reportaje de lo que le sucede alrededor del escritor durante esos 1.097 días, del 1 de enero de 2012 al 1 de enero de 2015, y esa sería una razón suficiente de interés, pero lo que lo convierte en un texto imprescindible es el retrato que consigue de lo que sucede en el escritor, esos procesos, que no sucesos, irrepetibles, irreplicables y difícilmente comunicables. La lectura de Poema trasciende la anécdota y, a diferencia de otros textos de Argullol como Visión desde el fondo del mar, igualmente encomiables, permite ver, a quien se lo proponga, el rostro del hombre que queda usualmente oculto tras la máscara del escritor. Ante el dilema clásico, Argullol integra ambos términos: Poema es, a la vez, la escritura y la vida.

Si toda traducción deja por el camino parte del contenido inicial, la traducción de la experiencia al escrito no es menos infiel; acostumbramos a leer libros en los que esa pérdida es irrelevante; en el caso de Poema, la mayor satisfacción que conlleva su lectura reside, precisamente, en descubrir el contenido de ese décalage. A fe que es un cometido laborioso e ímprobo, pero el resultado del ejercicio, incluso aunque el intento acabe en fracaso, es un placer que muy pocos libros nos hacen accesible.

Es cierto que Poema destila un aire pesimista; los sucesos a los que asiste el autor, aunque raramente detallados, pueden ser parte de la causa; tal vez, también, la mirada desde la edad avanzada, en años y en experiencias, hacia un pasado, como todos, con sus claroscuros, pero con el recuerdo de haberlos vivido conscientemente. Sin embargo, se trata de un pesimismo ilustrado, racional que, sin negar el dolor, se aleja del nihilismo para, paradójicamente, abrazar un sereno vitalismo filosófico.

Se hacen presentes, a lo largo de esas intervenciones, una multiplicidad de conceptos cuyo análisis desborda la intención de estas breves Notas de Lectura y que debería quedar en manos de voces más autorizadas; sin embargo, y tal vez por afinidad personal, me gustaría dejar constancia de dos en concreto. En primer lugar, la fragilidad: tal vez no es la derrota, pues lleva consigo la aceptación de un desafío en el que no hemos resultado victoriosos pero del que nos queda el consuelo de haber combatido, la peor de las renuncias, sino el definitivo e irrevocable reconocimiento de nuestra inconsistencia. Y, por otra parte, la ausencia: ese ser monstruoso hecho de vacío, compuesto por todas las personas que no hemos sido, por todos los amigos que no hemos tenido, que nos tiene encerrados en todos los momentos que no hemos vivido, en los dolores que no hemos padecido, en todas las muertes que no hemos sufrido; los recuerdos que jamás poseeremos y que, desafortunadamente, nunca podremos olvidar; el enigma que no se prestará a su resolución; la ausencia por decisiones no tomadas, por caminos no recorridos, por encrucijadas evitadas.

Algunas veces exigimos libros que afecten a nuestra mirada y, como consecuencia, que nos abran nuevas perspectivas en nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. Poema cumple a la perfección con ambas demandas.

Calificación: Hors catégorie

24 de abril de 2017

Veinte líneas por día

Veinte líneas por día. Harry Mathews. Mansalva, 2015
Traducción de Cecilia Pavón
Harry Mathews fue un prolífico escritor autor de varios volúmenes de poesía, ensayo y narrativa de ficción que, además de ser conocido por su extensa producción literaria, tuvo el honor de ser el primer escritor norteamericano miembro del OuLiPo. Si Julian Barnes pasa por ser el más francés de los escritores británicos, puede que Mathews ostente el mismo galardón entre los escritores norteamericanos; establecido en París a principios de los años 50, fue invitado a formar parte de la sociedad literaria y desarrolló una estrecha amistad con uno de sus más destacados miembros, Georges Perec, desaparecido poco antes de que Mathews empezara la redacción del texto, con quien se tradujeron mutuamente y que es uno de los personajes que aparecen repetidamente en Veinte líneas por día (20 Lines a Day, 1988).

Llevado por un francófilo afán de experimentación -su adscripción al OuLiPo no era tan solo nominal-, Mathews se pregunta si puede crearse un artefacto literario no ya desarrollando un tema, la opción lógica y natural, sino desarrollando la falta de un tema y, al mismo tiempo, cuestionando la mitificación del acto de la escritura; con esta intención, y siguiendo el planteamiento programático de Stendhal de escribir vingt lignes par jour, géni ou pas, se propone hacer exactamente eso, escribir veinte líneas cada día; lo hará como primera tarea diaria, por la mañana, antes de ponerse a escribir sus obras serias -un ejercicio propositivo, como corresponde al horario que se impone, y no recopilatorio, como sería el caso común de hacerlo al finalizar la jornada, y menos contaminado que este último por el devenir diario-, a pesar de sus dudas acerca de si debe considerarlo una regla, un hábito o un mero entretenimiento pero teniendo en cuenta que, por la naturaleza del contenido, será seguramente el espejo que reflejará con más fidelidad su personalidad de escritor.

Independientemente de la motivación, en esta ocasión claramente experimental, se podría calificar el intento como un caso de literatura circunstancial, a semejanza de la consideración sintáctica, es decir, literatura sin objeto directo ni indirecto, la escritura por la escritura. Mathews responde a la obligación autoimpuesta con plena libertad temática y sin más constricción que ese mismo compromiso. El resultado, necesariamente fragmentario -aunque microscópicamente podrían rastrearse algunos rastros de temas convencionales-, es un conjunto de 126 escritos que abarcan desde el 16 de marzo de 1983 hasta el 26 de junio de 1984 frescos, desprejuiciados, fruto de observaciones instantáneas o preocupaciones accesorias; entre ellos, puntos de vista en forma de borrador y afiliaciones súbitas, adicciones sustituibles y expectativas irrealizables, autorreproches merecidos y propósitos  aplazados, dudas sobre la escritura como hecho artístico y divagaciones acerca del proyecto en sí mismo, su amor incondicional por Georges Perec y su rechazo a trasladarlo a sus libros como si ese sentimiento pudiera medirse en términos literarios, la formulación de propósitos ineludibles y la inutilidad de los proyectos a largo plazo, las constante búsqueda de reconocimiento y las ininterrumpidas amonestaciones por su falta de compromiso; en definitiva, la imposibilidad de encerrar en veinte líneas todo lo que se quiere decir y la inutilidad de todo lo que parece necesitar más de diez.

Veinte líneas por día es un excelente ejercicio literario que, de forma parecida a los Diarios y a los Cuadernos de Notas, acerca al lector a la cara más personal del escritor. Lástima que esa edición adolezca de una pésima traducción, de una tipografía microscópica, y se haya publicado sin ningún tipo de corrección ni tipográfica ni gramatical.

Calificación: ****/*****

21 de abril de 2017

Watsonianas 1. Incrustados y otros delirios racionalistas

Incrustados y otros delirios racionalistas. Watsonianas 1. Ian Watson. Gigamesh, 2016
Traducción de Carlos Abreu, Nuria Salinas, Ana Quijada, Cristina Macía.
Prólogo de Adam Roberts
El campo literario de la Ciencia-Ficción es tan inmenso y de tal complejidad estructural -los géneros y los subgéneros, las especializaciones, los híbridos procedentes de las asociaciones con otros géneros, las diferencias por la procedencia geográfica o cultural de sus autores...- que para un lector no especializado el recorrido por la bibliografía de reciente aparición, limitada a las traducciones al castellano y a unas cuantas editoriales contrastadas, está sujeta a sorprendentes descubrimientos. Reconozco, y que me perdonen los aficionados al género, que jamás había oído hablar de Ian Watson, pero sólo con repasar su inabarcable bibliografía, paso previo a la primera lectura de un autor desconocido, uno se da cuenta de que este señor no es ni un cualquiera ni un advenedizo en esas lides; así que, provocado por esa intuición y justificado por el prestigio de la editorial, verdadera punta de lanza de las traducciones del género, uno se enfrenta a las más de seiscientas páginas del volumen con la ilusión del neófito.

El volumen, que toma el nombre de una de los textos que incluye, es el primero de la futura recopilación sistemática de la obra temprana de Watson, y está compuesto por tres novelas: Incrustados (The Embedding, 1973), El Kit Jonás (The Jonah Kit, 1975) y Orgasmatrón (Orgasmachine, 1976, publicada en inglés en 2010). 

1.- Un grupo de niños son encerrados en un entorno experimental, sometidos a inmersión en lenguajes lógicos, y el fracaso del experimento porque la cantidad de información colapsa sus cerebros; la construcción de una gran presa que inundará la selva amazónica y provocará el exilio de una tribu en concreto; la visita de una nave extraterrestre perteneciente a una civilización técnicamente avanzada; la política de bloques que, ante la amenaza exterior, se convierte en alianza. 2.- El descubrimiento y estudio de una zona de colisión de galaxias, y el hallazgo de que el ruido de fondo del universo se asemeja al sistema de comunicación de los grandes cetáceos; un niño autista fugado de una institución muestra una extraña predilección por los cachalotes; un matemático descubre las fórmulas que demuestran la existencia de Dios, pero en un Universo que no es el nuestro; el despertar de la conciencia de un cachalote a quien se ha implantado un modelo matemático. 3.- "Chicas a medida" es una factoría en la que se fabrican mujeres por encargo, cada una con sus especificaciones; espectáculos de sexo en directo con retroalimentación por realidad virtual a los espectadores y teleespectadores; máquinas expendedoras de sexo; rebelión de las esclavas sexuales contra el patriarcado...

Incrustados es uno de los libros de SF más extraños que he leído jamás: la multiplicidad de tramas, originalmente inconexas y que, a medida en que avanza la acción, van encontrándose; la caracterización de la multitud de personajes, siempre forzosamente desdibujada, y adquiriendo sus atributos en función de su rol en la acción; el tratamiento de los aspectos científicos, desde la etiología hasta la psicología, desde la física cuántica hasta la astronomía, perfectamente concordantes con las subtramas tratadas; y ese efecto "envolvente" de una prosa ágil y directa, que no se entretiene en barroquismos -en el sentido peyorativo del término- y cuyo ritmo acelerado lleva al lector en volandas hacia la ¿conclusión? En resumen, unas novelas tan desconcertantes como, tal vez por esa razón, adictivas.

Calificación: ****/*****

17 de abril de 2017

Aventures i desventures de Joan Orpí

Aventures i desventures de Joan Orpí. Max Besora. Males Herbes, 2017
"... el objeto [de la literatura] no es la mentira, que seria coincidir con la sophística, ni la Historia, que sería tomar la materia al histórico; y, no siendo historia, porque toca fábulas, ni mentira, porque toca historia, tiene por objeto al verosímil que todo lo abraça. De aquí que resulta un arte superior a la Metaphysica, porque comprende mucho más y se estiende a lo que es y no es." Cita que el text atribueix a Philosophia antigua Poetica de Alfonso López, el Pinciano.
Walter Colloni, professor d'Estudis Post-Colonials de la Universitat de Sant Jeremies de Nova Catalunya, edita i publica una troballa a l'Arxiu d'Índies de Sevilla, un text degut a la mà d'un soldat anònim que, durant el setge de Barcelona de 1714, descriu la narració en la que el seu capità recita la història que va sentir d'un vell crioll de les Índies relativa a Joan Orpí del Pou, un pintoresc personatge del segle anterior implicat en la conquesta i el govern d'una part de l'actual Veneçuela; el nom sencer del text és Aventures i desventures de l'insòlit i admirable Joan Orpí, Conquistador i Fundador de la Nova Catalunya.

Besora aprofita les llacunes de la història oficial -és un exercici estimulant resseguir la història oficial de Joan Orpí, sobretot pels que no som de Piera, i intentar esbrinar què hi ha de cert i de fraudulent en el text- per perpretar, seguint la tradició del "manuscrit desconegut trobar al fons d'un calaix", un recurs que mereixeria l'existència d'un subgènere de les novel·les d'aventures, una ficció barroca -en més d'un sentit- plena d'imaginació, paròdia i mala llet.

Amb aquesta intenció, Besora fa un magnífica exercici de paròdia, d'imitació burlesca amb intenció satírica, relacionant la tradició -a l'obra o gènere d'obres que s'imita- amb la seva pròpia desacralització; subverteix els recursos de la novel·la d'època, com va fer el propi Cervantes -personatge que, per cert, apareix en el llibre-, mantenint el discurs i els continguts, però convertint-los, per exageració d'alguns trets concrets, en una caricatura. No es tracta de fer una tesi sobre la novel·la barroca si no de, calcant la temàtica, emprar els recursos contemporanis per escriure una novel·la al mode barroc
"Aquí non diem més que la brîtat mentint... i mentiria si digués la brîtat! Tradicionalment  l'art s'ha comprès com a imitació o fingiment de la realitat, però de quina realitat estem parlant? La realitat empírica que perseguiu en el relat només és crearà quan la desitgeu... i non deixarà de ser ni brîtat ni mentida sinó una altra cosa!"
Calificació: ****/***** 

14 de abril de 2017

Un día en la vida de una mujer sonriente

Un día en la vida de una mujer sonriente. Relatos completos. Margaret Drabble. Impedimenta, 2017
Traducción de Miguel Ros González
"Esto es una historia sencilla. Los accidentes conmovedores no son lo mío."
Expuestos como estamos todos a que un día se materialicen nuestras peores pesadillas, especulamos con poder mantener nuestros miedos a raya, y usualmente lo conseguimos, excepto en aquellos instantes en que cambian nuestras circunstancias e, inopinadamente, caen sobre nosotros con todo su peso y desvelan ese personaje, desconocido incluso para nosotros mismos, que se escondía detrás de las conveniencias individuales y las convenciones sociales; fuera de su elemento, desterrado del ámbito que le es propio, cualquier individuo puede convertirse en una fiera.

Ni siquiera cuando nuestras pesadillas son terribles el mundo real puede actuar como consuelo, porque es más pavorosa, a la par que inevitable, cualquier pequeña chispa de realidad que la ensoñación más horrible. Por esa misma razón, un sueño jamás puede contrarrestar aquello de aterrador que tiene la vigilia, por muy halagüeño que sea aquél, por muy terrible que sea ésta.

Es cierto que los recuerdos pueden ser un refugio en el que ampararse en tiempos de aflicción, pero también pueden llegar a ser como un tren que te persigue y, más veloz, acaba por atropellarte. Quien sostiene que se puede falsear el pasado para dotar de congruencia al presente se equivoca; cada intento es facilitar la aceleración a ese tren.

Nuestra actuación se parece tanto al papel que deberíamos representar como éste al personaje que nos gustaría encarnar. Debajo de la máscara hay otra máscara, y otra debajo de ésta; y, al final, una vez extraídas todas, no se encuentra más que el molde en que encajan a la perfección. Jamás debería olvidarse que detrás de la apariencia escondemos multitud de personajes; el rostro más angelical oculta la depravación más horrible; el individuo modélico encubre el ser más pervertido; la persona más generosa camufla el sujeto más vengativo. Y lo que separa a unos de los otros es una línea tenue cuyo cruce es a menudo facilitado por la más inocente de las situaciones, y nada puede pararlo una vez iniciado, como un mecanismo automatizado que ha ido perdiendo funcionalidad pero ya no es posible detener.

Podemos seguir especulando con la ilusión del libre albedrío, de que somos, a cada momento, los dueños absolutos de nuestro destino, de que nada condiciona nuestras elecciones, de que lo que recogeremos en el futuro es lo que sembramos hoy. La capacidad de autoengaño del ser humano es infinita, igual que la de abominar de la razón.

Se engaña quien piensa que todas sus cuitas, todas sus preocupaciones y sus desgracias constituyen un sistema acumulativo de imprescindible compensación, sea en esta vida o en la eternidad de los creyentes. Al contrario, la acumulación de experiencias dañinas actúa como lastre, como una marca de la desgracia, que afecta a la sensibilización con respecto a ellas y modifica el umbral de tolerancia como si se tratara de una adicción. De este modo, la recompensa esperada va cediendo en prioridad con respecto a la situación perniciosa de modo que podemos incluso llegar a desaparecer sin que su efecto, aun extraída del conjunto de sucesos esperable, deje de actuar sobre el sujeto; es decir, una vez implantada la conducta, la desaparición de la recompensa ya no conlleva ningún efecto.

¿Cuál es la visión que tiene un individuo ligeramente enajenado de las personas cuerdas que le rodean? ¿Ve sus reacciones como propias de un desequilibrado, aplicando un baremo viciado por su propia afección? ¿O ese proceder habitual de quien no sufre disfunción alguna pone de manifiesto su desequilibrio? ¿Cómo gestionan las diferencias entre las conductas ajenas, supuestamente normales, y las que llevarían a cabo ellos en una situación similar? ¿Cree el loco que él está cuerdo, y que los locos son los demás?

Es una obviedad que, a pesar de poder controlar nuestra conducta hasta donde queramos y así mostrar ante los demás la versión que nos apetezca, jamás podremos dirigir la visión que tienen los demás de nosotros mismos; y que esa especie de disonancia puede provocar graves conflictos internos. Una vez establecida esa visión, es necesario muy poco empeño para que se convierta en universal, momento en el que el sujeto queda a su merced sin posibilidad de actuar sobre ella, modificándola o eliminándola, y ni aun el empeño de borrar sus huellas y dejar su pasado en blanco produce ningún fruto.

Los personajes de Drabble, aunque potentes narrativamente considerados, son personajes fronterizos, que atraviesan el límite de la locura y son capaces de volver, mostrándose incólumes después de tal expedición, aunque lo cierto es que han sido marcados con el estigma de la alienación sin apercibirse de ello. Esa marca consiste, a menudo, en una leve disfuncionalidad, casi inapreciable, de las que ni siquiera son conscientes; ha de ser la omnisciencia jamesiana de sus narradores quien pone en evidencia esas carencias, no por leves y anecdóticas menos terribles.

Algunos libros son cuchilladas; otros, bombas; éste, es puro veneno: Margaret Drabble, handle with care.

Calificación: ****/*****

10 de abril de 2017

Els estranys

Els estranys. Raül Garrigasait. Edicions de 1984, 2017
El narrador d'Els estranys, un traductor de textos alemanys, rep l'encàrrec de traduïr al català les memòries de Felix Fürst von Lichnowski, un príncep prussià relacionat amb la Guerra dels Carlins; investigant sobre el personatge, ensopega amb documentació relativa a un tal Rudolf von Wielemann, un altre prussià desplaçat a Catalunya en la mateixa època, consistent en unes vivències personals pertanyents als anys 1837 i 1838. Embruixat pel reconeixement d'uns quants topònims, es proposa recrear l'estada d'aquest prussià a Catalunya.
"El seu manuscrit és un recull d'anotacions disperses, sovint deslligades, de vegades indesxifrables. Per narrar els mesos de vida que ell va intentar fixar hauré de fer com els historiadors, els economistes i els científics: m'inventaré les connexions. ¿Què podria fer, si no? És l'única manera que tinc d'explicar el que sé de veritat. Les coses i els fets són muts; som nosaltres que els fem parlar amb les nostres paraules, amb les nostres ficcions veraces."
Von Wielemann, traslladat a Catalunya per guanyar honor i glòria a la guerra, per més que ho intenta,  no aconsegueix incorporar-se a l'exèrcit de Don Carlos, i roman, desocupat i desubicat, a Solsona, rodejat de gent amb qui no es pot entendre i sense tenir cap notícia de l'evolució del conflicte.

La literaturització d'aquests documents, doncs, amb breus i justificades incursions relatives al procés d'escriptura i fent la funció d'escolis del text principal, són el tema del text d'Els estranys. Se'ns presenten, per tant, dues trames: una, extensa, principal, on el transcriptor ens reprodueix les notes de von Wielemann; i una altra, secundària, en la que el mateix narrador tant ens explica el procés d'elaboració com ens fa partíceps dels dubtes respecte de la feina que està fent; és a dir, posa en evidència la seva tasca com a recopilador. El text del narrador és alhora recreació i interpretació: emplena els buits de la documentació del prussià, posa les paraules que falten -i que ell considera addients-, peró també dóna i treu raons, justifica i censura com qualsevol narrador embruixat pel personatge, i dedica capítols sencers a justificar les seves decisions. Personalment, i malgrat la seva brevetat, m'interessa més aquesta segona trama, que representaria la cuina del relat, que la història del prussià, literàriament força convencional, per més que la seva materialització com a relat sigui irreprotxable.

Un dels aspectes centrals d' aquesta cuina són els dubtes del narrador respecte d'alguns episodis de l'aventura de von Wielemannm i la seva sospita al voltant de les raons per les quals aquest omet part de la història, perquè sovint sembla que es tracti d'un silenci voluntari destinat a amagar alguna cosa més que d'un simple oblit.
"De la viuda no en sé gairebé res. Els papers de Wielemann només en recullen els moments que ell la va tenir més a la vora, tots marcats per un silenci voluminós. ¿Cal atribuir-ho al desinterès, a la impotència, potser a la sensació que la lletra escrita era inadequada per preservar certes coses del món, que era una mena de traició o de profanació?"
Així doncs, allò que Wielemann va callar, ¿ho ha de reomplir ell per donar coherència al relat? ¿Fins on arriba la responsabilitat del transcriptor? ¿Quina justificació podrà al·legar per permetre's reomplir les llacunes de la documentació trobada? La sorpresa i l'estupor amb que el prussià observa la vida quotidiana dels solsonins queda perfectament reflectida gràcies als contrastos que observa el narrador, per més que, sovint, especuli un gra massa en la sorpresa del visitant, especulació provocada, segurament, pel fet de que la distància entre el Berlín de Wielemann i la Catalunya (carlina) de l'interior no és pas més gran que el decalatge entre aquesta situació històrica y la contemporanitat del recopilador entossudit en un relat ubicat a més de cent cinquanta anys de distància.

La novel·la intenta traspassar els límits domèstics d'una literatura saturada d'explícita autocomplaença, que només serveix per amagar carències inconfesables. Emprant dos estils justificadament diferenciats, preciosista en els episodis carlins, descriptiu i realista en els intermedis en els que el narrador parla en primera persona, s'arrisca amb una juguesca ambiciosa, i se'n surt, malgrat algunes vacil·lacions, amb una barreja de la inventiva que sobrava als novel·listes del segle XIX i d'una factura actual, brillant i imaginativa.

Calificació: ****/*****

7 de abril de 2017

La pianola

La pianola. Kurt Vonnegut. Hermida Editores, 2017
Traducción de José Manuel Álvarez Flórez
Parece que va tomando forma la idea, auspiciada por los imaginativos economistas, de que, para poder hacer frente a las pensiones de los trabajadores jubilados teniendo en cuenta que muchas de sus tareas ya se realizan de forma mecánica y, en consecuencia, no hay cotizaciones que puedan contribuir a sufragarlas, se instaure un "impuesto a los robots", equivalente a la cotización de un trabajador humano. Es la Tercera Revolución Industrial, exclaman -así, en mayúsculas-, ufanos de ser los primeros en darle nombre a algo. Desde el otro bando, se abroga por instaurar una Renta Básica Universal -también en mayúsculas- para que la mano de obra desplazada de su lugar de trabajo por, entre otras causas, la mecanización, tenga una subvención de subsistencia que supla su sueldo perdido entre los tornillos y los circuitos impresos -y la voracidad de los empresarios-... Ambos deben creer que su originalidad alcanza la genialidad, pero todo esto ya lo preveyó Kurt Vonnegut hace casi setenta años en La pianola (Player Piano, 1952).

La sociedad augurada por Vonnegut, formada por dos estratos claramente diferenciados, la clase dominante, directivos, ingenieros y funcionarios, y la gente común, es una sociedad totalmente mecanizada regida por la tiranía de los ingenieros -que son, de facto, quienes ostentan el gobierno de la nación, aunque existe un Presidente virtual- y movida y sostenida por la fiabilidad de las máquinas, comandada por los técnicos y agrupada en torno a las Fábricas, las unidades de producción autosuficientes. La automatización ha producido un excedente de mano de obra no cualificada, recluida en ghettos alejados y aislados, que ha sido empleada por el gobierno, con sueldos públicos de subsistencia obtenidos a través de los impuestos con que se gravan a las máquinas, en el ejército o en brigadas de mantenimiento; la combinación, sorprendentemente, da lugar a una mezcla de liberalismo salvaje en los niveles superiores, apoyado en los beneficios y la cultura del mérito, y del comunismo más estricto en las capas inferiores, con sueldos públicos de supervivencia iguales para todos a cambio de "servicios a la comunidad". La férrea compartimentación, por supuesto, impide que los trasvases entre niveles sean posibles, y que el recelo y la desconfianza dominen las pocas relaciones interclases inevitables. Un sueño hecho realidad para los mandatarios de la CEOE, vamos.

Sin embargo, se trata de una sociedad que no está exenta de contradicciones ni de paradojas,  como la del ingeniero que inventa una máquina que acaba sustituyéndole, sobre todo si la mirada procede de alguien externo a los niveles superiores; existe una disidencia que se rebela contra la facilidad de conseguir bienes materiales, bienestar y felicidad; se diría que añoran los viejos tiempos de retos y dificultades, renegando del férreo orden y la inquebrantable planificación, una resistencia que acabará fascinando a Paul Proteo, el protagonista (Πρωτεύς Prôteús, el primero, el primordial), hijo de uno de los promotores de la mecanización, cansado de sus intentos de sobrevivir en el enrarecido y competitivo ambiente de la Fábrica, las equívocas relaciones con sus superiores y subordinados, y el acoso constante de su esposa, empeñada en que escale a las más altas cotas profesionales a cualquier precio, y afectado por la inevitable sucesión toma de conciencia-renuncia-exilio-rebelión.

La pianola es un Vonnegut primerizo, un tanto titubeante, pero que prefigura a la perfección al gran novelista en que se convertirá, sobre todo después de Matadero 5 y Madre Noche, y en el que está ya presente uno de los trazos básicos y característicos de la literatura vonnegutiana: el humor que va cambiando de color a medida en que la realidad va tomando el gobierno de la situación.

Calificación: ****/*****

Otros recursos relativos al autor en este blog: aquí

5 de abril de 2017

Reivindicación de la Ciencia-Ficción

A Princess of Mars. Edgar Rice Borroughs. A. C. McClurg, 1917
En 1917 se editó por primera vez como libro Una princesa de Marte, el título de Edgar Rice Borroughs que dio origen a la posterior Serie Marciana protagonizada por el capitán John Carter. Más allá de su desaparición como título de referencia en las bibliografías –Borroughs nunca ha podido quitarse el sambenito de “escritor popular”, y a fe que lo fue en su época-, la novela certificó la existencia de un subgénero narrativo prácticamente autónomo, el de aventuras en otros planetas que, combinado con los progresos de la astronomía y los inicios de los viajes espaciales que tuvieron lugar a lo largo del siglo XX, ha sido seguido posteriormente por autores consagrados del género como Ray Bradbury y Arthur C. Clarke.

Pero el menosprecio generalizado de la literatura de género por parte de La Literatura Seria es un hecho  que, desde el punto de vista del simple lector, queda reducido a una querella de académicos ociosos y elitistas preocupados por mantener sus parcelas de influencia libres de las opiniones, en el sentido más peyorativo del término, de los consumidores de literatura.  Así que, aprovechando como excusa esa efeméride, convencidos como estamos de que la literatura de calidad es independiente de los géneros literarios, que no se puede menospreciar a Raymond Chandler o a Dashiel Hammett solamente por ser escritores de novela negra o a Isaac Asimov o Ray Bradbury por escribir principalmente obras de anticipación, queremos reivindicar el género de la ciencia-ficción como capaz, también, de contener obras maestras de la literatura sin apellidos. Pero no queríamos hacer este viaje solos y hemos pedido a personas relacionadas de un modo u otro con la ciencia-ficción que proveyeran nuestro equipaje de aquellos títulos que, más allá de las épocas y de los gustos, consideraban imprescindibles para hacerse una idea de la potencia del género, a fin de poder realizar una singladura espacial con las garantías de los expertos. En breve, aquí y en las librerías, las recomendaciones estelares detalladas; de momento, poned en marcha el reactor, ajustaros los cinturones y sincronizad el despegue con el puerto espacial.

Larga vida y prosperidad.

Comandantes invitados:

Rodrigo Fresán
Esitorial Males Herbes
Max Besota
Víctor Nubla
Rafael Díaz Santander
José Luis Amores
Miquel Barceló García
Javier Calvo
Servando Rocha
Salvador Macip

Publicación original en el Blog de La Central.

3 de abril de 2017

La Voz del Amo

La Voz del Amo. Stanislaw Lem. Impedimenta, 2017
Traducción de Abel Murcia y Katarzyna Moloniewicz
"La claridad de pensamiento no consiste más que en un punto resplandeciente en un infinito espacio de oscuridad."
El conflicto derivado de la recepción de un mensaje extraterrestre ha sido tratado desde diferentes perspectivas en la literatura de ciencia-ficción; últimamente, han coincidido en el tiempo tres enfoques ciertamente diversos, cada uno con su especificidad: la adaptación cinematográfica bajo el título de La llegada de la novela corta La historia de tu vida de Ted Chiang, la traducción al inglés y posteriormente al castellano de la primera parte de la trilogía El problema de los tres cuerpos de Liu Cixin, y la primera traducción de La Voz del Amo, la novela publicada originalmente en 1968, del polaco Stanislaw Lem.

Las Voz del Amo es, realmente, el texto de un manuscrito de una inacabada obra escrita  matemático estadounidense que un colega encontró entre sus pertenencias después de su fallecimiento, y que, en contra de la opinión de algunos miembros de la comunidad científica -y de la supuesta del propio autor, ya que no lo publicó en vida-, lo da a la edición. El texto da comienzo con un Prefacio en el que el autor del manuscrito ofrece apuntes autobiográficos que servirán para explicar algunas de sus decisiones y pone el marco científico, académico y gubernamental en el que se desarrollará la historia.

La trama se centra en el proyecto MAVO, The Master's Voice; el observatorio de Monte Palomar, dotado de un avanzado instrumental, ha detectado una emisión en forma de ruido de origen desconocido. Después de ciertas vicisitudes entre pseudocientíficos tarados y estafadores profesionales, el tema se deja en manos de la comunidad científica que investigará la procedencia y el significado de la emisión recibida. Dicha comunidad científica se divide entre dos facciones, los "Humos", los humanistas, y los "Fisios", los naturalistas, ambos bajo la mirada atenta de algunos representantes de los estamentos gubernamentales, particularmente los espías y los militares. El empeño de Peter E. Hogarth, el redactor del texto, a diferencia de la parte dominante de los científicos representantes en el proyecto, es analizar el mensaje en clave cultural, no sólo matemática -imprescindible- ni lingüística -necesaria-. Al final, de la contribución de los diferentes especialistas del equipo, se desvela lo que, al parecer, son instrucciones para la elaboración de una bomba nuclear cuya explosión puede llevarse a cabo a miles de kilómetros de donde esté situada; es en este punto en el que Hogarth suspende su investigación, convencido de que el mensaje, si es que lo es, fue enviado con destino a civilizaciones más evolucionadas que la nuestra, y que, desde nuestra manifiesta inferioridad, sólo podemos malinterpretar:
"La conclusión es esta: si no nos merecemos la información, según las intenciones de los Emisores, no la comprenderemos."
Cuando uno empieza a leer un texto de Stanislaw Lem, sea un volumen de su "Biblioteca del Siglo XXI", una de sus novelas de trasfondo político explícito o un texto de ciencia-ficción, ya sabe lo que le espera: tramas organizadas al milímetro tratadas con una inteligencia que desmiente la infravaloración de la calidad literaria de la literatura de género y que debe leerse desde varias perspectivas complementarias. La Voz del Amo es un texto mayor del polaco, una novela imprescindible, géneros aparte.

Calificación: *****/*****

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