Friday Black. Nana Kwame Adjei-Brenyah. Libros del Asteroide, 2021 Traducción de Javier Calvo |
Que la sombra de Philip K. Dick es alargada es un hecho que la literatura fantástica y de SF ―pero no solo― se encarga, ininterrumpidamente, de confirmar; retrasando más la idea, también deberíamos dar la razón a Bernardo de Chartres, y agradecer a algunos autores contemporáneos que no escondan que su aparente estatura se debe a la altura de los hombros a los que están encaramados. No sé quién es Nana Kwame Adjei-Brenyah, pero Friday Black (Friday Black, 2018) ―ojo a la transposición― parece, en su originalidad, un explícito homenaje al paranoico de Chicago.
En un escenario, compartido por la totalidad de los relatos, con un fuerte componente de segregación social y racial, una serie de personajes marginales, transtornados por una situación que se adivina de enorme presión, procedentes de familias desestructuradas según los cánones clásicos y con una presencia constante de la violencia, una violencia cruda y ancestral, inmotivada y gratuita que toma el lugar de otras necesidades, sobreviven según la indefectible lógica del cazador y el cazado. La mayoría de ellos ―narradores en primera persona, tal vez los relatos más logrados, intensos y poderosos― explícitamente negros ―y de forma implícita en el resto―, empleados en infratrabajos ―individuos prestando servicios a la población blanca, unos servicios que ellos no podrían permitirse para sí mismos―, resultado de su escasa o nula formación, en un ambiente de capitalismo salvaje que no da oportunidad a los mediocres, pero que, a pesar de ello, disfrutan de una posición más holgada que la mayoría de la población; se trata, como primera y urgente necesidad, de mantenerse con vida como principal objetivo, y de evitar las múltiples posibilidades de desintegración. Donde no llega su inteligencia, invariablemente limitada, cuando no ausente en su totalidad, llegan con grandes dosis de imaginación, fabulando acerca de mundos perfectos y esperanzadores ―e inviables― y golpes de fortuna que les permitirían escapar de su precario destino: una ininterrumpida especulación acerca de una vida futura, no ligada a esta Tierra y con solo ciertos elementos religiosos de carácter sincrético en la que todas sus carencias ―de cualquier tipo, no solo económicas, sino también, en especial, de poder― serán colmadas.
El lector europeo, aunque desconectado de la realidad norteamericana que no se ve en los medios de comunicación, puede sospechar que debajo de la hiperbólica escritura de Adjei-Brenyah, ficticia en los detalles, se encuentra una realidad equívoca en el contexto pero imbatible en su sustantividad. Y me parece que esa percepción no andaría muy lejos del propósito del autor.
Disponible també traducció al català:
Friday Black. Nana Kwame Adjei-Brenyah. Empúries, 2021 Traducció de Ferran Ràfols Gesa |
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