29 de diciembre de 2025

Almanaque antisupersticioso

 

Almanaque antisupersticioso. Condorcet. Editorial Laetoli, 2025
Edición de Adrián Ratto
Almanach anti-supersticieux (1773-1774)

Marie Jean Antoine Nicolas de Caritat, marquis de Condorcet (1743-1794), escribió este Almanaque antisupersticioso entre 1774 y 1774; unos años antes, pues, de que estallara en toda su amplitud la Revolución; un movimiento que contó con el respaldo del autor, durante el que ocupó diversos cargos políticos importantes antes de ser encarcelado por la Convención en la prisión de Bourg-la-Reine por haber votado en contra de la ejecución de Luis XVI; en su celda de esa prisión fue hallado sin vida el 29 de marzo de 1794, presumiblemente debido a haber ingerido veneno de forma voluntaria. El texto, cuyo título debe a Eliza O'Connor, su hija, permaneció inédito hasta 1992.

El objeto del Almanaque no ofrece dudas:

«Hemos compuesto este librito con la esperanza de que los soberanos, las personas con cargos importantes, que no tienen tiempo ni para leer ni para profundizar en las grandes cuestiones de la moral y de la teología, puedan encontrar aquí una idea justa de la bondad de la moral cristiana, de la utilidad pública de esta religión y del espíritu caritativo que anima a sus sacerdotes. Esperamos que sea útil también a las almas devotas. Ellas encontrarán aquí los principios de la intolerancia cristiana en toda su pureza. Hemos visto con dolor que algunos autores modernos han tenido la flaqueza de disimularlos por temor a escandalizar a los débiles».

Destinado, en realidad, a la generalidad de lectores —que sean capaces, como mínimo, de captar la fina ironía que inunda sus páginas—, Condorcet no teoriza sobre el catolicismo ni sobre la religión en general, sino que se limita a exponer hechos para que sea el lector el que eleve la anécdota a categoría.

La tesis fundamental es que la religión es el principal causante de los conflictos que han sucedido a lo largo de la historia de la Humanidad, y la superstición, variante individual del fenómeno religioso, la responsable de todos los vicios.

Formalmente, el libro es un almanaque en el que se celebran las grandes gestas del cristianismo, con especial atención a dos períodos: los primeros años después de la adopción del cristianismo como relñigión oficvial del imperio romano y la época de las guerras de religión en Francia.

Como buen escéptico, Condorcet dedica unos párrafos a Michel de Montaigne, el patrón de este blog, que reproduzco a continuación:

«28 de febrero [de 1533]-16 de septiembre [de 1592]

»Montaigne.

»Su escepticismo no está apoyado, como el de los antiguos, en sutilezas metafísicas, sino en observaciones meticulosas y verdaderas que él mismo realizó. Esto es lo que lo hace tan seductor para toda suerte de lectores y lo que lo ha convertido en objeto del odio de los filósofos dogmáticos del siglo pasado. Malebranche, Pascal y la totalidad de la escuela de Port-Royal lo atacaron ferozmente, pero su moral indulgente y dulce, sus descripciones tan naturales y enérgicas de todas las necedades humanas, su bonhomía, su espíritu alegre, su simplicidad, su sensibilidad, su desprecio por la Escuela, su aversión por el fanatismo, la intriga y la persecución harán de él para siempre el deleite de todos los hombres que tienen corazón y espíritu. Se han hecho muchos esfuerzos para probar que creía en la religión. Es como si se quisiera establecer que Cicerón creía en los augurios. Él y Charron, su discípulo, al que había adoptado solemnemente, fueron durante mucho tiempo los únicos autores en Francia de libros filosóficos en los que la gente de mundo podía encontrar un contenido razonable y sólido. Los solitarios de Port-Royal no habían escrito más que para devotos, jesuitas y mujercitas. De las obras de Montaigne y Charron, los amigos de Ninon extrajeron su filosofía, su desprecio por los prejuicios y la muerte, y su aversión al fanatismo».   

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