28 de octubre de 2024

Vuelos separados

 

Vuelos separados. André Jules Dubus. Gallo Nero Ediciones, 2021
Traducción de David Paradela López
Separate flights, 1975

A pesar de que mi trabajo, que intentaba desempeñar con la máxima eficiencia, me obligaba a mantenerme al día en cuanto a autores y obras contemporáneos, reconozco que, antes de 2019, no tenía ni idea de la existencia de un tal André Jules Dubus; fue en esas fechas cuando una pequeña y selecta editorial —de esas que obligan al librero y al lector a estar pendiente de sus publicaciones— publicó un libro de relatos, Adulterio (publicado originalmente en 1977), que empecé a leer únicamente por la confianza que me merecía la editorial y el criterio de su fundadora, Donatella Iannuzzi; decir que fue un descubrimiento se quedaría corto, porque tras el alentador título descubrí a un narrador de primera clase.

Posteriormente, en 2021, Gallo Nero publicó este Vuelos separados, y este mismo 2024 la tercera antología de relatos cortos, Encontrar una chica en América (publicado originalmente en 1980).

La cita que sigue corresponde a la segunda de las antologías, un fantástico volumen de relatos que indaga y expone una de las múltiples caras B del sueño norteamericano..

«Desde hace unos años tengo alergia espiritual a las palabras marido y esposa. Cuando leo u oigo la palabra marido veo a un hombre siniestramente tranquilo en el interior de un coche; es domingo por la tarde y la familia habla a voz en grito mientras él conduce. El día terminará con helados, la tapicería pegajosa, cansancio y mal humor. Cuando era joven, tenía las virtudes de un loco: rabia y pasión y generosidad. Ahora es de los que coge un estropajo húmedo de la cocina para frotar el helado reseco de la tapicería. Anhela la compañía de hombres gritones y procaces, le gustaría tomar bourbon y pelearse con alguien en un bar, agenciarse alguna chica joven y guapa y amarla toda la noche. Cuando alguien dice la palabra esposa veo la cara segura, posesiva y divertida de una mujer en su cocina, entre cortinas brillantes y paredes y el olor a la grasa caliente; le ofrece un beso a su marido cuando este regresa a casa, fondón y sobrio, de camino hacia alguna nebulosa meta que empezó siendo amor y con el matrimonio se trocó en prosperidad para convertirse ahora en una respetable supervivencia. Ella lleva puesto un vestido nuevo. De su corazón artero penden los cojones de él a la manera de un trofeo arrebatado en lid a un joven héroe caído hace mucho».

No hay comentarios: