14 de enero de 2019

Bas-Lag

Bas-Lag es el territorio ficticio en el que transcurren tres novelas del escritor británico China Miéville, cuyo conjunto, debido a esa ubicación, recibe el nombre de Trilogía de Bas-Lag. Se trata de un territorio con acento mítico compuesto, en su parte conocida, por lo que parecen dos grandes continentes, Rohagi y Bered Kay Nev, separados por el Océano Hinchado, y un número considerable de islas. Su población está compuesta por multitud de especies -de las cuales la los humanos es la más numerosa- con gran variedad fisiológica, lenguajes particulares, características físicas propias y diversidad de inteligencias; la interacción entre la mayoría de ellas es muy común, y los beneficios de esas relaciones acostumbran a ser mutuos.

Los hechos narrados en la Trilogía ocurren en un tiempo propio, precedidos por una serie de episódicos históricos -guerras, migraciones, cataclismos- narrados en medio de las tramas principales como aclaraciones a hechos insólitos o como ampliaciones de sucesos inesperados; ese tiempo propio parece haber alcanzado un elevado nivel científico aunque no ha ido acompañado de su correspondencia técnica; por ejemplo, un científico está investigando acerca de la Teoría del Campo Unificado -a nivel Bas-Lag, por supuesto- pero, en cambio, las armas convencionales son arcos, flechas y pistolas de pedernal. Este aparente anacronismo, junto con otros detalles que se van desgranando a lo largo de las novelas, configuran un entorno retrofuturista y steampunk -al igual que en otras novelas del autor- que es una de sus características básicas. La otra, en el caso de las aglomeraciones urbanas, la atmósfera de pesadilla, el ambiente perturbado, enfermizo, no tanto posapocalíptico como degenerado, tras siglos de abandono, de gobiernos brutalmente corruptos, de asimilación de especies, inteligentes o no, que han ido dejando la huella de su envilecimiento y sumando anarquía al desorden y desechos a los residuos.

La Estación de Calle Perdido. Trilogía Bas-Lag I 


La Estación de la Calle Perdido. Bas-Lag I. China Miéville.  Ediciones B, 2017
Traducción de Carlos Lacasa Martín y Manuel Mata Álvarez-Santullano
La Estación de la Calle Perdido (Perdido Street Station, 2000) es la novela que inaugura la Trilogía, que sirve de introducción al mundo de Bas-Lag y que ubica al lector en ese universo  imaginario lleno de referencias desconocidas.

Isaac, un científico independiente y poco afortunado en sus investigaciones debido a su dispersión, y Lina, una khepis -una especie de insecto humanoide, o de ser humano insectoide- artífice de un arte peculiar, son una pareja que habitan en Nueva Crobuzón, una metrópoli-estado poblada por las más diversas formas de vida y regida por un gobierno municipal corrupto resultante del sistema alternante de partidos en el poder con programas idénticos, cuestionado por pequeñas bolsas de resistencia desconexas y desorganizadas e incapaces de hacer frente a las facciones dominantes, cuyo centro neurálgico y de comunicaciones es la Estación de Calle Perdido que da nombre a la novela.

"Las nubes se enroscaban en el malsano microclima de la ciudad. Parecía como si todo el tiempo de Nueva Crobuzon lo formara un inmenso huracán reptante centrado en el corazón de la urbe, en el colosal edificio mestizo que se alzaba en el núcleo de la zona comercial conocida como el Cuervo, coágulo de kilómetros de línea férrea y años de violaciones arquitectónicas: la estación de la calle Perdido."
Lina es contratada por Motley, una entidad híbrida que le asegura el trabajo y una retribución consistente, para que esculpa su imagen. Isaac, por su parte, es requerido por Yagharek, un garuda -un ser humanoide alado- mutilado a fin de que recupere sus alas perdidas que le permitan volver a volar; en su investigación emplea a un extraño ser que, después de una desconocida metamorfosis, se convierte en un depredador con la capacidad, en compañía de algunos congéneres que se encarga de liberar, de aterrorizar a la ciudad; sin embargo, y a pesar del peligro que se cierne sobre Nueva Crobuzon, parece que el origen de estos seres es un proyecto del gobierno, desechado por impracticable y vendido a un mafioso que no supo mantenerlo en secreto. Pero su poderío físico no es el atributo más peligroso:
"Las polillas asesinas no viven por completo en nuestro plano. Sus necesidades nutricionales se satisfacen con sustancias que no podemos medir [...]. Extraen los sueños de sus alas, inundan la mente, rompen los diques que retienen los pensamientos ocultos, los pensamientos culpables, las ansiedades, las delicias, los sueños... Y, entonces, cuando la mente está sabrosa y jugosa... la secan. El subconsciente es su néctar [...]. Beben el peculiar preparado resultante del pensamiento reflexivo, cuando los instintos y las necesidades y los deseos y las intuiciones se pliegan sobre sí mismos y reflexionamos sobre nuestros propios pensamientos, y después reflexionamos sobre el reflejo, en un ciclo sin fin [...]. Nuestros pensamientos fermentan como el más puro licor. Eso es lo que beben las polillas, Isaac. No la carne fofa y rezumante en la sartén que es el seso, sino el delicado vino de la sapiencia y la inteligencia mismas, el subconsciente. Sueños."
La liberación de las polillas da lugar a dos grupos de caza, cada uno con intenciones divergentes: el oficial, de los gobernantes, que quieren atraerlas y domesticarlas para que sirvan a sus propósitos de poder; y el de los ciudadanos, que quieren acabar con ellas para liberar sus sueños; para estas empresas, cada grupo cuenta con el auxilio de otras especies con las que comparten sus intenciones respectivas. Del éxito de una alternativa sobre la otra dependerá el futuro de Nueva Crobuzon.  

La Cicatriz. Trilogía Bas-Lag II 



La Cicatriz. Bas-Lag II. China Miéville.  Ediciones B, 2017
Traducción de Manual Mata Álvarez-Santullano
Seis meses después de los hechos narrados en La Estación de la Calle Perdido -año 1779 en la cronología Bas-Lag-, la acción de La Cicatriz (The Scar, 2002) se traslada al Océano Hinchado, el gran mar que separa los continentes de Rohagi y Bered Kai Nev. 

Bellis Gelvino, lingüista y ex-amante de Isaac, el protagonista de la primera entrega, huye de Nueva Crobuzon con la intención de atravesar el océano e instalarse en la colonia de Nova Esperium, en Bered Kai Nev, ya que se siente vigilada por la milicia capitalina por su antigua relación con aquel; para pagar su pasaje, se ofrece como intérprete con los jaiba del Salkrikalter, una escala que debe efectuar la nave que la transporta, en una ciudad parcialmente sumergida -la residencia de los jaiba- con zonas adyacentes sobre el nivel del mar en las que residen las especies aeróbicas. Pero dicho viaje sufre el ataque y secuestro por parte de una cuadrilla de piratas, que llevan a los pasajeros a Armada, una ciudad flotante edificada sobre los restos de naves capturadas regida por medio de una sociedad igualitaria y, a diferencia de Nueva Crobuzon, sin discriminación racial.
"Edificios con encajes de huesos, colores que iban desde el gris y el óxido a los extravagantes brillos de la heráldica: una ciudad de formas esotéricas. Su híbrida multiplicidad era severa y estaba privada de todo encanto y copulaba con la decadencia y las imágenes icónicas pintadas en muros y paredes. La arquitectura se agachaba y se elevaba y volvía a agacharse de nuevo contra el agua, vagamente amenazadora."
El contacto de Bellis con un tenebroso personaje originario también de Nueva Crobuzon, la pone en guardia acerca de un peligro temible al que está expuesta la capital: la invasión e inevitable sometimiento a una especie imbatible; Bellis se muestra dispuesta, a pesar de su resentimiento hacia la ciudad, a filtrar cierta documentación camino de Nueva Crobuzon con el fin de alertarla.

Pero Armada, que parece en camino hacia una meta incógnita, empieza a sufrir algunas disensiones entre sus familias dominantes; en concreto, con respecto a su mayor desafío: la locomoción a través del océano. Cuando, por deseo -negocios y comercio- o por necesidad -huir de un enemigo al que acaba de esquilmar-, necesita moverse con cierta rapidez, su estructura le impide hacerlo a una velocidad razonable. La solución parece ser la captura de un avanc, un monstruo marino de tamaño gigantesco, y Bellis ha encontrado, en la biblioteca de Armada, un viejo volumen con indicaciones para llegar a una isla mítica en la que se puede hallar información de primera mano, pero que también puede ser útil para su intención de evasión, ya que la expedición cuenta con ella por su cualificación como lingüista.

Pero, en realidad, el objetivo -y, de ahí, la necesidad del avanc- de algunas facciones de Armada es alcanzar La Cicatriz, una fractura dimensional en la superficie de Bas-Lag que crearon los espectrocéfalos, seres procedentes de otro plano de la existencia tres mil años antes de la época en que suceden los hechos narrados en la trilogía, para acceder al mundo, a través de la cual se filtra la totalidad de posibilidades existenciales; su dominio permite la manipulación de todo el abanico de posibilidades -las materializadas y las no materializadas- para usarlas en provecho propio.
"-El desgarro que provocaron permitió que las vetas de posibilidad fueran aprovechadas. Esa herida [...], esa Cicatriz, dejada por los espectrocéfalos... allí es donde están las vetas. Si las historias son ciertas, se encuentra al otro lado del mundo, al fin del océano Vacío. Ningún barco ha cruzado jamás ese mar. Allí las aguas... militan contra los barcos. ¿Y quién querría ir allí? Si existe, se encuentra a miles de kilómetros de distancia. Y hay historias sobre lo que vive en la Tierra Fracturada: cosas terribles, una ecología aterradora. Luzhondos, Sabuesos del Terror. Mariposas de impíos apetitos. Aunque pudiéramos hacerlo [...] yo no intentaría llegar a la Tierra Fracturada."
La intención secreta de la jerarquía de Armada, a la que Bellis accede casualmente, es atravesar un océano imposible y acceder a La Cicatriz "para extraer las posibilidades en lo que quede de la gran... laceración cósmica" a fin de aprovechar en su propio beneficio, mediante la técnica llamada minería de posibilidades, el conjunto de contingencias  descartadas por los espectrocéfalos en su invasión. 

El Consejo de Hierro. Trilogía Bas-Lag III


El Consejo de Hierro. Bas-Lag III. China Miéville. PRH, 2018
Traducción de 
Manual Mata Álvarez-Santullano
En el año 1805 de la cronología Bas-Lag -veinticinco años después de los hechos narrados en La Cicatriz-, El Consejo de Hierro (Iron Council, 2004) sigue el periplo de la expedición a través del continente en busca de un mítico tren y relata su regreso, no exento de dificultades, a una Nueva Crobuzon en plena crisis política y de ciudadanía.

Como en toda la serie, la magia, la taumaturgia, adquiere un papel fundamental, así como las diversas opciones, bélicas en este caso, que facilitan las diferentes especies que habitan Bas-Lag. Uno de los elementos fundamentales de la trama, que tendrá en sus manos la resolución final del conflicto, es Judah, un especialista en la construcción de gólems con un pasado turbulento siempre al margen de la ley, que se incorpora a la expedición porque conoce dónde encontrar al Consejo de Hierro, apenas un mito perdido en el pasado, "algo que tenían que salvar, algo que les salvaría algún día", y que incorpora a los supervivientes de los lugares por los que pasa, que se suman a la expedición aportando sus conocimientos para atravesar los páramos y las selvas; y cuyo origen real es la huelga y el boicot de los trabajadores que tienden la vía férrea que debe comunicar la capital con las tierras del sur;
"No vamos a dejar lo que tenemos, dice Ann-Hari. Las piernas del gólem de Judah tiemblan. No vamos a dejar nada. Nuestra sangre y nuestros músculos. Todos los muertos. Cada martillazo, la piedra, hasta el último bocado que comemos. Cada bala de cada arma. Cada latigazo. El mar que hemos llenado con nuestro sudor. Cada pedazo de carbón de las calderas de los rehechos y de la caldera del motor, cada gota de semen entre mis piernas y las piernas de mis hermanas, todo ello, todo ello está en ese tren. Señala la oscuridad del túnel, donde el trabajo sigue adelante. Todo ello. Hemos cambiado la historia. Hemos hecho historia. Hemos forjado historia en hierro y el tren la ha excretado detrás de sí. Ahora la hemos arado y roturado. Vamos a seguir, y nos llevaremos nuestra historia con nosotros, rehecho. Es nuestra única riqueza, lo es todo, es todo cuanto poseemos. Nos lo vamos a llevar. Los huelguistas del Consejo de Hierro la respaldan"; 
una partida que holla terreno desconocido cuyas únicas referencias son viejas historias y mitos telúricos, y que sigue el camino de destrucción que ha ido dejando la milicia de Nueva Crobuzon, que arrasa en su avance con toda forma de vida que se cruza en su camino.

El Consejo de Hierro queda, pues, configurado por la unión de los trabajadores, de los sindicatos y de la mayoría de razas inteligentes, asociados para defender sus intereses proletarios frente al Capital, la compañía ferroviaria; su intervención convierte el ferrocarril en una tarea autogestionada. Pero el poder no puede permitirlo, y ante la persecución implacable, se ven obligados a internarse en regiones desconocidas donde, después de no pocas vicisitudes, consiguen crear una Arcadia próspera, aislada del tiempo y del espacio, a salvo de la maldad gubernamental, siempre en movimiento, convertidos en una verdadera comunidad.
"-El tren es nuestra fuerza. Debemos mantenerlo fuerte.- No podrían haber dejado que se detuviera. Habría sido una traición. Sabían (siempre lo supieron) que ni siquiera cuando encontraran en lugar en el que podrían descansar, el lugar donde las tierra les proveería de sustento, dejarían que el tren se detuviera. De una manera profana, lo idolatraban. Lo transformaron, lo volvieron monstruoso, mantuvieron sus motores afinados, capaces de extraer potencia que cualquier cosa que pudiera arder. Habían construido una vida. Años, Levantando estructuras a medida que las necesitaba. Su pueblo había crecido. Nómadas y aventureros perdidos de todas las razas acudieron para unirse a la renegópolis. Al Consejo de Hierro."
 Sin embargo, Nueva Crobuzon, envuelta en una guerra con la ciudad de Tesh, no está dispuesta a que el Consejo de Hierro siga cuestionando su poder, y emprende una gran expedición contra la comunidad, ante cuya amenaza esta decide no seguir huyendo sino volver a la ciudad y aliarse con la resistencia interior.
"Somos el Consejo de Hierro. Nunca volveremos a dar la vuelta."
Calificación de la Trilogía

Imaginación a espuertas, dominio absoluto del ritmo narrativo, orientación política claramente de izquierdas y fantasía desbordante. Vamos, todos los tópicos que los exquisitos de la literatura desprecian son, precisamente, los que hacen de Miéville, y en concreto de Bas-Lag, una obra mayor y un autor fundamental.

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