31 de julio de 2023

Les Trois Mousquetaires III

 

El 3 de diciembre de 2019, Pascal Quignard y Pierre Michon en la celebración del quinto aniversario del Premio Marguerite Yourcenar, que les fue concedido en 2019 y 2015, respectivamente.

En 2013, Pascal Quignard publica, en Arléa, un pequeño volumen, Leçons de Solfège et de piano, en el que rinde homenaje a aquellos de sus antepasados que, quizá, fueron el origen de su carrera y de su intertés por la música. El origen fue extremadamente azaroso: en un sobre cerrado y sin remitente llegó al despacho de Pascal Quignard en Gallimard una fotografía de un grupo de personas, unos cuantos adultos y bastantes niños, fechada en 1920 y con la relación de algunos de sus protagonistas escrita a lápiz en el dorso; entre esos nombres, figuran algunos que forman parte de la historia familiar del escritor: los adultos son sus tías-abuelas, el niño más pequeño es Jacques, su padre, y el resto son algunos de los alumnos de su escuela de música.

La estrecha relación de Pascal Quignard con la música abarca la práctica totalidad de su biografía: como musicólogo, ha investigado acerca de compositores barrocos como Sainte-Colombe o Marin Marais; como  intérprete, ha sido concertista de violoncello, viola de gamba y órgano; como mánager, fue el artífice del Festival de Música Barroca de Versalles; pero el vínculo más estrecho y que más ha trascendido al gran público ha sido a través de la literatura ―teniendo en cuenta que la música, bajo diferentes tratamientos, aparece con frecuencia a lo largo de su obra―: con Todas las mañanas del mundo, y su versión cinematográfica, contribuyó a la popularización de la música francesa del siglo XVII; con La lección de música, especuló acerca del registro de la voz masculina. Lecciones de solfeo y de piano (Leçons de solfège et de piano, 2013), es un pequeño volumen compuesto por dos textos, "Las lecciones de solfeo y de piano de Louis Poirier, Ancenis, 1919-1929", que se inscribe en ese conjunto de obras en las que la música adquiere el papel protagonista, esta vez asociada a la historia de la familia Quignard; y "Sobre Gérard Bobillier y sobre Paul Celan", apuntes de una conferencia dictada por el autor el 2020.

La recuperación de estos personajes, a partir de esa fotografía caída del cielo, desconocidos, perdidos en la memoria familiar, unas indudables vidas minúsculas, son  el objeto explícito del texto. En todo caso, la intención Quignard parece la de recuperar para el presente esas vidas de sus antepasados, desconocidas para él mismo, irrelevantes para el público, aunque no para su propia historia; una especie de homenaje parecido al que su amigo Pierre  Michon rindió en sus Vidas minúsculas, incluido un pequeño guiño al autor:
«Los lectores son gente maravillosa. Alguien pasa por la calle. Ve en un cubo de basura una vieja foto de la clase de 1920 de las lecciones de las señoritas Quignard. La recoje. La introduce en un sobre con una breve frase. La dirige a mi nombre a las Ediciones Gallimard, quienes me la envían.  
Esta foto está fechada en 1920
No sé por qué me lleva de felicidad citar a los muertos —una lista de muertos que nunca han sido citados.
Y dedico estos nombres que nunca han sonado, estas minúsculas vidas apagadas, a Pierre Michon, que se encuentra aquí, en algún sitio, entre las sillas bajo el claustro.»

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