El Mar de Hierro. China Miéville. Oz Editorial, 2017 Traducción de Rosa María Corrales |
Como en la mayoría de sus obras, Miéville recrea un mundo con resonancias fantásticas basado en la exacerbación de escogidos elementos del mundo real, con cambios, a veces insólitos, en los rangos de las especies animales y con la creación de nuevas especies con un imponente carácter depredador, acentuando los rasgos salvajes y, con frecuencia, mortales para los seres humanos. Todo ello ubicado temporalmente en un futuro lejano, en una Tierra devastada por sucesivas invasiones alienígenas y guerras mundiales en las que ha desaparecido la tecnología avanzada y han quedado algunas aplicaciones aisladas de una ciencia en retroceso, como en una nueva edad media cuyos avances parecen, en realidad, anacronismos: el terreno del clásico steampunk refundado en la New Weird Fiction. La sociedad se ha convertido en un conjunto de comunidades híbridas, aisladas entre sí, en la que conviven animales extintos con otros procedentes de quién sabe qué mutaciones genéticas accidentales, seres humanos de vieja factura, y aparatos tecnológicos avanzados cuya utilidad hace tiempo que se olvidó con objetos anacrónicos y sin embargo útiles procedentes de las primeras etapas de la humanidad.
El Mar de Hierro es un mundo autorreferente, encerrado en sí mismo, de extensión incalculable, que parece dar forma a la totalidad del mundo conocido; no parece existir un más allá de ese caótico pero controlado desorden ni parecen cartografías que lo trasciendan: sencillamente, el exterior es inconcebible porque su existencia representaría una alternativa a la que nadie puede hacerse una idea, es decir, implicaría unos parámetros que sobrepasarían la inteligibilidad. Tampoco se conoce su origen, que suele atribuirse a los dioses o a unos antepasados míticos cuyo rastro se perdió siglos atrás, aunque existe la idea de que se originó debido a una pugna entre antiguas compañías ferroviarias por conseguir mercado y extender sus dominios hasta los lugares más remotos, unas compañías que dejaron de existir pero que legaron la red viaria omnipresente por puro y simple abandono.
Literatura de pura evasión, más que digna, original y con un subliminal mensaje social gamberro e izquierdoso. Quién sabe si la novela popular no tendrá una parte que ahora se le niega entre los círculos de exquisitos en la salvación de la literatura...
Calificación: ****/*****
Otros recursos relativos al autor en este blog:
Notas de Lectura de Los últimos días de Nueva París
Notas de Lectura de La Estación de la Calle Perdido. Bas-Lag I
Notas de Lectura de La Cicatriz. Bas-Lag II
Notas de Lectura de El Consejo de Hierro. Bas-Lag III
Notas de lectura de La cuidad y la ciudad
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