28 de enero de 2019

Las lágrimas

Las lágrimas. Pascal Quignard. Editorial Sexto Piso, 2019
Traducción de Silvio Mattioni
El conjunto de la obra narrativa de Pascal Quignard sostiene una estrecha relación con la leyenda y con el mito aunque su formulación práctica, su plasmación material en forma de libro se manifiesta, por lo común, a través de la alegoría: tras una composición esencial se desarrolla un tema cuya complejidad intelectual hunde sus raíces en el origen de la vida humana, de la civilización o de las artes, el germen a partir del cual se desarrollan los mitos fundacionales. Pero a diferencia de la doble lectura que propone Todorov con respecto a la alegoría, Quignard añade a la lectura literal -la lectura po-ética- y a la lectura analógica -la lectura ética-, el espacio existente entre ambas -similar a la escritura "intersticial" de Peter Handke-, que expresa sin intermediarios y de forma simultánea el sentido de su discurso y su motivación con respecto al tema, un qué y un por qué fundamentales para acceder con todas las garantías a la obra del francés.

Es cierto que Quignard subvierte el fraccionamiento clásico de planteamiento, desarrollo y conclusión, con lo que exige al lector una atención que va mucho más allá del simple seguimiento de una trama más o menos compleja; se trata mucho más de acceder, en lo posible, a una erudición desbordante y de aceptar, desde el principio, una inferioridad intelectual, como lector, que puede llevar al hastío pero que, una vez asumida, predispone a una goce especulativo difícil de igualar. Es curioso que haya quien considere la obra narrativa del normando situada en la frontera con la poesía cuando, en realidad, su exigencia intelectual la convierte en una de las producciones más desafiantes de la literatura contemporánea, imposible de disociar de otros dos escritores de su generación cuyos planteamientos éticos y estéticos coinciden en gran medida: Pierre Michon y Pierre Bergounioux.

Las lágrimas (Les larmes, 2016, Premio de Literatura André Gide en 2017) se desenvuelve teniendo en cuenta todos estos parámetros, y aunque la excusa sea la recreación del primer documento registrado escrito en la lengua de los francos, su desarrollo abarca desde el origen del código oral, su relación con los sonidos de la naturaleza, el entorno cultural de la Alta Edad Media, la contraposicion del mundo intelectual, mantenido en esos oasis de paz y contemplación que fueron los monasterios religiosos, y del mundo material de guerras y conquistas, de los movimientos de las frágiles fronteras y de los dominios imperiales, en un mundo en perpetua contienda que intentaba encontrar su destino a través de la muerte del enemigo.

Mientras la utilidad de la comunicación oral tuvo que ver con la satisfacción de las necesidades primarias y con la relación con los animales, la lengua, en forma de canto, surgió de una necesidad más lúdica que utilitarista, y primó su efecto musical. Con posterioridad, cuando la necesidad la convirtió en un medio de comunicación compleja y tuvo que expresar conceptos abstractos -especula Quignard con la posibilidad de que la lengua se inventara para nombrar cosas que no existen-, precisó de una articulación más precisa y sacrificó su capacidad lúdica en aras de la funcionalidad; es muy posible que, en realidad, la primera palabra expresada derivara de una orden o de una interjección. 

Las teselas de ese mosaico en el que Quignard reproduce toda una época las constituyen  algunos de los personajes relacionados con la vida intelectual y pública de los siglos VIII y IX en la tierra de los francos, y se centra el Nithard y Hartnid -hijos de Angilberto (posteriormente, rechazado por Carlomagno, retirado de la vida pública y nombrado padre abad de la Abadía de Saint-Riquier, y que pasará a la posteridad cristiana como San Angilberto) y Berta, hija de Carlomagno, concebidos, según la leyenda, sin conocimiento ni consentimiento del emperador-, gemelos de carácter opuesto y vidas aisladas, destinados por nacimiento a habitar dos orbes separados de la infinidad de mundos posibles, y a hacerlos complementarios para conseguir, con su imposible unión, la creación del mundo moderno. 
"Hay una habitación oculta en la casa de las mujeres, donde duermen. Ningún hombre tiene derecho a entrar en ella. Allí es donde se renueva la sociedad de los francos. Las Madres, a las que también llaman las Fuentes, conservan celosamente su secreto. Ellas se lo comunican a las muchachas en su adolescencia, y a partir de ese día las muchachas dejan de ser muchachas, pasan y se vuelven mujeres."
Nithard permanece en la corte, en la que llegará a ser consejero real y abad laico de la Abadía de Saint-Riquier como su padre, y es encargado de diversas tareas diplomáticas y bélicas, en el transcurso de una de las cuales fallece víctima de un hachazo en la cabeza; Quignard, en un desafiante juego de espejos, asocia a su personaje el Hermano Lucius, un monje erudito cuya biografía es complementaria a la de Nithard. Y Hartnid, la némesis de su hermano, viajero y mercenario, alejado del poder familiar; también él posee un personaje complementario, Sar, la mujer desconocida cuyo rostro ha quedado impreso en su mente y que buscará a lo largo del mundo conocido, una adivina cassandresca que profetiza a tan largo plazo que cuando formula su vaticinio nadie se la cree y cuando se cumple lo que ha anunciado nadie recuerda su profecía.

Como integrante del séquito de Carlos el Calvo, Nithard asiste a la firma de los Serments de Strasbourg, que sellaron la alianza entre Carlos II el Calvo y Luis II el Germánico contra Lotario, su hermano mayor, los tres hijos de Luis el Piadoso y nietos de Carlomagno.
"Nithard, que era el más letrado entre ellos -que en todo caso fue el primero entre ellos ya que escribió por primera vez la lengua que ahora yo escribo, puesto que inventó esta lengua anotándola una tarde en el campamento levantado en la nieve sobre la orilla del Ill-, la recitaba con dificultad."
Es necesario tener en consideración la dificultad de datar el nacimiento de una lengua, aunque se conozca su origen y pueda reconstruirse el proceso por el cual una, la antecedente, se convierte en otra; asimismo, conviene no olvidar la razón por la que una representación simbólica deja de ser efectiva y es sustituida por otra, que traduce el mundo mediante un nuevo sistema de signos -primero verbales, solo después escritos- que significa una nueva concepción del mundo y estrena una nueva forma de relacionarse primero con él, después con los semejantes.

Más fácil es certificar el primer registro escrito -siempre que sea realmente el primero, no el más antiguo que existe sino el más antiguo que se ha encontrado; y que el registro esté fechado-. Este documento, redactado el latín, fue traducido al germánico, con el fin de que los soldados de Luis entendieran lo que juraban, y a la lengua romance que hablaban los francos, traducción destinada a las tropas de Carlos el Calvo ; el testimonio escrito del tratado, fechado el 14 de febrero de 842, es la primera huella de la lengua francesa escrita. Políticamente, ese tratado quizás también significó el origen de la idea de Europa.
"Gregorio tuvo como continuador a Fredegario, Eginardo tuvo como continuador a Nithard, tales fueron los cuatro primeros escritores que redactaron las maravillas que cuentan la historia de los francos. Pero es verdad que escribir no consiste en levantar la mano hacia el cielo. Escribir no consiste para nada en bendecir. Escribir es bajar la mano al suelo o a la piedra, o al plomo, o a la piel, o a la página, y es anotar el mal."
Sin embargo, una lengua no alcanza su estatuto unificado hasta que no es el vehículo del arte; este cambio de disposición también tiene, en el caso del francés, una fecha. Según la leyenda, un pájaro salió volando del cuello de la decapitada Eulalia, la mártir barcelonesa que no quemó en la pira a la que la había condenado Maximianus por hereje, igual que sale un niño del sexo de su madre, igual que salió el francés del latín. El primer poema escrito en esa lengua está compuesto por veintinueve versos que recrean ese milagro y que empieza con el decasílabo "Buona pulcella fut Eulalia"; el 12 de febrero de 881, el último verso del poema, "in figure de colomb volat al ciel", echó a volar la nueva lengua como instrumento de expresión artística.

Al final de su vida, presto a morir, Hartnid echa en falta a dos personas: a su hermano Nirthad, caído en batalla treinta y tres años antes, y a Sar, la chamana que amó, allá en su juventud; y sufre, perseguido por los fantasmas de sus contemporáneos muertos, que le reprochan su inacción.

¿Por qué gran parte de los actos más heroicos se realizan en la proximidad de la muerte? Porque ya nada importa; porque es más importante la heroicidad que la vida; porque ese acto será más recordado si es el último; porque la medida de la heroicidad es mayor si cuesta la vida; porque después del hecho heroico ya solo cabe la desaparición.
"Caminamos hacia los gritos que se oyeron en el vientre negro de las madres hasta el día en que empezamos a ponernos de pie y a titubear en dirección a lo que interpretamos como tiernas sonrisas, a lo que descubrimos como bellos rostros de labios pintados que se volvían como señuelos debajo de grandes cabelleras huecas, encima de grandes vestidos huecos, como letras extrañas, mágicas, que embrujan."
Quignard obliga al lector a replantearse el concepto de ficción y, sobre todo, el de narratividad, al mismo tiempo que le exige la atención plena de aquellas tareas que no permiten ninguna distracción. La recompensa es incalculable.

Calificación: Hors catégorie

Anexo I
Genealogía de los gemelos Nithard y Hartnid
(Fuente: Wikipédia: https://fr.wikipedia.org/wiki/Nithard)

Charlemagne
Hildegarde de Vintzgau
Angilbert
Berthe
Louis le Pieux
Hartnid
Nithard
Lothaire
Louis II de Germanie
Charles II le Chauve


Anexo II
Les Serments de Strasbourg
(Fuente: Wikipédia: https://fr.wikipedia.org/wiki/Serments_de_Strasbourg)
El texto pronunciado por Luis el Germánico fue:
«Pro Deo amur et pro christian poblo et nostro commun salvament, d'ist di en avant, in quant Deus savir et podir me dunat, si salvarai eo cist meon fradre Karlo et in aiudha et in cadhuna cosa, si cum om per dreit son fradra salvar dift, in o quid il mi altresi fazet, et ab Ludher nul plaid nunquam prindrai, qui meon vol cist meon fradre Karle in damno sit.»
Y este el juramento de las tropas de Carlos el Calvo:
«Si Lodhuvigs sagrament, que son fradre Karlo iurat, conservat, et Karlus meos sendra de suo part non lostanit, si io returnar non l'int pois : ne io ne neuls, cui eo returnar int pois, in nulla aiudha contra Lodhuvig nun li iv er.» 
Anexo III
Séquence de sainte Eulalie
(Fuente: Wikipédia: https://fr.wikipedia.org/wiki/Séquence_de_sainte_Eulalie)


Buona pulcella fut Eulalia.
Bel auret corps bellezour anima.
Voldrent la ueintre li d[õ] inimi.
Voldrent la faire diaule servir
Elle nont eskoltet les mals conselliers.
Quelle d[õ] raneiet chi maent sus en ciel.
Ne por or ned argent ne paramenz.
Por manatce regiel ne preiement,
Niule cose non la pouret omq[ue] pleier.
La polle sempre n[on] amast lo d[õ] menestier.
E por[ ]o fut p[re]sentede maximiien.
Chi rex eret a cels dis soure pagiens.
Il[ ]li enortet dont lei nonq[ue] chielt.
Qued elle fuiet lo nom xr[ist]iien.
Ellent adunet lo suon element
Melz sostendreiet les empedementz.
Quelle p[er]desse sa uirginitet.
Por[ ]os suret morte a grand honestet.
Enz enl fou la getterent com arde tost.
Elle colpes n[on] auret por[ ]o nos coist.
A[ ]czo nos uoldret concreidre li rex pagiens.
Ad une spede li roueret tolir lo chief.
La domnizelle celle kose n[on] contredist.
Volt lo seule lazsier si ruouet krist.
In figure de colomb uolat a ciel.
Tuit oram que por[ ]nos degnet preier.
Qued auuisset de nos Xr[istu]s mercit
Post la mort & a[ ]lui nos laist uenir.
Par souue clementia.

Otros recursos relativos al autor en este blog:
Notas de Lectura de Sobre la idea de una comunidad de solitarios
Notas de Lectura de Pequeños tratados

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