"El estúpido sobre todo es feliz cuando arremete contra la mente instruida. Rara vez los hombres grandes derriban a otros hombres grandes; saben cómo defenderse, caen por lo menos con gloria y comparten el mismo honor con quien los vence. En cambio, es más frecuente que se vean derribados por los enanos del mundo erudito. Estas criaturas nunca van solas; obran de común acuerdo y en bandadas, como aves de paso, y cuando con más intensidad sienten la atracción que las une es en la guerra contra el inteligente. El hombre grande desprecia las picaduras como de insecto de los espíritus mezquinos; se engaña. Aunque no tienen la fuerza de un elefante para hacer temblar el trono, sí van royendo sigilosamente su fortaleza, como la carcoma, y agujereando los puntales de la misma, hasta hacer que se derrumbe."
“Semant icy un mot, icy un autre, eschantillons dépris de leur piece, escartez, sans dessein, sans promesse : je ne suis pas tenu d'en faire bon, ny de m'y tenir moy-mesme, sans varier, quand il me plaist, et me rendre au doubte et incertitude, et à ma maistresse forme, qui est l'ignorance.”
Michel de Montaigne. Essais, Livre I, Chapitre L, “De Democritus et Heraclitus”.
Michel de Montaigne. Essais, Livre I, Chapitre L, “De Democritus et Heraclitus”.
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