24 de septiembre de 2023

Premio Formentor I. Rueda de prensa de Pascal Quignard


Premio Formentor 2023

Rueda de prensa

Apuntes de las respuestas de Pascal Quignard


«Escribir. Con esa palabra que está continuamente en la punta de la lengua y con el conjunto del lenguaje que se escurre entre los dedos». Pascal Quignard


«Dejé de ser editor en 1994, después de haber trabajado en ello durante veinticinco años en Gallimard con Gaston, Claude y Antoine, el nieto del fundador de la editorial, tenía dos posibilidades, seguir otros veinticinco años más o retirarme prematuramente, y eso es lo que decidí hacer. Yo trabajé en una editorial con Gaston, Claude y Antoine, el nieto del fundador de Gallimard, hasta que lo dejé. Una de las razones fueron los cambios en el oficio de editor a lo largo de los años; en aquel momento, cuando fui lector en el comité de lectura, y siguiendo las directrices de André Gide, que no quería que hubiera influencias entre el libro, el autor y el lector, no podíamos relacionarnos con los críticos ni con los autores. Pero eso cambió, y empezamos a acompañar a los autores y a relacionarnos con los críticos porque, al parecer, se daba satisfacción a una especie de necesidad mutua. Para mí, la literatura es algo vertical, algo que existe entre uno mismo y uno mismo, que permite vivir esas experiencias y mantenerse en ese espíritu. Por decirlo de una manera más precisa, la bella función de representar a un grupo y de modelizar lo que espera tanto el periódico como el posible público pasa por respetar normas y cualidades estéticas. Todo esto no tiene nada que ver con el que escribe, hay algo más salvaje en esa comunidad, hay algo que requiere aislamiento. Son esas las grandes diferencias entre el oficio de editor y el de escritor».


«Son los críticos los que pueden decir el lugar que ocupa el lector en mis libros, incluso si debe ocuparlo. El que escribe no se dirige ni siquera a sí mismo, ni siquera sabe si se dirige a nadie, es un poco prisionero de sí mismo. En esta estación del otoño, y en este mismo lugar, en el que la naturaleza está  muy presente, hay ciervos que se enredan con sus cornamentas sin pensar en quien puede asistir a ese maravilloso espectáculo. Del mismo modo que la naturaleza no tiene un público objetivo, la literatura tampoco tiene ese público objetivo».


«Me levanto cada día entre las 3 y las 4 de la mañana; el alba, en esta época, no llega hasta más allá de las 7 de la mañana, y si me levantara a esa hora sería demasiado tarde. Personalmente, como escritor me gusta estar en esa escena oscura, negra, con los pájaros, que tiene que ver con la imprevisibilidad».


«Una de las obras en castellano que más me gusta es La noche oscura del alma, de San Juan de la Cruz».


«No soy un guardián de las palabras, sino que intento mantenerme en el origen de las palabras. Yo padecí dos pequeñas dificultades cuando niño, con el lenguaje y con la nutrición. Las palabras permanecen, para mí, misteriosas; por eso es preciso que bucee en la etimología como si la naturaleza hablase con nosotros antes de que existiera el lenguaje».


«Los instrumentos aparecen y desaparecen sin que eso prefigure ningún progreso. Las artes aparecen y desaparecen sin que eso prefigure ningún progreso. El laúd, durante el Renacimiento, desapareció sin ninguna razón objetiva, y lo mismo sucedió con la viola da gamba que desapareció en la época de la Revolución Francesa, por ejemplo; son un misterio inexplicable esas apariciones y desapariciones».


«Como editor, habría rechazado todas mis obras. Pero las habría escrito igualmente».

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