18 de octubre de 2021

La llama inmortal de Stephen Crane

 

La llama inmortal de Stephen Crane. Paul Auster. Seix Barral, 2021
Traducción de Benito Gómez Ibáñez

«Años después, en un libro publicado en 1938 (More Lives Than One), [Claude] Bragdon recordaba aquella cena confesando que tenía la culpa por haberlos "intimidado", aunque no habría hablado así de no haber estado "algo borracho". Entendió asimismo que la cena "era realmente una astuta publicidad del propio [Elbert] Hubbard", y luego, con gran sentimiento e intuición, escribió las siguientes palabras sobre el invitado de honor: "Crane me causó gran impresión, aunque nunca lo vi salvo en aquella ocasión: un  muchacho sincero y fogoso, con una llama interior más viva que la de otros hombres; tan grande, en realidad, que incluso entonces lo estaba consumiendo. El autor [el propio Paul Auster] da las gracias al espíritu de Claude Bragdon (1855-1946), cuya última observación ha inspirado el título de este libro».

Paul Auster, aquel novelista que adquirió notoriedad en la última década del siglo XX y que,  posteriormente, pareció haber agotado su filón de literatura de ficción, cambia de género, explotando las aptitudes ampliamente demostradas en sus obras más reconocidas, hacia un  ensayo biográfico en el que sigue, prácticamente día a día y escrito a escrito, la corta trayectoria vital y la prolífica producción literaria de Stephen Crane, considerado como el primer escritor modernista norteamericano, y reivindica la vigencia de su obra narrativa, periodística y poética. Como biógrafo, bucea en aquellos episodios de la vida de Crane que sirvieron de inspiración a algunas de sus obras, le sigue en sus viajes para cubrir conflictos bélicos y en su insólita expatriación en Inglaterra, y se transforma en crítico literario para examinar detalladamente, de forma individual y conjunta, las aportaciones del escritor, considerado uno de los progenitores de la narrativa norteamericana moderna, en el campo literario, estilístico y de contenido. Fruto de esa exhaustiva investigación, acaba componiendo una minuciosa visión general, social, política y económica del último tercio del siglo XIX en Estados Unidos, a la vez que rinde un sentido homenaje al escritor, de cuyas contribuciones se siente acreedor, desde el más profundo respeto y admiración.

«Por lo que se refiere a mi persona y a mi exiguo éxito, empecé esta guerra sin talento, pero con admiración y ardiente deseo. Tuve que evolucionar. Siempre quise ser inconfundible. Eso es escribir bien, en mi opinión. Todo lo relacionado con la literatura representa un gran esfuerzo. Creo que eso es lo más difícil. En el arte no hay nada que respetar, solo la propia opinión». (Fragmento de una carta citado en Stephen Crane's College Days, de Clarence Loomis Peaslee, 1896)
Maggie, una chica de la calleStephen Crane. Guillermo Escolar Editor, 2021
Traducción y prólogo de Pablo Medel


La roja insignia del valor. Stephen Crane. Editorial Planeta, 2021
Traducción de Jesús Zulaika

Maggie, una chica de la calle (Maggie, a Girl of the Streets, 1892), podría considerarse la versión norteamericana del Naturalismo francés, una especie de Émile Zola en Nueva York, que rompe estrepitosa y acentuadamente con el Romanticismo y el Transcendentalismo, esa versión extrema del Romanticismo norteamericano. En Maggie, Crane ofrece una visión sin paliativos de la vida de una familia de un barrio suburbial de la ciudad, posando la vista en las necesidades y aspiraciones de la hija, una niña marcada por la derrota y cuyas esperanzas sucumben nada más planteadas, como si la pobreza fuera un estigma inevitable que marca el destino de aquellos que caen bajo su maldición. Por mucho que Maggie posea honestas intenciones y buen corazón, no puede sustraerse a la influencia del ambiente del suburbio en que vive ni del influjo de las personas con las que se relaciona, constituyendo un claro prototipo de la víctima involuntaria.
«La mujer desamparada deambulaba a otro ritmo. Parecía que buscaba a alguien. Merodeaba sin prisa por las puertas de las tabernas y buscaba entre los hombres un rostro conocido. Escrutaba disimuladamente las caras de la riada de transeúntes que subía y baja por la avenida. Hombres apresurados, empeñados en subirse a los barcos o tomar los trenes para llegar a sus cenas familiares, se daban empujones con los codos, sin percatarse de su presencia. La mujer desamparada tenía un semblante muy peculiar; sonreía sin sonreír y, cuando se paraba, su gesto desencajado dibujaba una mueca sardónica, como si una mano despiadada le hubiera tatuado en la cara unas mortecinas líneas de expresión».
La roja insignia del valor (The Red Badge of Courage, 1895), la segunda novela de Crane, escrita inmediatamente después de Maggie, en 1895, cuando el autor contaba veintidós años de edad, forma parte insustituible del canon de la literatura norteamericana y, como las buenas novelas de tema militarista carentes de prejuicios y de exaltaciones patrióticas, es uno de los títulos fundamentales de la literatura antibélica.
«El soldado llevaba ya en el rostro el ceniciento estigma de la muerte. Con los labios fruncidos en marcadas arrugas y los dientes apretados, dejaba ver teñida en sangre la parte de las manos con que había intentado taparse las heridas. Parecía aguardar el momento propicio para caer de bruces en tierra. Caminaba mayestático, con los ojos ardientes y capaces de mirar fijamente hacia lo desconocido, como el espectro de un soldado».

Ampliando el foco y sin ser excesivamente estrictos, podría decirse que Maggie podría considerarse la última novela del siglo XIX, que cierra la época naturalista, y La roja insignia del valor la primera novela del siglo XX, anticipo del Modernismo.

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