Morte d'Urban. J. F. Powers. La Navaja Suiza Editores, 2018 Traducción de Ce Santiago |
Pero "los caminos del Señor son inescrutables", y esa confortable situación profesional se ve truncada cuando es trasladado a una casa de retiro en ruinas en medio de ninguna parte, en un ambiente rural cerrado y sectario, en la que tres sacerdotes y un lego languidecen entre la impracticable expansión de la orden y las interminables e infructuosas reparaciones de la sede. La inclusión en esa comunidad resta importancia al aspecto evangélico -Urban es un reconocido orador y sus sermones y conferencias gozan de gran prestigio- y plantea retos de simple convivencia; más cuando la doctrina católica, en un entorno en su mayoría protestante, es vista como una curiosa anécdota o incluso como una excentricidad.
Ese cambio que lleva a Urban de las tareas de evangelización a las preocupaciones por la supervivencia de la orden y de la propia sede, en un ambiente hostil en lo religioso pero comprensivo en lo humano, se ve agravado por la animadversión, mezcla de envidia y de autoritarismo, de uno de sus colegas, situación que da lugar a incruentos pero malintencionados enfrentamientos provocados por diferencias relativas a la vida cotidiana de la comunidad, unas intrigas palaciegas por asuntos de menor importancia que sustituyen a los desvelos que deberían ocuparles, la salvación de las almas de los fieles.
Pero esa hostilidad no es la única que debe afrontar Urban, también está la manifiesta animosidad de la sociedad local, sobre todo por parte de los caciques de la región, poco dados a los planteamientos religiosos que puedan cuestionar sus acciones y más atentos a sus intereses, a menudo poco cristianos. Es en este ambiente tan poco prometedor en el que tiene lugar el nacimiento de la duda de Urban entre seguir con su misión apostólica e integrarse en una sociedad religiosamente indiferente, proceso que constituye el núcleo principal y central de la trama.
Calificación: ****/*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario