30 de diciembre de 2012

El destino



"Uno enloquece de amor y es capaz de atravesar el mar y de arruinar Troya; la suerte de otro le hace capaz de escribir leyes; he aquí que los hijos matan a sus padres, y los padres a sus hijos, y que hermanos en armas se enfrentan para herirse mutuamente: esta guerra no es culpa nuestra; se ven obligados a promover cosas tales, a sufrir sus castigos y a mutilarse los miembros; también es cosa del destino ponderar así al mismo destino."
Manio Manilio (c. 200 AEC- c. 129 AEC)

28 de diciembre de 2012

Catálogo de Maravillas

Microreseñas publicadas en el Catálogo de Maravillas de la Llibreria La Central, Número 00, Diciembre de 2012
Más afuera. Jonathan Franzen, Salamandra
Los escritores de raza no conocen límites de género. Más afuera recoge una serie de piezas en las que el autor de Libertad enfrenta el reportaje periodístico, el discurso conmemora- tivo, sus contribuciones a la teoría de la novela, el homenaje al omnipresente amigo des-aparecido o el comentario de los libros admirados con un uso magistral de las herramien-tas de la narrativa clásica.


La muerte del padre. Karl Owe Knausgard, Anagrama
Primera parte de un ambicioso proyectonarrativo compuesto de seis volúmenes, La
muerte del padre es un exhaustivo examen autobiográfico de la infancia y la adolescencia del autor centrado en las difíciles relaciones familiares con una madre ausente y un padre imprevisible, cuya muerte, más provocada que sobrevenida, hace aflorar el oculto memorial de agravios y la ambivalencia de sentimientos hacia un ser con el que, a pesar de tenerle poco que agradecer, se ha contraído una deuda impagable. Buceo de profundidad y sin concesiones en un pasado marcado por la soledad y el desamparo; y ajuste de cuentas con el progenitor ausente, cuya prematura muerte ha significado a la vez la liberación de un lastre emocional y también la irrupción del dolor provocado por una ausencia definitiva, ausencia que impide la posibilidad de una hipotética pero necesaria reconciliación


El ángel Esmeralda. Don DeLillo, Seix Barral
Uno de los novelistas norteamericanos vivos más reconocidos se mide en la corta distancia en este volumen con sus relatos completos, donde muestra la misma maestría que en sus mejores novelas. Poseedor de un inimitable estilo personal, la originalidad de sus temas acaba cediendo ante un tratamiento miniaturista que sobrecoge cuando, en la voz de otros, hace que nos reconozcamos en sus terrores y sus obsesiones.


Mezclados y agitados.  Antonio Jiménez Morato, DeBolsillo
La literatura, más que cualquier otro arte, ha sido indisociable del vicio, y la imagen del escritor rodeado del humo de un cigarro o deuna pipa, bajo los efectos de cualquier sustancia prohibida y de los efluvios del alcohol ha calado tanto en el imaginario colectivo que ya no somos capaces de concebir un escritor abstemio. Mezclados y agitados combina las mezclas espiritosas con la vida y la obra de más de treinta escritores de la literatura universal, de Bolaño a Marsé y de Lowry a Hemingway, e incluye las recetas de los cócteles para el lector que quiera disfrutar de la experiencia lectora completa.


Linda, como en el asesinato de Linda. Leif GH Persson,  Grijalbo

Persson es una de las voces más originales de la novela policíaca escandinava anterior al boom; sus tramas, ubicadas en una sociedad supuestamente modélica, violentan las normas habituales del género: la corrupción política puede tapar desde el desfalco más evidente al asesinato más inclemente.

Goethe se muere. Thomas Bernhard, Alianza Editorial

La inevitable sonrisa que provoca la lectura, incómoda pero adictiva, de Bernhard nunca es gratuita: debajo de sus exageradas fobias y sus desaforadas críticas subyace el malestar del genio que se aísla voluntariamente porque considera que el entorno no está a su altura. Los cuatro relatos reunidos en este volumen, respetando la voluntad expresa del autor, ahondan en las obsesiones del austríaco pero, debido a la extensión, de manera más concentrada y, por tanto, más intensa: la burla de la inevitabilidad de la muerte y la desmitificación del genio en «Goethe se muere»; la irreverencia con respecto a la castración para el propio desarrollo intelectual y personal que significan las obligaciones familiares en «Montaigne»; la provocación de la oveja negra y la culpabilización satírica ehiperbólica de las relaciones paternofiliales en «Reencuentro»; y su tempestuosa relación y la ambivalencia de sus sentimientos con respecto a su patria en «Ardía».

Catàleg de Meravelles

Micro-ressenyes publicadas al Catàleg de Meravelles de la Llibreria La Central, Número 00, Desembre de 2012

Provisionalitat. Toni Sala, Empúries

Toni Sala segueix dibuixant, llibre a llibre i al marge de les modes dominants, una par- ticular topografia de l’home contemporani, la tristesa de l’alienació i la dificultat de les relacions personals. A Provisionalitat, amb un estil precís i des de dos punts de vista diferents, ens enfronta sense prejudicis a les nostres grans pors: la solitud, l’amenaça
constant i la mort.

Bressol de gat. Kurt Vonnegut,  Males Herbes
La figura de Vonnegut ha marcat el camí de tota una generació d’escriptors nordamericans. L’extraordinària traducció al català d’una de les seves obres fonamentals, una àcida sàtira de les atrocitats de la humanitat en la que la guerra i la religió marxen plegades, és un regal per als lectors, però també un deute pendent saldat ara amb l’autor, al qual la nostra llengua no podia romandre indiferent.

12 de diciembre de 2012

Lectura



"No lea usted como los niños, que leen para divertirse, ni como los ambiciosos, que lo hacen para instruirse. No; lea para vivir. Cree para su alma una atmósfera intelectual compuesta de la emanación de todos los grandes espíritus. Estudie a fondo a Shakespeare y a Goethe. Lea traducciones de autores griegos y romanos: Homero, Petronio, Plauto, Apuleyo, etc., y cuando algo le aburra, ensáñese con ello."
Carta de Gustave Flaubert a Louise Colet, 6 de Junio de 1857.

18 de noviembre de 2012

Contrapunto LXXXV

Hace años, era capaz de leer cualquier cosa; ahora soy mucho más selectivo, y a pesar de no haber reducido el tiempo que dedico a la lectura, ya no puedo leer cualquier libro. Igualmente, e ignoro si ello tiene alguna relación con lo anterior, tampoco puedo leer en cualquier parte.

16 de noviembre de 2012

Flores de ruina. Perro de primavera

Traducción de Gabriel Hormaechea

Un nuevo Modiano en castellano; efectivamente, parece que el mundo literario español se ha decidido, por fin, a ir saldando, paulatinamente y bajo distintos sellos, la deuda que tenía con el escritor francés, uno de los autores más leídos y reconocidos en el panorama literario de nuestros vecinos del norte. En esta ocasión, la buena noticia es que El Aleph Editores se suma a ese grupo con la edición de dos nouvelles de la década de 1990, Fleus de ruine (1993) y Chien de printemps (1991), inéditas en España, ya que no en castellano.

Promavera de perros, que comparte con la mayor parte de su obra esa obsesión del autor, habla, pormenoriza, especula acerca de la memoria, en cómo afecta ésta, es decir, lo que recordamos, a nuestra versión del pasado, o sea, a lo que ocurrió, cómo queda modificado ese pasado -en un proceso parecido al que sostiene la mecánica cuántica con respecto a la modificación de un suceso por el solo hecho de ser observado- una vez se ha procesado el recuerdo:

"Los años pasaron. Lejos de enturbiar la imagen de Capa y Jensen, tuvieron un efecto inverso: la imagen es mucho más clara en mi memoria de lo que lo era en aquella primavera."

El proceso de la memoria consistiría en una sobreimpresión de recuerdos análogos en su naturaleza o contiguos en el tiempo o en lapsos específicos, de modo que ese convenio que denominados "experiencia" no sería una suma sino un palimpsesto en el que ya no es posible distinguir los distintos textos.

"Al cabo de cierto número de años aceptamos una verdad que presentimos pero que nos ocultamos a nosotros mismos por despreocupación o cobardía: un hermano, un doble, murió en nuestro lugar, en una fecha y un lugar desconocidos, y su sombra termina por confundirse con nosotros."

Flores de ruina planea su entramado en un doble escenario: en 1933, una pareja de jóvenes recién casados, después de una desacostumbrada noche de juerga, se suicida en su apartamento de Montparnasse; por otra parte, en 1965, una insólita pareja de desconocidos invita a cenar a su casa al narrador y a su novia quienes, extrañados por las rarezas de sus anfitriones, escapan en un momento de distracción. La novela se convierte, a partir de estos prolegómenos, en un azaroso peregrinaje por los lugares de París que tal vez la casualidad haya conectado con los hechos acaecidos en el pasado; por los personajes que acaso se relacionaron con la pareja suicida; y también por los recuerdos -¡es Modiano!-, ciertos o falsos, que conectan al narrador con su propio pasado.

"He cruzado los jardines. ¿Era un encuentro con un fantasma? ¿Las alamedas del Luxemburgo por las que no había pasado desde hace una eternidad? Con la luz de la caída de la tarde, me ha parecido que los años se confundían y que el tiempo se volvía transparente."

La reconstrucción de los hechos no se presenta de manera lineal, ya que se diría que aquello que sucedió no sigue necesariamente la concatenación lógica de causa-efecto; más bien parece el desenredo de una inextricable madeja de la que hay que deshacer en primer lugar los nudos: cada lugar del presente como actualización del mismo lugar en el pasado se conecta a, uno diría que sugiere, un personaje implicado directa o indirectamente en los sucesos, pero que sólo constituye una pieza que no tiene ningún valor por sí misma sino como parte del conjunto: indicios, pruebas circunstanciales que necesitan apoyarse, como esas viejas construcciones en las paredes medianeras, unas en otras para adquirir significado.

Los personajes que recorren las páginas de Flores de ruina son dudosos, cambian de nombre según las circunstancias, aparecen y desaparecen de la trama, como esos edificios cuyas partes altas emergen de la niebla, dejando la huella de su participación en los hechos y desapareciendo súbitamente bajo la capa de inversión.

Los orígenes de la trama se alejan hasta -y ésta es, tal vez, la segunda obsesión de Modiano- los tiempos de la ocupación, y los personajes intercambian sus personalidades, adoptando aquéllas de las que pueden sacar partido en cada circunstancia concreta. Avanza la acción hasta la actualidad y retrocede, dubitativamente, hasta los tiempos en que el padre del narrador tuvo trato con "la banda del Lauriston", personajes y circunstancias que pertenecen a otra de sus anteriores novelas, Reducción de condena (Remise de peine, 1988).

"Me pregunto dónde estarán hoy otras personas que conocí en la misma época. Intento imaginar cuál podría ser la ciudad en la que tendría alguna oportunidad de encontrarlas. Estoy seguro de que han abandonado París definitivamente."

El trabajo del escritor, en definitiva, consiste en sacar personajes de la nada, darles un papel, en el mismo sentido que los quince minutos de fama ("En el futuro, todos tendremos 15 minutos de fama") de Andy Warhol, inventar situaciones más o menos verosímiles, y devolverlos a la nada definitivamente.

"En aquel tiempo, todas las puertas de París se hallaban en línea de fuga, la ciudad aflojaba poco a poco su abrazo para perderse en solares. Y aun se podía creer que la aventura se encontraba a la vuelta de la esquina."

Los Modianistas confesos no pueden perderse esta oportunidad de volver a dos de las obras centrales de la producción del francés; y para aquellos que no han probado aun la narrativa de Modiano, estas dos novelas cortas pueden ser un bautizo excelente. Unos y otros, no de las pierdan.


Otros recursos relativos a Patrick Modiano en este blog:

2 de noviembre de 2012

Maneras de pensar



"Mi manera de pensar es el fruto de mis reflexiones, el producto de mi existencia, de mi organización. No soy dueño de cambiarla, y si lo fuera, no lo haría. Esta manera de pensar que ustedes condenan es el único consuelo de mi vida, alivia todos mis pesares en la prisión, compone todos mis planes en el mundo. La prefiero a ella más que a la vida misma".
Donatien Alphonse François de Sade, Marqués de Sade (1740-1814)

24 de octubre de 2012

Nada. Retrato de un insomne

Traducción de Rubén Martín Giráldez

"El sueño nos mantiene limpios, nos concede un cierto descanso durante el lapso de tiempo en que el aire cobra vida bajo nuestros pies y a nuestro alrededor."

Vaya por delante el hecho de que debe constituir un reto para un escritor narrar la insulsa vida cotidiana, registrar su sucesión de estados repetida infinitamente con una cadencia tan constante como aburrida. Por más que la literatura universal tenga registrados intentos saldados con éxito notable, hallar la magia de la repetición, saber encontrar novedad en el previsible vaivén del péndulo, explotar literariamente los intentos de escapar del vacío, como sucede en la tendencia infantil a escuchar siempre el mismo cuento, la misma canción, ver la misma película, es una constricción que, la fin y al cabo, experimenta el sentido de reconocer y reconocerse en la repetición.

En un mundo en permanente movimiento, no hay lugar para lo que se queda quieto: como en la paradoja del viajero del tren, desde nuestro asiento percibimos como móvil todo lo que "pasa" por nuestra ventana: los montes, los edificios y ese niño apoya en su bicicleta que nos mira boquiabierto desde el paso a nivel... Tal es nuestra percepción; y sea la teoría de la relatividad general o la disposición de nuestra conciencia, lo cierto es que el ser humano no parece llevarse bien con la sensación de estatismo: panta rei.

Estas y otras reflexiones son las que ha provocado en este reseñista la lectura de Nada. Retrato de un insomne (Nothing: A Portrait of Insomnia, 2011), primer texto publicitado como de no ficción del norteamericano Blake Butler. Obviando sus obras precedentes (Ever (2009), la nouvelle que significó su debut literario; Scorch Atlas (2010), un libro de relatos, y There Is No Year (2011), una novela), desafortunadamente inéditas en castellano, Butler se revela como un escritor de raza, respecto del cual los lectores de cierta edad debemos soslayar el prejuicio de su juventud. Su dominio del ritmo narrativo es más que notable, y la facilidad para cambiar de registro, sorprendente: la sucesión constante de fragmentos "informativos", redactados con un estilo profesional -aunque, acertadamente, sin la barrera del argot médico al uso- y de largas incursiones autobiográficas, que constituyen el verdadero meollo del libro, en períodos interminable, suponen un formidable reto para el lector despistado, y confirman una dotación para la literatura extravagante y paradójicamentemente interesante.

Tal vez no sea extravagante, pero sí paradójica la misma clasificación de Nada; las nuevas corrientes nominalistas -aunque no literarias pues, aparte de los recursos que el ciberespacio ha facilitado a la narrativa, hablar de innovaciones absolutas en el campo de los subgéneros literarios es más que arriesgado: una novela confeccionada a base de correos electrónicos, ¿dejará de ser una novela epistolar?- adoran la invención de calificativos algunos de los cuales, llevados al extremo, se diría que desean circunscribirse a una sola obra para resaltar una supuesta innovación -palabra fetiche- o una originalidad que, realmente, tiene siglos de tradición; en todo caso, el hecho de que Nada se vea como un ensayo, unas memorias, una obra de auto-ficción o cualquier calificativo estrambótico que se le quiera adjudicar es absolutamente irrelevante; en mi caso, desde una postura más bien escéptica, dudo incluso que ésta sea una obra de no-ficción estrictamente hablando, igual que lo dudo, por ejemplo, de las Memorias de ultratumba de Chateaubriand o de Patrimonio de Philip Roth. En todo caso, quiero decir, me da igual: lo que me importa es que se trata de un artefacto cuyo mérito principal es la sabia combinación de un premeditado -e interesado y parcial, ahí reside gran parte del éxito del intento- ensayo sobre el insomnio y de la experiencia propia de la alteración del sueño; y, además, con una broma implícita: que el narrador emplea las horas de insomnio escribiendo un libro sobre el insomnio, un particular y productivo solipsismo.
A lo largo de sus páginas, sorprende esa inacabable e hipnótica verborrea incontinente que recuerda, el algunos momentos, el monólogo de El Innombrable, pero hablan también con voz propia los fragmentos autorreferentes, no tanto de monólogo interior como de cierto "diálogo interior"; el narrador se habla, se pregunta, y se responde es una interminable corriente de diálogo sin conclusión posible, como una partida de ajedrez contra uno mismo en la que la única escapatoria de la cinta de Moebius es que, en el papel de uno de los contendientes, el jugador haga trampa, "se olvide" de cubrir la amenaza del "adversario" o intente "engañarlo" mediante una maniobra de distracción:

"... ¿Eso lo he dicho ya? Sí, ya lo he dicho. Lo he dicho tantas veces y tan dentro de mi cabeza que me cuesta distinguir cuál es la palabra que está a punto de manar y qué sitio es cuál y quién soy yo, incluso."

Me aburren soberanamente los sueños de los demás: no soporto esos textos que se echan a perder por la incontinencia del narrador en contar lo que ha soñado, afectando con frecuencia gravemente el ritmo narrativo, para que el lector, supuestamente, especule con sus posibles significados; y también las obras literariamente intrascendentes que consisten casi exclusivamente, como en el caso de los diversos surrealismos, en exponer los desvaríos -por definición- oníricos de sus protagonistas. Sólo los relatos de los sueños de pacientes sometidos a psicoanálisis son entretenidos, aunque no por los sueños en sí, sino por los delirios de los intérpretes. Butler le da la vuelta a esos casos cuando, como consecuencia de su incapacidad para dormir, hace protagonista de Nada no a los sueños sino a su ausencia, y el resultado es mucho más interesante: es infinitamente mejor para el lector, como diría el sentido común y deberían recoger las convenciones narrativas, saber qué sucede cuando no se puede dormir que cuando se duerme. En este caso, el autor fija su mirada en una ingente variedad de temas, relacionados con el insomnio o no, como sus miedos nocturnos durante la infancia, la demencia senil de su padre, su biblioteca. las relaciones con sus compañeros de clase, y un largo y prometedor etcétera, un inventario de tal amplitud que justifica el subtítulo del original en inglés: "A Portrait of Insomnia", y no "Retrato de un insomne", como se ha subtitulado la edición es castellano. Descartado pues el recurso de explicar sus sueños, el sistema estilístico para bucear en el insomnio roza el autoanálisis; no el psicoanalítico -exento, por tanto, de cualquier atisbo de interpretación-, sino el que consiste en parar, callarse, aislarse y escuchar el propio cuerpo, hacer conscientes desde los procesos orgánicos -macrocosmos- hasta los movimientos de las células -microcosmos-; interrogar incluso al propio cerebro, mediante las herramientas que proporciona el mismo, en una paradójica espiral de difícil resolución, acerca del desarrollo de los pensamientos, en el extremo de la auto-referencia.

"Con la cabeza incrustada entre los pliegues de la almohada, el contenido de mi cráneo me parece muy pesao y caliente, como si un campo de grasa zumbase bajo mi piel, una luciérnaga a punto de darme una descarga eléctrica. No quiero pensar este pensamiento, pero entonces él me piensa a mí con más intensidad. Por eso mismo no os puedo explicar mejor nada al respecto."

El enemigo es, pues, esa "nada" invasiva y potente, y el campo de batalla, la noche, cuya quietud y ausencia de luz parecen su precursor:

"Durante años he ido sorteando mi propio infortunio, decidido a permanecer a flote en cualquiera que fuese el espacio de vigilia que mi cerebro tuviese a bien cederme. Sin embargo, a medida que la organización doméstica fracasaba y el tiempo se dilataba, la longitud de la noche comenzó a crecer hasta convertirse en algo todavía un poco más insoportable y aborrecido en su nuevo alcance, noche tras noche, noche en la noche."

Se hacen presentes también estudiadas y detalladas -y pertinentes- referencias a películas, con una fijación con "El resplandor" de Stanley Kubrick; y a libros: informativas en las partes referentes al insomnio sus variantes y sus consecuencias, y especialmente definitorias en los autores de ficción, con su admirado David Foster Wallace -a la memoria del cual dedica el libro, circunstancia no irrelevante- a la cabeza.

Nada es un libro que merece la pena ser leído no porque sea original, sino porque su planteamiento transversal ofrece una solución narrativa imaginativa y desafiante. No se lo pierdan y, si pueden, recuperen alguna de sus obras anteriores -que ignoro si están en proceso de edición en castellano- y sus intervenciones en los bloga "HTML Giant" y "Gilles Deleuze Committed Suicide and So Will Dr. Phil";  verán que Butler es un escritor cuya variedad de registros merece un puntual y detallado seguimiento.

4 de octubre de 2012

Barrio perdido

Traducción de Adoración Elvira Rodríguez

"La vida es una sucesión de ciclos... y de vez en cuando uno regresa a la casilla de salida."

La presencia de Patrick Modiano en este blog es recurrente; es de agradecer que distintas editoriales de variado pelaje, de un tiempo a esta parte, hayan "redescubierto" (olvidando u obviando ese antiguo y anacrónico prejuicio hacia todo lo que venía del otro lado de los Pirineos) para los lectores en castellano a este autor fundamental en las letras francesas contemporáneas.

El lector que se acerque por primera vez a Modiano puede tener la sensación de que el francés escribe siempre la misma novela... Sus leit motiv, la memoria, el pasado, la ocupación, parecen confirmarlo; pero, después de profundizar un poco en sus obras, salvando la primera impresión, se descubre a un escritor polifacético (en sentido estricto) que, si acaso, mantiene a lo largo de su obra, y teniendo en cuenta la fecha de publicación de cada novela, pues la evolución es evidente, un tono característico que si, efectivamente,  le hace "reconocible", no por eso es menos magnífico.

No hace falta, sin embargo, tener en cuenta ese décalage temporal por lo que se refiere a Barrio perdido (Quartier perdu, 1985) a pesar de los veintitantos años desde su publicación. El Modiano que encontramos es un escritor en plena forma, el primera persona, que pone en escena a un narrador que es el protagonista principal de la acción- un narrador que habla en presente, tal vez para reforzar la distancia temporal entre la acción del relato y las raíces de todo lo que acontece-, un escritor de novelas policíacas que regresa a París, con la excusa de una cita con su editor, a encontrarse -o, mejor dicho, lugar común en los textos del frances, reencontrarse- con una identidad que embarrancó en la ciudad veinte años antes.

Pero el protagonista no es el único: también lo es la ciudad de París, un "personaje" que ha vivido esos veinte años de ausencia del narrador como un cerrado paréntesis, como un cultivo aislado en una placa de Petri, y que ha evolucionado según un guión impredecible, una versión en pleno Siglo XX de ese rio heraclitiano en el que no podemos bañarnos dos veces. 

"Por mucho que me lo pregunte, no sé por qué esta noche he encallado, solo, en esa ciudad indiferente donde no queda nada de nosotros."

Todo viaje a la ciudad natal es un viaje al pasado; aquellos edificios que ya no existen si no en el recuerdo son los desaparecidos acompañantes de un individuo que desapareció con ellos.

"Tomar tierra en el París de antaño. Visitar las ruinas y rebuscar entre ellas los vestigios de uno mismo. Intentar responder a las preguntas que quedaron pendientes."

El paso del tiempo afecta del mismo modo a la ciudad -por más que ésta no solamente envejezca, sino que, sobre todo, se transforme- que a la gente con la que nos relacionamos en el pasado; sólo el espejismo de la conciencia, esa falsa percepción de que nosotros somos el mismo ser inmóvil y eterno, nos engaña con la sensación de permanencia, como si el paso del tiempo nos fuera ajeno, no tuviera nada que ver con nosotros, como si fuéramos un roca incólume a salvo de todos los elementos.

El pasado no son únicamente edificios que han permanecido impávidos al transcurso del tiempo... El pasado es también ese lugar donde habitan los espectros de nuestros actos menos asumibles, las alternativas desechadas, los hechos suspendidos, todos esos fantasmas preparados para revivir y perseguirnos buscando saldar cuentas, atentos a un mínimo gesto para volver a por nosotros.

"De niña trabajó en una película de éxito, cuando yo también era un niño de su misma edad. Y ahora, sin solución de continuidad, me la encuentro convertida en una cuarentona, como si el tiempo nos hubiese aplastado a ambos en unos segundos."

En el pasado ocurrieron hechos en los que nos vimos involucrados cuyo significado quedó en suspenso, y sobre los que ya no podemos hacer averiguaciones porque quedaron presos en el tiempo -viajar al pasado es acudir a una cita con alguien que nunca vendrá, como dice el narrador-, como esos insectos prehistóricos encerrados en una gota de ámbar, y cuyas claves debemos buscar, sin no queremos incurrir en anacronía, volviendo al tiempo en que sucedieron... Como en esas teorías de los universos múltiples, no se puede traspasar de uno a otro pues cada uno configura un sistema de dimensiones propio e intercambiable.

"[...] Yo tengo que descender a un pozo a buscar algo, a tientas, entre aguas negras."

Una peregrinación hacia hechos que ocurrieron veinte años atrás, borrados intencionadamente de la memoria -el pasado puede ser un lastre cuyo peso ingente impide avanzar- en busca de una explicación o, mejor, con la intención de rectificar unos hechos cuya conclusión no nos satisface; un último acarreo de la roca de Sísifo -¿acaso no pensaría Sísifo que cada acarreo era el último? ¿Habría seguido empujando su tortura de no ser así?- con la esperanza de romper la maldición.

"[...] Se me vienen a la mente todos los detalles de aquella noche de hace veinte años."

Modiano es estilo desprovisto de ornamentos, frases medidas que cortan como un cuchillo, información imprescindible, sin demoras, precisa pero completa, que no rerquiere la imaginación del lector, que no esconde nada que el lector tenga que adivinar; diálogos sucintos de expresión casi lacónica que a menudo ofrecen más información del personaje que cualquier explicación que pudiera obrar el narrador; y esas descripciones abocetadas que consiguen, en su elementaridad, ofrecer, sorprendentemente, toda la información relevante,

"Los sauces llorones se inclinan sobre el agua verdosa y estanca. Barcas. Pontones medio podridos. Entejados. Olor a lodo cocido por el sol."

y un final espectacular, que da sentido a las doscientas quince páginas del volumen y quita -¿quita?- toda esperanza.

Como ha quedado dicho, Quartier perdu es un libro de 1984, y la bibliografía posterior de Patrick Modiano ha dado, con posterioridad, obras memorables, pero contiene ya todas sus obsesiones; Modiano temprano, pero Modiano cien por cien: un placer lector revisitarlo.
Otros recursos relativos a Patrick Modiano en este blog:

2 de octubre de 2012

Derechos

"En la extensa enumeración de los derechos del hombre que la sabiduría del siglo XIX reemprende frecuentemente con marcada satisfacción, hay dos puntos muy importantes que han sido olvidados, que son el derecho a contradecirse y el derecho a irse."
Charles Baudelaire

30 de septiembre de 2012

Contrapunto LXXXIII

Una aptitud que siempre estoy dispuesto a valorar en los demás es la capacidad que tengan para dejarme en paz.

10 de septiembre de 2012

Contrapunto LXXXII

Mi intransigencia con respecto a los que pretenden ayudarme sin que yo se lo haya pedido no es un signo de autosuficiencia, es indiferencia.

4 de septiembre de 2012

El rio de las edades



"No escribe uno lo que quiere. Lo que te esfuerzas en sacar a la superficie de la página, lo que, desde lejos, mucho después, procuras simplemente nombrar, es esa parte del mundo y de nosotros mismos que era obstáculo, privación y estorbo precisamente por lo que nos resultaba de desconocida, de enajenada. La escritura, por lo menos tal como yo la entiendo, tendría bastante del sentido que toma la palabra cuando se la usa en plural para referir[se] a los asientos registrales públicos y privados. Repertoriar las transacciones, las subrogaciones en las que uno se vio implicado sin saberlo, ya antes de nacer, liberarse de los créditos vencidos, de las manos muertas lastrantes, acceder a la eventualidad propia e indescriptible de uno [mismo]."
(De la entrevista a Pierre Bergounioux realizada por Tristan Hordé, un fragmento de la cual se incluye a modo de prólogo en este volumen)

Cazar al vuelo una sensación irrepetible, que no puede ser evocada, provocada ni reproducida. Parar el tiempo en la fracción de segundo en que se materializa una concatenación de hechos externos y un despertar súbito de la conciencia que hace evidente la relación; no la epifanía, y no en el sentido agustiniano de representación de Dios en el ser humano para llegar a una conclusión divina, sino en el sentido que la concibió Joyce, como la súbita manifestación espiritual en la que un detalle físico se convierte, mediante el lenguaje, en un símbolo prodigioso, en sí misma como producto acabado, sino el momento en que ésta se produce.

Bergounioux es paisaje; paisaje lejano que se percibe con la imaginación; paisaje propio, sensorial, que posee todas las cualidades de la realidad; y la interacción de ambos. Y síntesis morosa: elección de los elementos narrativos imprescindibles buscando que la visión de conjunto sea completa, pero deteniéndose delerosamente en esos elementos haciéndolos objeto de un detalle cuya minuciosidad lo hace casi infinito.

La literatura está ahí, sólo hay que desvelarla: en uno mismo, en lo que ha vivido y en lo que no ha vivido, en las historia de los lugares, en la geografía; la creación y las sucesivas modificaciones del paisaje son únicamente capítulos de ese gran libro que es la duración del tiempo.

Pero es contraproducente, además de inútil, otorgarle intencionalidad al tiempo; la civilización, la humanización del paisaje intenta acotar en porciones de tiempo humano la duración de los incalculables eones al tiempo que cree dominar a la naturaleza, pero ésta, indiferente a las cuitas de ese minúsculo ser, es capaz de reconquistar en un instante las irrelevantes modificaciones que llamamos, pomposamente, "civilización", y retomar ese relato que empezó mucho tiempo antes de nuestra existencia y que seguirá eternamente mucho después de nuestra desaparición.

El libro, extraordinariamente editado por la sorprendente y reincidente Días Contados, contiene El río de las edades (Le fleuve des âges, 2004), Universos preferibles (Univers préférables, 2003) y un fragmento de la entrevista (Conversations sur l'Isle, 1998) a Pierre Bergounioux realizada por Tristan Hordé en 1997.

En el primer relato que da título al libro, Bergounioux se sirve de una inundación que tuvo lugar en Brive-la-Gaillarde en 1960 para poner en evidencia esa inútil pero inevitable confrontación, esa

"... divergencia de lo ideal y de lo real, el orden de la naturaleza y los propósitos que conciben las criaturas."

La imaginación, el ideal que proporciona, fluctúa y serpentea como ese "río de las edades" que da carácter a la geografía del alma del individuo; pero ese mundo imaginario tropieza, inesperadamente, con lo real

"Lo real era para nosotros una entidad distante, inmaterial, bien porque, por naturaleza, fuera lo suyo hurtarse al tacto, igual que el universalismo abstracto, bien porque residiera exclusivamente en una lejanía amplia, junto con los acontecimientos importantes y preñados de consecuencias en que consistiría, mientras nuestras horas periféricas, obsoletas, tendrían que ver con un sueño, con un recuerdo."

en forma de presa, que no sólo aniquila cuanto encuentra a su paso, sino que interrumpe el relato que la imaginación especulaba continuo. Más al Este, más hacia el sol, por tanto -el viaje que propone Bergounioux es hacia el comienzo, una suerte de viaje atrás geográfico pero también vital-, en busca de ese relato primigenio, encuentra otra interrupción del curso debida también a la mano del hombre, los puentes colgantes sobre el Dordogne:
"No hay sitio en el mundo donde se junten tantas llamadas, tantas promesas como en el umbral de los puentes colgantes, no es la mano del hombre, sino la de la mujer, de un hada muy poderosa, la que se diría que los bordó en las orillas suntuosas, que parecen forradas de petigrís, del Dordogne."

¿Y el origen? Bergounioux cambio de dirección y no se aleja sino que se acerca a sí mismo, el viaje geográfico se convierte en viaje interior, se repliega en su recuerdo y en el laberinto de la memoria. Recupera ese instante anterior al big ban, cuando no existía nada de lo que tendría que existir, esa "modesta hora" que precedió a todo, y descubre, en la noche cerrada que precede al alba, el mundo sin nosotros, la indiferencia de todo lo existente, en definitiva, la nada.

"Fue a los ocho años, y antes del alba, cuando descubrí la nada, que camina sin rumbo pisándonos los talones y borra nuestro rastro; y nunca he vuelto a olvidarla ya."

"Universos preferibles", el relato que completa el volumen, examina algunos de los mecanismos de la creación literaria, tratando de averiguar el por qué de la existencia de esa vida paralela que se inicia en la mente del escritor cuando imagina, algunas veces incluso inconscientemente, el sustrato de un relato y los mecanismos que desencadenan su traslado a la conciencia:

"Acontece que una palabra que decimos o que oímos, un lugar al que volvemos tiempo después, actúen como catalizadores, revelen a posteriori el pulular de textos embrionarios que pretendían resolver los enigmas..."

Un texto puede ser creado, es decir, inventado por la imaginación, en cuyo caso no existen frenos a la ficción pero su desarraigo de lo real hace que, forzosamente, transite por el limbo de las infinitas y a menudo inclasificables posibilidades; o bien puede tener su origen en lo real, limitándose a re-crear unas situaciones, también ficticias, pero enmarcadas entre unas fronteras -condicionantes, restricciones, constricciones...- que no pueden ser rebasadas sin que se extravíe ese vínculo. Es en este caso cuando la aparición repentina del objeto reverenciado hurga en la memoria del narrador hasta hacer explícito ese relato con el que se hallaba asociado. Así, el viaje hacia una determinada casa deshabitada situada en una curva de la carretera al final de Cressensac desvela todo el mundo de posibilidades narrativas que el autor ha ido imaginando a lo largo del tiempo y que permanecían latentes en su memoria.

"Pero es a la derecha, en el foco del ángulo de la esquina, donde se alza la [casa] que le hizo las veces de germen a la novela que debió de nacer ese día, que he olvidado, en que se me apareció por vez primera tal y como volvería a verla en incontables ocasiones, deshabitada desde los tiempos en que aún se podía vivir en ella y también luego [...]. Ésa es la cuna de una de las vidas que consideré al margen de esa otra, real, cuyo contenido me incitaba a rehuirla con el cuerpo cuando tal cosa era posible y, en caso contrario, con el pensamiento."

Esa casa, sobre la que ha teorizado, le sirve a Bergounioux para armar el relato que constituye el texto, mediante incursiones en la arquitectura popular, las tardes de fútbol, la degradación de la vida en los antiguos núcleos rurales a que llevó la industrialización, en definitiva, en la vida que el arte de escribir es capaz de inventar a partir de un edificio abandonado.

"Es posible que me lo hubiera pensado antes de incautarme de ese edificio si hubiera estado ocupado."

El pasado como depósito de la ficción, el relato larvado que espera ser descubierto:

"Habría supuesto un descanso no darle importancia a esa especie de biblioteca invisible de carne y hueso, más bien malintencionada, por entre cuyos volúmenes apilados me parecía cruzar como una lombriz cuando, apretando el paso hacia mi destino, pasaba rozando las fachadas de los comercios."

La vida como desencadenante de una novela y los episodios aislados como germen de relatos vividos en modo hipótesis, instantáneas y fungibles, que nunca se materializarán en forma literaria.

"... Yo tomaba nota con meticulosidad maniática de los detalles infinitesimales, de los lugares donde quedaba alzada la incertidumbre que pesaba sobre lo demás."

Los libros, confeccionados mediante esos relatos que otras personas han puesto a nuestra disposición, procurando no ya una evasión de lo cotidiano, sino abriendo una violenta brecha en el muro de la realidad:

"Tras cerrar el libro, todo parecía anodino y despreciable."
Pierre Bergounioux s'entretient avec Philippe Lefait. Publicado por AymenHa.

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22 Dic 2010
Bajo el título genérico de La huella el presente volumen recoge dos piezas breves del prolífico escritor francés de origen lemosín Pierre Bergounioux titulados "Puntos cardinales" (Points cardinaux, 1995) y "La huella" ...
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Un poco de azul en el paisaje. Pierre Bergounioux, Editorial Minúscula. Traducción de David Stacey. No es la primera vez que se menciona en estas páginas la publicación en castellano de un libro de Pierre Bergounioux.
24 May 2012
... un "así está siendo mi vida"; los escritos autobiográficos de Léon Bloy, los Journal, especialmente el Particulier de Paul Léautaud, los Diarios de Tolstoi y los diversos Carnet de notes de Pierre Bergounioux, por mencionar ...
06 Jun 2011
Una habitación en Holanda. Pierre Bergounioux, Editorial Minúscula. Traducción de David Stacey. Una habitació a Holanda. Pierre Bergounioux, Editorial Minúscula. Traducción de Anna Casassas Figueras. En un tiempo en ...

24 de agosto de 2012

La lectura en verano


El pasado 16 de Agosto, Tereixa Constenla, redactora del diario El País, se puso en contacto conmigo para comentar, desde el punto de vista de un librero, algunas circunstancias de lo que ha venido en llamarse "lecturas de verano" y "lectores de verano". Esta intervención, junto con las de otros implicados en el tema, dio como resultado el artículo "Cuando los editores hacen su agosto en Agosto", publicado por el diario en su edición impresa del 18 de Agosto.