29 de enero de 2016

La invención del mundo

La invención del mundo. Olivier Rolin. Reverso Editorial, 2005
Traducción de Carlos Manzano
"¡Hónranos! ¡Danos vida! Nos alimentamos con el sacrificio de las palabras, ¡conduce enormes rebaños hasta nuestro altar! ¡Palabras ubérrimas, palabras sin tacha, de pelaje brillante, de hocico poderoso, habituadas a pacer la hierba más tierna! ¡Palabras de piernas nerviosas, de cuernos acerados! ¡De arranques prodigiosos! ¡De alcances innumerables! ¡Palabras que hagan resonar la tierra bajo sus pezuñas pulidas, que arrojen fuego por las ventanas de la nariz! ¿Cómo podríamos nosotros, el mundo, vivir, si no se nos ofrece la sangre negra de las palabras, su carne roja, su grasa olorosa para que nos nutramos, su piel suave y lanuda o dura y áspera y leonada o blanca o negra para que nos vistamos con ella, sus huesos huecos para tocar la flauta?"
Olivier Rolin se propuso describir un día en la Tierra; para tal proyecto, recogió cuatrocientos noventa y un periódicos del día 21 de Marzo de 1989, día del equinoccio de primavera, escritos en treinta y una lenguas de todo el mundo y recreó aquellas historias que le fueron sugeridas por algunas de las noticias que contenían; este fue el material del que obtuvo La invención del mundo (L'Invention du monde,  1993).
"Llegaba yo a pensar que los libros -todos y los míos en particular- no eran, como en el sueño de mi vanidad, un espejo del mundo sino algo más: un montón de cosas efímeras añadidas al mundo."
Contar todo lo que sucede en el mundo en un día determinado, asumiendo que lo que acaeció realmente sólo puede ser re-creado, ni inventado ni reproducido; aprovechar el poder generador de realidades que tienen las palabras, y, por tanto, de mundos, mientras hacen que este en particular se construya al mismo tiempo que se va escribiendo.
"Yo escribo al dictado del mundo que creo."
Juan, el evangelista más literario, se permitió, al comienzo de su relato, enmendar al mismo Dios del Génesis: "En el principio era el Verbo..."; 
"No era correcto decir que el mundo no existía. Ya lo creo que existía... constantemente creado por las palabras."
de lo que se trata, en definitiva, es de la creación del mundo mediante la palabra, nombrar algo es crearlo, darle vida: "Entonces Dios dijo: hágase la luz, y la luz se hizo". 
"Lo que yo voy a construir para ti es un palacio de palabras [...]"
Después, leer lo creado -un mundo hecho de palabras puede leerse- es también otro acto de creación.

El conjunto de todo lo existente -el mundo, la Tierra, el planeta, la physis- no sería más que una hoja en blanco, sin pautas ni más regla que sus propios límites, en cuyo seno se inscriben las vidas de objetos y seres, inertes y vivos, y las infinitas relaciones entre ellos; un cuaderno multidimensional con conexiones multinivel que se materializan en cuanto se nombran, y que se mueve mediante la enumeración.
"[...] así como cada uno de los puntos del espacio se encuentra vinculado, trenzado, con todos los demás en los que se transforma, así también cada uno de los puntos del tiempo sólo está separado de los otros por un punto de vista, por una irisación."
Un hecho da lugar a una noticia; la noticia, elaborada, da lugar a una historia; un conjunto de historias representan un mundo. 
"Todo, cada uno de los episodios, cada uno de los versos o versículos de las historias fundamentales, se reescribía sin cesar en variaciones nuevas todas las veces: el mundo [...] era el conjunto de esos millones de reescrituras simultáneas."
La elección de unos hechos y el descarte de otros condicionan la existencia de las noticias, al igual que las mismas historias quedan modificadas, por una parte, por la orientación de la noticia-fuente, pero también por toda la variedad posible de elaboraciones por parte del escritor.  De este modo, el número de combinaciones es prácticamente inabarcable, dando cada una la posibilidad de invención de un mundo diferente mediante un proceso combinatorio plenamente oulipiano.
"¡Se concedió la inteligencia al hombre para que concibiera grandes, audaces fracasos! ¡La Torre de Babel! ¡El hidroavión gigantesco de Howard Hughes! ¡Finnegan's (sic) Wake! ¡Prometeo!"
Excede la intención de este lector abarcar ni siquiera una parte significativa del contenido de La invención del mundo; se trata de un proyecto de tal complejidad que debería ser asumido por personas más cualificadas. Sin embargo, me atrevo a recomendarlo a todo aquel lector que guste de bucear más allá de lo establecido como normal. Un reto.
"Os he ofrecido un relato que trataba de una multitud de hombres y mujeres esparcidos por la superficie de la Tierra, encerrados en el paréntesis de un día: ¡y me habéis creído! Había -como en el escudo labrado por un Dios para un héroe moderno- ciudades, llanuras, carreteras, mares surcados por navíos, el vuelo de las nubes, el ruido de la lluvia, el fascinante resplandor del fuego, el artificio de la luz y la noche. ¡Niños! ¡Eran cuentos para niños! Nada de todo eso, en lo que estáis acostumbrados a creer, existe."
Calificación: ****/***** 

27 de enero de 2016

La Comedia humana. Volumen I

La Comedia humana. Escenas de la vida privada. Volumen I. Honoré de Balzac. 
Hermida Editores, 2014. Traducción y notas de Aurelio Garzón del Camino
"Verdad es que cuando la producción de un autor es escasa, el amor propio suele apoderarse de él, pero no es menos cierto que la modestia es atributo de los autores prolíficos."
La reparación de una injusticia con el lector en castellano

Hace cosa de un año y medio, y para poner remedio a la imperdonable falta de una traducción completa al castellano del ciclo novelesco más extenso, por lo menos entre los que han perdurado, de la literatura occidental, coincidieron en el tiempo los lanzamientos de dos primeros volúmenes de La Comedia humana por parte de dos editoriales españolas; es cierto que el proyecto de traducir -o revisar traducciones ya publicadas- y editar el conjunto de los 91 títulos, entre relatos, nouvelles y novelas, que componen la obra de Balzac debe ser tomado en consideración como un trabajo a medio plazo y que, por motivos editoriales, la cadencia de publicación debe ser cuidadosamente estudiada, pero a la hora de proyectar tan magno empeño es imprescindible asumir la responsabilidad de no defraudar a un público exigente -y reducido, además, no son estos buenos tiempos para la novela decimonónica- que pueda estar interesado en el ciclo. Uno de los proyectos, iniciado por una editorial en la periferia de un gran grupo multinacional -habitualmente poco preocupados por esos intrusos de gustos ingobernables que son los lectores y mucho por sus cuentas de resultados-, se quedó en el camino, publicó un primer volumen y desapareció. El otro, iniciado por una pequeña editorial de Paracuellos del Jarama, siguió con el empeño y a día de hoy lleva ya publicados tres volúmenes; es de esta edición de la que se irá dando fe en esta bitácora, a medida en que vayan publicándose y puedan ser incluidos en la agenda lectora de este redactor.

Presupuestos de la obra

La Comedia humana abarca narraciones, algunas de ellas interconectadas, ubicadas temporalmente entre la Restauración borbónica (1815) hasta la Monarquía de Julio (1830), cuyo nombre hace lejana referencia a la Divina comedia de Dante, y su motivación se debió a que una vez completada y establecida la taxonomía animal, faltaba hacer lo propio con la especie humana; a pesar de ser mucho más compleja, pues la inestabilidad humana sobrepasa a la multiplicidad de las especies animales, Balzac adopta la intención de recorrer ese camino. Dada la inconstancia de las conductas humanas, es ocioso plantearse la descripción de los individuos, pues su variabilidad convertiría el intento en improductivo; le valdría más  olvidarse de los individuos y centrarse en las costumbres, el verdadero marco en cuyo interior se desarrolla la vida social, es decir, las relaciones.
"El azar es el mayor novelista del mundo: para ser fecundo, basta con estudiarlo. La sociedad francesa iba a ser el historiador, y yo tenía que limitarme a ser el secretario. Levantando el inventario de los vicios y las virtudes, reuniendo los principales datos de las pasiones, pintando los caracteres, escogiendo los sucesos principales de la sociedad, componiendo tipos por la reunión de los rasgos de varios caracteres homogéneos, quizá pudiese llegar a escribir la historia descuidada por tantos historiadores: la de las costumbres."
Este conjunto de relatos, publicados ex-profeso bajo esta denominación del conjunto pero agrupando también material publicado con anterioridad, recibió el nombre con que ha pasado a la posterioridad y consistió, en las propias palabras de Balzac, en:
"La inmensidad de un plan que comprende a la vez la historia y la crítica de la sociedad, el análisis de sus males y la discusión de sus principios, me autoriza, creo yo, a darle a mi obra el título bajo el cual aparece hoy: La Comedia humana. ¿Es ambicioso? ¿No es sino justo? Esto es lo que, terminada la obra, el público decidirá."
Una reflexión final

La pequeña reflexión acerca de las obras literarias que marcan una época que refería en otro lugar es perfectamente compatible aquí. El lector se queda sin palabras, literalmente, ante el intento de comentar parte de una de las obras cumbres de la literatura universal, en el caso de que la competencia de éste permitiera cualquier comentario, que no es el caso. Si es cierto que, como dicen, se podría reconstruir una hipotéticamente destruida Dublín sólo siguiendo las indicaciones contenidas en las obras de Joyce, no lo sería menos la posibilidad de reduplicar la sociedad francesa de la primera mitad del siglo XIX solamente a partir de las obras que contiene esa summa que constituye La comedia humana. Su lectura es un placer inenarrable que debería figurar, obligatoriamente, en la agenda de cualquier persona a la que le interese la literatura, la historia o, simplemente, la vida, que lleva a este lector a dos reflexiones: seguiremos leyendo y buceando en las novedades literarias, buscando descubrir a los nuevos clásicos y poniendo nuestras esperanzas en los escritores contemporáneos pero con la íntima convicción de que, aunque la comparación no sea entre magnitudes homogéneas y suene a perogrullada, la Gran Literatura lleva ya mucho tiempo escrita; y, a la vista de este tipo de obras, que quede, si acaso, la inspiración para los poetas; para los novelistas, oficio, oficio y oficio.

Siendo este el plan general del autor, me limitaré a redactar una pequeña introducción a cada una de las obras incluidas en el volumen, haciendo más hincapié en los detalles sociales y de las costumbres que en la acción propiamente dicha.

"La casa del gato juguetón"

Balzac expone, con una mirada tan minuciosa como crítica, la inanidad de la vida del pequeño comerciante y su contradictoria aspiración a formar parte de una burguesía que acababa de encontrar su lugar en la sociedad post-revolucionaria, sus desmedidas aspiraciones y lo pequeño de su equipaje para tal cambio de estatus, y la imposibilidad de ascender socialmente a una aristocracia que el bonapartismo había resucitado y llenado de contenido.

"El baile de Sceaux"

En tiempos de la Restauración, los héroes de la Revolución y sus descendientes pasaron a conformar un nuevo ancien régime con todas sus consecuencias. La Corte, a su pesar, ya no era corte, y una incipiente burguesía tomaba al asalto el poder real arrinconando a una nobleza cuya máxima aspiración era casar a sus hijas con algún miembro notable de la casta emergente.
"Las costumbres han cambiado bastante. Con esas ideas de orden legal, de kantismo y de libertad, la juventud se ha echado a perder."
La ambición es aconsejable mientras no sobrepase un cierto límite, más allá del cual se revuelve contra el ambicioso y le hace pagar cara, a veces para toda su vida, la desmesura de su aspiración.

"La vendetta"

El convulso lapso de tiempo entre el exilio napoleónico a la isla de Elba, la restauración realista con Luis XVIII, los Cien Días y el exilio definitivo a Santa Elena puso a prueba la red de lealtades a uno y otro bando: el héroe de ayer se había convertido hoy en un traidor, y el conspirador en un fiel informante.

Las rencillas entre familias sobreviven al paso del tiempo en una especie de estado de latencia, cruzan el mar siguiendo a su objetivo, y permanecen agazapadas esperando el momento óptimo para manifestarse y arruinar la vida de ciertos descendientes para los cuales la primitiva enemistad no posee ya ningún sentido. Sin embargo, mantiene todo su poder y culmina su trabajo, indiferente a las desgracias que puede provocar, porque ha huido de las manos de sus propietarios y materializa su venganza a la primera ocasión favorable que se le presenta.

"La Bolsa"
"Las más dulces reflexiones nacen y se suceden como las ondas circulares que estremecen la superficie del agua partiendo del punto en que la piedra cayó."
 Por más que sea ampliamente aceptado y repetidamente enunciado, es evidente que el amor de sabe de juicios sino que se basa en la pérdida del mismo. Las apariencias adoptan el carácter de categorías y las categorías descienden al nivel de la anécdota.

"La amante imaginaria"

El reinado de Luis Felipe, que significó un oasis de estabilidad en una Europa convulsa, hizo de Francia el destino preferido del exilio continental, particularmente desde los países que se hallaban bajo la influencia geopolítica del imperio ruso. Entre ellos, los procedentes de una aristocracia de cartón-piedra en franca descomposición: la polaca. Fue esa una época perfecta para que segundones sin fortuna y aristócratas venidos a menos, camuflados como exiliados políticos, se trasladaran junto con su mítico pasado a la capital del mundo a pasear su clase, medrar entre la burguesía -la aristocracia francesa les estaba completamente vedada- y conseguir, a falta de algo mejor, un lustroso y provechoso matrimonio.
"La amistad, ángel mío, ignora las quiebras del sentimiento y las debilidades del placer. Después de haber dado más de lo que tiene, el amor acaba por dar menos de lo que recibe."
Por lo demás, sean lo exóticas que se quiera las referencias, los individuos se hallan sometidos a las mismas pasiones, pues incluso los polacos parecen ser seres humanos antes que polacos; también en su caso particular, la amistad y el amor nunca han sido buenos compañeros.

Calificación: Hors catégorie

22 de enero de 2016

Por la felicidad y por la libertad

Por la felicidad y por la libertad. Discursos. Maximilien Robespierre. El Viejo Topo, 2005
Edición de Yannick Bosc, Florence Gauthier y Sophie Wahnich
“El pueblo siempre quiere el bien, pero no siempre lo ve. Los mandatarios siempre ven el bien, pero no siempre lo quieren.“
El tratamiento que le ha otorgado la Historia a Maximilien Robespierre y la intuición de que su discurso ha sido manejado por la historiografía oficial a su gusto y disposición, me llamaron la atención desde que empecé a sospechar de que algunos males de nuestro país, aquellos cuya solución debía de aportar la política, provenían de la ausencia en España de un movimiento revolucionario parecido a la Revolución Francesa. Leer ahora, en pleno siglo XXI, una selección de los discursos de Robespierre, más que justificación, debía ser fruto de una motivación especial; agotado, personal e intelectualmente por el discurso neoliberal del gobierno de las elites y del aplastamiento del poder legislativo en manos del ejecutivo -y en otras manos que no se manifiestan pero que manejan desde su invisibilidad el destino de los ciudadanos-, quise valorar la vigencia del discurso del Montañés para una sociedad hipnotizada, la posible aportación de uno de los protagonistas de la primera revolución moderna en sus propias palabras, sin filtros ni interpretaciones. Y también si la lucha contra el statu quo en el siglo XXI podía aprovechar las armas y la experiencia del derrocamiento de los borbones en el XVIII, aunque nuestros “borbones” contemporáneos sean inmensamente más poderosos y muchísimo más escurridizos. Me interesaban mucho más, en principio, las ideas revolucionarias de Robespierre que la materialización de las mismas a partir de Thermidor del Año II.

Acudir a las fuentes confirma que Robespierre ha sido injustamente tratado por la historia oficial y adulterado su mensaje por aquéllos hacia quienes iban dirigidos sus discursos; sólo acudiendo a esas fuentes, a sus propias palabras, puede uno hacerse una idea cabal de la importancia del personaje y de su verdadera contribución a la liberación de los oprimidos y a la libertad de los subyugados. Los “Derechos del Hombre y del Ciudadano” pueden considerarse un desideratum, una declaración-objetivo hacia el que debe conducir la actividad pública; la aportación de Robespierre a este acercamiento es el radicalismo de su propuesta. A continuación, un extracto de esas ideas fundamentales:

-Todo aquel que esté sometido a la ley debe ser facultado por ésta para expresar su opinión, a que su opinión sea tenida en cuenta, y a poder reformarla y derogarla: el sufragio universal no debe tener ningún límite.
-No se puede segregar en función del origen: todos los habitantes del territorio francés deben poseer los mismos derechos y las mismas obligaciones.
-Rendición del interés particular ante la voluntad general.
-Las respuestas de la justicia deben ser proporcionales a la situación que se pone bajo su arbitrio; igual de indeseable es el defecto como el exceso.
-Las funciones de defensa y de policía deben depender del legislativo -no del ejecutivo-, y suscribir la divisa “Libertad-Igualdad-Fraternidad”. Supresión a medio plazo del ejército profesional y sustitución por una Guardia Nacional compuesta por ciudadanos armados y entrenados; mantenimiento de la gendarmería durante el proceso de cambio y posterior supresión.
-Supresión de la condición imprescindible de ser contribuyente para poder ejercer los derechos del ciudadano, entre ellos el voto.
-Oposición a la redacción de una Constitución para las colonias que suspendiera la vigencia de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y validara el esclavismo.
-Defensa a ultranza del espacio público democrático con incidencia especial en la libertad de prensa.
-Inutilidad de la guerra de conquista.
-No puede haber una Revolución sin revolución.
-El derecho a la existencia y a los medios para conservarla, propiedad común de la sociedad, tiene prioridad sobre la propiedad privada de los bienes materiales.
-La justicia popular tiene el mismo valor que la justicia que se imparte en los Tribunales.
-Abolición de la pena de muerte: el Derecho de la sociedad no puede superar el Derecho de cada Ciudadano.
-El poder ejecutivo debe estar subordinado siempre al poder legislativo.
-Implantación de impuestos progresivos y limitación del derecho a la propiedad a no interferir en la libertad de nadie.
-El deber del poder legislativo es hacer felices y libres a los hombres mediante las leyes.
-La insurrección contra la injusticia no es solamente un derecho, es también un deber.
-Las leyes de libre comercio quedan sin aplicación para los bienes de primera necesidad.
-Las leyes revolucionarias, leyes excepcionales, son promulgadas por el gobierno revolucionario para dar a los ciudadanos toda la protección natural; a los enemigos del pueblo, la muerte. 
-El fin de la República es el disfrute sosegado de la libertad y de la igualdad, el reino de la justicia eterna.

Anexo I

Texto de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de Agosto de 1789

Les Représentants du Peuple Français, constitués en Assemblée Nationale, considérant que l'ignorance, l'oubli ou le mépris des droits de l'Homme sont les seules causes des malheurs publics et de la corruption des Gouvernements, ont résolu d'exposer, dans une Déclaration solennelle, les droits naturels, inaliénables et sacrés de l'Homme, afin que cette Déclaration, constamment présente à tous les Membres du corps social, leur rappelle sans cesse leurs droits et leurs devoirs ; afin que les actes du pouvoir législatif, et ceux du pouvoir exécutif, pouvant être à chaque instant comparés avec le but de toute institution politique, en soient plus respectés ; afin que les réclamations des citoyens, fondées désormais sur des principes simples et incontestables, tournent toujours au maintien de la Constitution et au bonheur de tous.
En conséquence, l'Assemblée Nationale reconnaît et déclare, en présence et sous les auspices de l'Etre suprême, les droits suivants de l'Homme et du Citoyen.
Article 1er. Les hommes naissent et demeurent libres et égaux en droits. Les distinctions sociales ne peuvent être fondées que sur l'utilité commune.
Article 2. Le but de toute association politique est la conservation des droits naturels et imprescriptibles de l'Homme. Ces droits sont la liberté, la propriété, la sûreté, et la résistance à l'oppression.
Article 3. Le principe de toute Souveraineté réside essentiellement dans la Nation. Nul corps, nul individu ne peut exercer d'autorité qui n'en émane expressément.
Article 4. La liberté consiste à pouvoir faire tout ce qui ne nuit pas à autrui : ainsi, l'exercice des droits naturels de chaque homme n'a de bornes que celles qui assurent aux autres Membres de la Société la jouissance de ces mêmes droits. Ces bornes ne peuvent être déterminées que par la Loi.
Article 5.  La Loi n'a le droit de défendre que les actions nuisibles à la Société. Tout ce qui n'est pas défendu par la Loi ne peut être empêché, et nul ne peut être contraint à faire ce qu'elle n'ordonne pas.  
Article 6. La Loi est l'expression de la volonté générale. Tous les Citoyens ont droit de concourir personnellement, ou par leurs Représentants, à sa formation. Elle doit être la même pour tous, soit qu'elle protège, soit qu'elle punisse. Tous les Citoyens étant égaux à ses yeux sont également admissibles à toutes dignités, places et emplois publics, selon leur capacité, et sans autre distinction que celle de leurs vertus et de leurs talents. 
Article 7. Nul homme ne peut être accusé, arrêté ni détenu que dans les cas déterminés par la Loi, et selon les formes qu'elle a prescrites. Ceux qui sollicitent, expédient, exécutent ou font exécuter des ordres arbitraires, doivent être punis ; mais tout citoyen appelé ou saisi en vertu de la Loi doit obéir à l'instant : il se rend coupable par la résistance. 
Article 8. La Loi ne doit établir que des peines strictement et évidemment nécessaires, et nul ne peut être puni qu'en vertu d'une Loi établie et promulguée antérieurement au délit, et légalement appliquée.  
Article 9. Tout homme étant présumé innocent jusqu'à ce qu'il ait été déclaré coupable, s'il est jugé indispensable de l'arrêter, toute rigueur qui ne serait pas nécessaire pour s'assurer de sa personne doit être sévèrement réprimée par la loi.  
Article 10. Nul ne doit être inquiété pour ses opinions, même religieuses, pourvu que leur manifestation ne trouble pas l'ordre public établi par la Loi.
Article 11. La libre communication des pensées et des opinions est un des droits les plus précieux de l'Homme : tout Citoyen peut donc parler, écrire, imprimer librement, sauf à répondre de l'abus de cette liberté dans les cas déterminés par la Loi.
Article 12. La garantie des droits de l'Homme et du Citoyen nécessite une force publique : cette force est donc instituée pour l'avantage de tous, et non pour l'utilité particulière de ceux auxquels elle est confiée.
 Article 13. Pour l'entretien de la force publique, et pour les dépenses d'administration, une contribution commune est indispensable : elle doit être également répartie entre tous les citoyens, en raison de leurs facultés.
Article 14. Tous les Citoyens ont le droit de constater, par eux-mêmes ou par leurs représentants, la nécessité de la contribution publique, de la consentir librement, d'en suivre l'emploi, et d'en déterminer la quotité, l'assiette, le recouvrement et la durée. 
Article 15. La Société a le droit de demander compte à tout Agent public de son administration.
Article 16. Toute Société dans laquelle la garantie des Droits n'est pas assurée, ni la séparation des Pouvoirs déterminée, n'a point de Constitution.
Article 17. La propriété étant un droit inviolable et sacré, nul ne peut en être privé, si ce n'est lorsque la nécessité publique, légalement constatée, l'exige évidemment, et sous la condition d'une juste et préalable indemnité.


Texto de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 25 de Junio de 1793

Le peuple français, convaincu que l'oubli et le mépris des droits naturels de l'homme, sont les seules causes des malheurs du monde, a résolu d'exposer dans une déclaration solennelle, ces droits sacrés et inaliénables, afin que tous les citoyens pouvant comparer sans cesse les actes du gouvernement avec le but de toute institution sociale, ne se laissent jamais opprimer, avilir par la tyrannie ; afin que le peuple ait toujours devant les yeux les bases de sa liberté et de son bonheur ; le magistrat la règle de ses devoirs ; le législateur l'objet de sa mission. - En conséquence, il proclame, en présence de l'Etre suprême, la déclaration suivante des droits de l'homme et du citoyen.
Article 1. - Le but de la société est le bonheur commun. - Le gouvernement est institué pour garantir à l'homme la puissance de ses droits naturels et imprescriptibles.
Article 2. - Ces droits sont l'égalité, la liberté, la sûreté, la propriété.
Article 3. - Tous les hommes sont égaux par la nature et devant la loi.
Article 4. - La loi est l'expression libre et solennelle de la volonté générale ; elle est la même pour tous, soit qu'elle protège, soit qu'elle punisse ; elle ne peut ordonner que ce qui est juste et utile à la société ; elle ne peut défendre que ce qui lui est nuisible.
Article 5. - Tous les citoyens sont également admissibles aux emplois publics. Les peuples libres ne connaissent d'autres motifs de préférence, dans leurs élections, que les vertus et les talents.
Article 6. - La liberté est le pouvoir qui appartient à l'homme de faire tout ce qui ne nuit pas aux droits d'autrui : elle a pour principe la nature ; pour règle la justice ; pour sauvegarde la loi ; sa limite morale est dans cette maxime : Ne fais pas à un autre ce que tu ne veux pas qu'il te soit fait.
Article 7. - Le droit de manifester sa pensée et ses opinions, soit par la voie de la presse, soit de toute autre manière, le droit de s'assembler paisiblement, le libre exercice des cultes, ne peuvent être interdits. - La nécessité d'énoncer ces droits suppose ou la présence ou le souvenir récent du despotisme.
Article 8. - La sûreté consiste dans la protection accordée par la société à chacun de ses membres pour la conservation de sa personne, de ses droits et de ses propriétés.
Article 9. - La loi doit protéger la liberté publique et individuelle contre l'oppression de ceux qui gouvernent.
Article 10. - Nul ne doit être accusé, arrêté ni détenu, que dans les cas déterminés par la loi et selon les formes qu'elle a prescrites. Tout citoyen, appelé ou saisi par l'autorité de la loi, doit obéir à l'instant ; il se rend coupable par la résistance.
Article 11. - Tout acte exercé contre un homme hors des cas et sans les formes que la loi détermine, est arbitraire et tyrannique ; celui contre lequel on voudrait l'exécuter par la violence a le droit de le repousser par la force.
Article 12. - Ceux qui solliciteraient, expédieraient, signeraient, exécuteraient ou feraient exécuter des actes arbitraires, seraient coupables, et doivent être punis.
Article 13. - Tout homme étant présumé innocent jusqu'à ce qu'il ait été déclaré coupable, s'il est jugé indispensable de l'arrêter, toute rigueur qui ne serait pas nécessaire pour s'assurer de sa personne doit être sévèrement réprimée par la loi.
Article 14. - Nul ne doit être jugé et puni qu'après avoir été entendu ou légalement appelé, et qu'en vertu d'une loi promulguée antérieurement au délit. La loi qui punirait les délits commis avant qu'elle existât serait une tyrannie ; l'effet rétroactif donné à la loi serait un crime.
Article 15. - La loi ne doit décerner que des peines strictement et évidemment nécessaires : les peines doivent être proportionnées au délit et utiles à la société.
Article 16. - Le droit de propriété est celui qui appartient à tout citoyen de jouir et de disposer à son gré de ses biens, de ses revenus, du fruit de son travail et de son industrie.
Article 17. - Nul genre de travail, de culture, de commerce, ne peut être interdit à l'industrie des citoyens.
Article 18. - Tout homme peut engager ses services, son temps ; mais il ne peut se vendre, ni être vendu ; sa personne n'est pas une propriété aliénable. La loi ne reconnaît point de domesticité ; il ne peut exister qu'un engagement de soins et de reconnaissance, entre l'homme qui travaille et celui qui l'emploie.
Article 19. - Nul ne peut être privé de la moindre portion de sa propriété sans son consentement, si ce n'est lorsque la nécessité publique légalement constatée l'exige, et sous la condition d'une juste et préalable indemnité.
Article 20. - Nulle contribution ne peut être établie que pour l'utilité générale. Tous les citoyens ont le droit de concourir à l'établissement des contributions, d'en surveiller l'emploi, et de s'en faire rendre compte.
Article 21. - Les secours publics sont une dette sacrée. La société doit la subsistance aux citoyens malheureux, soit en leur procurant du travail, soit en assurant les moyens d'exister à ceux qui sont hors d'état de travailler.
Article 22. - L'instruction est le besoin de tous. La société doit favoriser de tout son pouvoir les progrès de la raison publique, et mettre l'instruction à la portée de tous les citoyens.
Article 23. - La garantie sociale consiste dans l'action de tous, pour assurer à chacun la jouissance et la conservation de ses droits ; cette garantie repose sur la souveraineté nationale.
Article 24. - Elle ne peut exister, si les limites des fonctions publiques ne sont pas clairement déterminées par la loi, et si la responsabilité de tous les fonctionnaires n'est pas assurée.
Article 25. - La souveraineté réside dans le peuple ; elle est une et indivisible, imprescriptible et inaliénable.
Article 26. - Aucune portion du peuple ne peut exercer la puissance du peuple entier ; mais chaque section du souverain assemblée doit jouir du droit d'exprimer sa volonté avec une entière liberté.
Article 27. - Que tout individu qui usurperait la souveraineté soit à l'instant mis à mort par les hommes libres.
Article 28. - Un peuple a toujours le droit de revoir, de réformer et de changer sa Constitution. Une génération ne peut assujettir à ses lois les générations futures.
Article 29. - Chaque citoyen a un droit égal de concourir à la formation de la loi et à la nomination de ses mandataires ou de ses agents.
Article 30. - Les fonctions publiques sont essentiellement temporaires ; elles ne peuvent être considérées comme des distinctions ni comme des récompenses, mais comme des devoirs.
Article 3 1. - Les délits des mandataires du peuple et de ses agents ne doivent jamais être impunis. Nul n'a le droit de se prétendre plus inviolable que les autres citoyens.
Article 32. - Le droit de présenter des pétitions aux dépositaires de l'autorité publique ne peut, en aucun cas, être interdit, suspendu ni limité.
Article 33. - La résistance à l'oppression est la conséquence des autres Droits de l'homme.
Article 34. - Il y a oppression contre le corps social lorsqu'un seul de ses membres est opprimé. Il y a oppression contre chaque membre lorsque le corps social est opprimé.
Article 35. - Quand le gouvernement viole les droits du peuple, l'insurrection est, pour le peuple et pour chaque portion du peuple, le plus sacré des droits et le plus indispensable des devoirs.

Anexo II

El Tribunal Revolucionario de París, desde su creación el 10 de Marzo de 1793 hasta su supresión el 12 de Prairial del año III (31 de Mayo de 1795), registró la siguiente actividad:

Del 10 de Marzo de 1793 hasta el 22 de Prairial (10 de Junio de 1794):
Asuntos juzgados: 2.358
Condenas de muerte pronunciadas: 1.259
Absoluciones: 969

Del 23 de Prairial (11 de Junio de 1794) hasta el 9 de Thermidor (27 de Junio de 1794), período del "Gran Terror":
Asuntos juzgados: 1.703
Condenas de muerte pronunciadas: 1.366
Absoluciones: 336

En total, el Tribunal Revolucionario registró:
Asuntos juzgados: 5.215
Penas de muerte pronunciadas: 2.791
Absoluciones: 2.196

18 de enero de 2016

El buen sentido

El buen sentidoPaul-Henri Thiry, barón de Holbach. Laetoli,  2014. 
Traducción de José Javier Rodríguez. Epílogo de Miguel Benítez
"Todas las religiones reveladas [...] están llenas de dogmas misteriosos, principios ininteligibles, maravillas increíbles y relatos maravillosos que parecen imaginados sólo para confundir a la razón. Toda religión anuncia un Dios oculto cuya esencia es un misterio; por consiguiente, la conducta que se le atribuye es tan difícil de comprender como la esencia misma de ese Dios. En las distintas religiones [...] la divinidad sólo ha hablado de un modo enigmático y misterioso, y en todas partes se ha revelado sólo para anunciar misterios, es decir, para advertir a los mortales que quería que creyeran en contradicciones, imposibilidades y cosas a las que eran incapaces de asociar ninguna idea verdadera."
Paul Heinrich Dietrich, Paul-Henry Thiry en su versión francesa, barón de Holbach, fue una de las personalidades más eminentes en la rama parisina de los Enciclopedistas; aparte de su contribución en forma de artículos en la obra, también de procuró apoyo económico, y el "salón" de su esposa fue uno de los lugares de encuentro, incluso para personajes extranjeros, más afectos a la Ilustración. El buen sentido, junto con el reconocido Sistema de la naturaleza, del que se presenta como resumen o compilación, es la contribución más relevante del barón al pensamiento ateo del siglo XVIII.
"Los hombres son enfermos imaginarios que unos charlatanes interesados necesitan mantener en us locura para cobrar sus remedios. Los médicos que recetan muchos remedios son más escuchados que los que recomiendan un buen régimen o dejan actuar a la naturaleza."
Holbach, enemigo declarado de cualquier tipo de religión, incluso de la religión natural por la que habían apostado algunos pre-Ilustrados, antepone a la teología -Holbach personaliza su ataque a la religión en los teólogos- el buen sentido, entendido éste como "aquella parte del juicio que basta para conocer las verdades más simples, desechar los absurdos más llamativos y sorprenderse por las contradicciones más palpables". La reducción al absurdo de los preceptos de la religión le hace desembocar en un ateísmo razonado que sustituye, por ejemplo, al anticristianismo más visceral del abate Meslier, y que consiste, inicialmente, en una crítica sistemática, razonada y progresiva de la religión bajo la única luz de la razón. Positivismo, empirismo y racionalismo son los tres pilares que sostiene esa crítica, y en cuya base se encuentra la inteligencia, entendida como la conformidad de los medios empleados para conseguir el objetivo propuesto. Bajo estos supuestos, por ejemplo, analiza la eterna discusión, tan querida por los religiosos, de si es posible una moral laica, aduciendo que la que no es concebible es, precisamente, una moral religiosa.
No juzgamos a los hombres por sus ideas ni a las ideas por los hombres; juzgamos a los hombres por su conducta y a sus ideas por su conformidad con la experiencia, la razón y la utilidad para el género humano."
Es posible que, a la luz de la antigüedad del texto, las tesis de Holbach nos parezcan algo ingenuas, pero es imprescindible ponerlas en su contexto y no olvidar que esa inclemente crítica a la religión conlleva una censura no menos rigurosa a la institución monárquica.
"La verdadera religión es siempre la religión del soberano, el verdadero Dios es el Dios que el soberano adora, la voluntad de los sacerdotes que gobiernan al soberano resulta siempre la voluntad de Dios."
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13 de enero de 2016

Consejos de provecho y opiniones impertinentes


Consejos de provecho y opiniones impertinentes. Girolamo Cardano. Edhasa, 2005
Edición y traducción de Francisco Socas
"Juzgad al sabio por sus obras, no por sus palabras; en cambio, al necio, por cualquiera de las dos."
La amplitud del genio, la variabilidad de sus intereses y la multiplicidad de sus ocupaciones hacen tanto a Girolamo Cardano como a su multifacética obra difícilmente clasificable.
"Ten presente que tienes una sola lengua, y bien escondida, pero dos orejas, y bien a la vista".
Paradigmático ejemplo de hombre del Renacimiento, su mayor mérito intelectual consistió en la aplicación del punto de vista múltiple en sus consideraciones intelectuales, radicalmente contrario a la especialización.
"Cuando yo era joven era tonto, ahora que soy listo ya no soy joven."
 Extraídas de su ingente obra, estos Consejos configuran una serie de sentencias pragmáticas dictadas desde una asumida y autoasumida imperfectibilidad del ser humano, justo a los pies -no más abajo, los cimientos requieren demasiado aislamiento, ni tampoco más arriba, donde es posible que la perspectiva enriquezca la visión, pero la ausencia de contacto con el suelo condena a apoyarse únicamente en la fría teoría- de la torre de marfil del filósofo.
"Admito como el mayor y más raro de mis extravíos una irreprimible tendencia a no decir nada con más agrado que aquello que molesta a mis interlocutores."
El volumen incluye una hilarante "Vida de Cardano contada por él mismo" que es un prodigio de concisión.
"Prefiero la soledad a los amigos, pues muy pocos son buenos y ninguno realmente es sabio. Y esto no lo digo porque busque en ellos ciencia -bastante poca es la de todos-, sino porque ¿quién me obliga a desperdiciar mi tiempo? Eso es lo que detesto."
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8 de enero de 2016

Oráculo manual y arte de prudencia

Oráculo manual y arte de prudenciaBaltasar GraciánCátedra,  2013
Edición de Emilio Blanco
"21. Arte para ser dichoso. Reglas ai de ventura, que no toda es acasos para el sabio; puede ser ayudada de la industria. Conténtanse algunos con ponerse de buen aire a las puertas de la fortuna y esperan a que ella obre. Mejor otros, passan delante y válense de la cuerda audacia, que en alas de su virtud y valor puede dar alcançe a la dicha, y lisonjearla eficazmente. Pero, bien filosofado, no ai otro arbitrio sino el de la virtud y atención, porque no ai más dicha ni más desdicha que prudencia o imprudencia."
Como es evidente, el origen de este blog fue la inclusión de esas formas abiertas del pensamiento que pretenden mover a la reflexión -"destellos" fue el concepto que manejé en su día-; por supuesto, eran y son lectura grata a este lector los diversos volúmenes de aforismos, prioritariamente de los llamados moralistas franceses de los siglos XVII y XVIII pero también otros escritores del género. 
"50. Nunca perderse el respeto a sí mismo. Ni se roze consigo a solas. Sea su misma entereza norma propia de su rectitud, y deva más a la severidad de su dictamen que a todos  los extrínsecos preceptos. Dexe de hazer lo indecente más por el temor de su cordura que por el rigor de la agena autoridad. Llegue a temerse, y no necesitará del ayo imaginario de Séneca." 
Era, por tanto, inevitable que apareciera en estas páginas la primera contribución en castellano a la literatura aforística, anterior a la mayoría de los citados y casi un siglo posterior al primer escritor reconocido que hizo de sus opiniones las protagonistas de su obra -y a cuya memoria está dedicada esta bitácora-.
"82. Nunca apurar, ni el mal, ni el bien. A la moderación en todo reduxo la sabiduría toda un sabio. El sumo derecho se haze tuerto, y la naranja que mucho se estruja llega a dar lo amargo. Aun en la fruición nunca se ha de llegar a los extremos. El mismo ingenio se agota si se apura, y sacará sangre por leche el que esquilmare a lo tirano." 
Gracián era jesuita y, como consecuencia, es lógico que algunos aforismos remitan a consideraciones propias de la orden; sin embargo, lo que no es tan sensato, teniendo en cuenta el poder de los jesuitas en el seno de la Iglesia ya en esos años -la revolución contrarreformista de Ignacio de Loyola era muy reciente-, es que no abunden las referencias a la Doctrina General de la Iglesia ni a la Teología, sacrificando esta orientación en beneficio de, y en este punto es donde hace falta valorar la aportación graciana, la experiencia y del sentido común, sumando a todo ello la aportación de y reconocimiento a los clásicos griegos y latinos, particularmente de Séneca, un pensador que ha sido con igual intensidad amado y odiado por el stablishment católico a lo largo de la Historia.  
"105. No cansar. Suele ser pessado el hombre de un negocio, y el de un verbo. La brevedad es lisongera, y más negociante; gana por lo cortés lo que pierde por lo corto. Lo bueno, si breve, dos vezes bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo. Más obran quintas essencias que fárragos; y es verdad común que hombre largo raras vezes entendido, no tanto en lo material de la disposición quanto en lo formal del discurso. Ai hombres que sirven más de embaraço que de adorno del universo, alajas perdidas que todos las desvían. Escuse el Discreto el embaraçar, y mucho menos agrandes personajes, que viven mui ocupados, y sería peor desazonaruno dellos que todo lo restante del mundo. Lo bien dicho se dize presto."
Alejado también de la retórica escolástica -los aforismos serían, de este modo, pensamientos a los que se ha extraído la carga retórica y se han dejado en su mínima expresión-, Gracián sacrifica la utilidad e incluso la comprensión -un acierto evidente de la edición comentada es la imprescindible adición de notas al pie- a la adecuación a su estilo; no dirige, pues, el Oráculo a la generalidad de la población sino a un público cultivado que pueda interpretar, más que descifrar, el contenido de sus aforismos; que, de hecho, no serían otra cosa que la formulación en su esencia de un sistema de pensamiento cuyo objetivo no es el conocimiento abstracto ni especulativo -la sabiduría-, sino la plasmación de un manual, en el sentido de resumen, práctico de vida.
"137. Bástese a sí mismo el sabio. Él se era todas sus cosas, y llevándose a sí de llebava todo. Si un amigo universal basta hazer Roma y todo lo restante del Universo, séase uno esse amigo de sí proprio, y podrá vivirse a solas. ¿Quién le podrá hazer falta si no ai ni mayor concepto ni mayor gusto que el suyo? Dependerá de sí solo, que es felicidad suma semejar a la entidad suma. El que puede passar assí a solas, nada tendrá de bruto, sino mucho de sabio y todo de Dios."
Entre las aportaciones más curiosas, teniendo en cuenta la viveza del debate sobre ambas transcurridos cinco siglos desde la publicación del Oráculo, y por escoger solamente dos, la prevalencia del Arte sobre la Naturaleza y la aseveración de que la virtud a promover es, por encima de las demás -incluso las teologales- la prudencia entendida como templanza, imprescindible como condición preferente para la búsqueda y posterior adquisición de cualquier tipo de conocimiento.
"176. Saber, o escuchar a quien sabe. Sin entendimiento no se puede vivir, o proprio o prestado; pero ai muchos que ignoran que no saben y otros que piensan que saben, no sabiendo. Achaques de necedad son irremediables, que como los ignorantes no se conocen, tampoco buscan lo que les falta. Serían sabios algunos si no creyessen que lo son. Con esto, aunque son raros los oráculos de cordura, viven ociosos, porque nadie los consulta. No disminuye la grandeza, ni contradize a la capacidad, el aconsejarse. Antes, el aconsejarse bien la acredita. Debata en la razón para que no le combara la desdicha."
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