Oryx y Crake. Trilogía MADDADDAM I. Margaret Atwood. Penguin RH, 2021 Traducción de Juanjo Estrella |
«Hombre de las Nieves abre los ojos, los cierra, los abre, los mantiene abiertos. Ha pasado una noche fatal. No sabe qué es peor, un pasado irrecuperable o un presente que lo destruirá si lo observa con demasiada atención. Luego está el futuro. Puro vértigo».
En un futuro próximo, la ciencia y la técnica han alcanzado niveles que, ahora mismo, solo podemos imaginar, acompañados de un retroceso de las letras, las humanidades y el arte, disciplinas inútiles y de costoso mantenimiento, dando lugar a una sociedad tecnocrática en la que el poder lo ostentan las grandes corporaciones dedicadas a la ingeniería genética; pero ese progreso desenfrenado ha conllevado algunos inconvenientes. La investigación ha conseguido producir nuevas formas de vida vegetales y animales, pero a un alto costo; en una primera etapa, se ha conseguido la modificación genética de los vegetales mediante la creación de semillas certificadas, la deforestación para ganar superficie cultivable, la generalización del monocultivo extensivo y el monopolio de las grandes corporaciones, concentradas en irrefrenables pasos adelante y en una guerra sin cuartel con la competencia. En paralelo, y bajo el más estricto secreto, también se han conseguido avances en la modificación de ciertos animales, destinados a procurar órganos nuevos para los cada vez más longevos seres humanos, unos experimentos que han contado con innumerables pruebas fallidas y cuyos productos nadie ha sido capaz de eliminar.
Jimmy, un joven y abatido estudiante de humanidades ―contra ese proceso tecnológico sin fin, Jimmy "se dedicaría a indagar en lo superfluo como un fin en sí mismo"―, cuyos padres ostentan altos cargos en las corporaciones multinacionales, conoce a un colega, alumno de una universidad de prestigio en la que cursa estudios de biología, con quien traba una amistad antes basada en las diferencias que en las analogías de personalidad; ante el carácter conciliador y reflexivo de Jimmy, Crake exhibe un carácter dominante e irascible. Comparten largas conversaciones acerca de su porvenir, juegos de realidad virtual que parecen adelantar un futuro poco halagüeño ―uno de ellos el llamado Extintatón, dirigido por MADDADDAM, cuyo código promocional es "Adán dio nombre a los animales, MADDADDAM se lo pone a los muertos", una entidad encubierta que parece dedicarse a crear y desarrollar bioformas alternativas con fines no muy transparentes― y sesiones televisivas de porno con menores, donde descubren a una niña de siete y ocho años que será, transcurridos unos años, el tercer elemento del triángulo sobre el que descansa la trama de la novela: la futura Oryx.
Pero el tiempo de la narración no es la infancia y la juventud de Jimmy ―un tiempo que se podría identificar sin muchas desavenencias con nuestro presente―; ese es solo el recuerdo de una infancia de apariencia modélica pero que parece contaminada por sombras apenas perceptibles ―tal vez reales, tal vez originadas por un proceso de recuerdo afectado por interferencias que Jimmy es incapaz de identificar―, por sobreentendidos tácitos y ocultaciones intencionadas ―la negativa de su madre a darle un hermano, la extraña relación de su padre con una compañera de trabajo―. El presente continuo de la narración es un tiempo no identificado en el que, finalmente, la investigación ha alcanzado la meta más preciada, ha dado lugar a un proceso de creación, como en el principio de los tiempos, y engendrado una raza de humanoides genéticamente diseñados para ser más eficientes en múltiples situaciones y a los que se les han suprimido aquellos rasgos que podían originar situaciones no adaptativas y, en principio, que no se rigieran por la búsqueda del bien común.
La creación de esos seres, denominados a posteriori los hijos de Crake, son el producto de esa creación, seres híbridos genéticamente modificados para sobrevivir en las condiciones adversas poscatástrofe, pero culturalmente nulos, seres atecnológicos incapaces de reproducir los niveles de civilización anteriores, pero también de caer en el caos que condujo a la destrucción, seres inocentes cuya única especialización es la supervivencia; pero para que puedan alcanzar los fines que Crake, su creador, ha previsto, el planeta debe librarse, primero, de la especie más perniciosa, la que con su sola presencia es capaz de destruir todo lo que se ponga a su alcance. Los hijos de Crake, la gran esperanza de la nueva humanidad, deberán crecer y evolucionar por su cuenta porque sus creadores, como el dios cristiano, les ha abandonado a su suerte. Al proceso de degradación física se añade el de degradación moral que llevó a la catástrofe y que implicó la falta de cuestionamiento; el fin justificó los medios y, como consecuencia, no fue posible retroceder porque nadie estaba dispuesto a renunciar a lo conseguido.
Otros recursos relativos a la autora en este blog:
Notas de Lectura de El cuento de la criada
Notas de Lectura de Los testamentos
Notas de Lectura de Nueve cuentos malvados
Notas de Lectura de La semilla de la bruja
Notas de Lectura de Alias Grace
Notas de Lectura de Por último el corazón
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