26 de marzo de 2012

El peligro

"Sí, los tontos útiles cumplen un papel importante, porque los brillantes son a menudo inútiles, y los inteligentes, peligrosos."
Jaime Salinas (1926-2011), editor

16 de marzo de 2012

Medio pan y un libro


"No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que
pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales, que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero también que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, en esclavos de una terrible organización social.Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puedecalmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita, y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible
sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida".

¿Sabéis que todo lo que habéis leído hasta aquí son palabras de 1931, pronunciadas en la inauguración de una biblioteca en Fuente Vaqueros? Las dijo un joven poeta, Federico García Lorca, y las volví a recordar ahora gracias a Maria Paola Coda, que puso la conferencia en su muro de facebook. No me he resistido a compartir la alocución casí íntegra, pues estremece por su actualidad, en plena crisis económica global de cifras y bolsas. Tampoco hoy se habla demasiado de educación y cultura. FGL acababa reclamando la cultura como lema: "Cultura, porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo, lleno de fe, pero falto de luz". Pues eso.

      La Vanguardia, 13.07.2011

14 de marzo de 2012

Contrapunto LXXII

Supongo que el motivo principal por el que aborrezco la poesía es que, según dicen, no procede de la inteligencia sino del sentimiento.

12 de marzo de 2012

Leer, remedio para el estreñimiento



Ilustración de Max
Encuentro una tira de Charlie Brown de hace cuatro décadas (Lo mejor de Carlitos y Snoopy, DeBolsillo) en la que Snoopy, sentado en el tejado de su caseta perruna está leyendo en un libro la palabra “príncipe”; aparece la malcontenta Lucy, enfadada como siempre, y le espeta: “¿Estás leyendo Guerra y Paz y solo lees una palabra al día? ¡Siempre supe que estabas chalado!”; Snoopy se da la vuelta para no verla y piensa: “¿A qué tanto escándalo? Ya voy por la tercera palabra…”; y termina, ya como único protagonista, con una reflexión: “Voy más deprisa de lo que pensaba”. La tira podría ilustrar perfectamente esa patética categoría de lectores “ocasionales” de libros (aquellos que los leen “alguna vez al trimestre” en su tiempo libre) que la encuesta de hábitos de lectura publicada por la Federación de Gremios de Editores se empeña en introducir cada año con la probable intención de que las cifras totales de lectores engorden un poco y nos quedemos todos encantados de habernos conocido. A ese ritmo, Snoopy, que de ser español pertenecería a ese 12,8% de lectores ocasionales (frente al 45,1% de “frecuentes” que leen libros “al menos mensualmente”), tardaría varias vidas de perro en llegar a la última página del novelón de Tolstói, pero eso no parece importarles a los muñidores de la investigación. No es su único despropósito panglosiano. La encuesta deja claro, de entrada, que el 90,4% de la población española mayor de 14 años “afirma leer en cualquier tipo de material, formato y soporte con una frecuencia al menos trimestral”. Repito: dice “cualquier tipo de material”, de modo que debemos incluir en este concepto, por ejemplo, los folletos de instrucciones de los electrodomésticos, los encendidos SMS de la amante, los vitriólicos anónimos del vecino neurótico o los prospectos de la medicina para el estreñimiento que nos han recetado (por ahora) en el centro de salud. Todo vale. Y, del mismo modo, debemos inferir que el de españoles no lee nada de nada, ni siquiera los prospectos. Ahora comprendo, mis queridos improbables, por qué quedan todavía compatriotas que dan por hecho que los supositorios son para comérselos.
Manuel Rodríguez Rivero. Diario El País, 10-03-2012