Con motivo del cuarto centenario de la muerte de William Shakespeare, el mes de octubre de 2015, Hogarth Press, la editorial fundada en 1917 por Leonard y Virginia Woolf y reactivada en 2012, anunció el proyecto Hogarth Shakespeare que consistía en proponer a ocho escritores contemporáneos la reeescritura de otras tantas obras de teatro de Shakespeare en forma de novela; ignoro cuál fue el criterio de los encargos, aunque algunos son fácilmente deducibles. Esta arriesgada apuesta, asumida en castellano por la Editorial Lumen y de cuyo éxito o fracaso darán cumplida cuenta los textos a medida que vayan publicándose -el último está previsto para mayo de 2021-, comenzó con El hueco del tiempo (The Gap of Time, 2015, título encargado a Jeanette Winterson inspirado (calificado por la propia editorial como "The Winter's Tale Retold") en El cuento de invierno, la penúltima de las obras del bardo.
La segunda entrega de la serie ha sido Corazón de vinagre (Vinegar Girl, 2016), inspirado en The Taminf of the Shrew, una comedia y, curiosamente, la obra de Shakespeare traducida en más ocasiones al castellano por delante de textos más conocidos como Hamlet o El Rey Lear.
Antes de entrar en materia, algunas consideraciones de índole editorial. En primer lugar, las dos primeras obras publicadas y traducidas son dos comedias; y las recreaciones de ambas se han encargado a dos escritoras. Por otra parte, y este es otro trazo que tienen en común, las comedias de Shakespeare, a diferencia de las tragedias, mucho más intemporales, requieren una actualización más amplia y generosa: los motivos que llevan a la risa han sufrido un drástico cambio en cuatrocientos años, y los entornos sociales, en el mundo civilizado, no menos.
Al igual que en la otra ocasión, la versión original que he escogido es la publicada por Bloomsbury en su serie Arden Shakespeare, absolutamente respetuosa con el texto original y que, además, incluye un gran aparato crítico de notas y las distintas variantes del texto según las distintas fuentes.
La traducción escogida, descartadas de principio las traducciones que el paso del tiempo ha convertido en anacrónicas, es la que Salvador Oliva, que cuenta en su haber la traducción completa de la obra de Shakespeare al catalán, obra poética incluida, publicó en el sello Espasa en su recopilación en tres volúmenes de la obra teatral del bardo.
La fierecilla domada comienza con un prólogo en el que Shakespeare incluye uno de sus gags favoritos: el teatro dentro del teatro, la representación para que Sly, un mendigo, se crea realmente un lord que acaba de librarse de una enfermedad que le hacía soñar que era un mendigo; cuando unos comediantes, contratados por un grupo de aristócratas que quieren tomarle el pelo, comienzan a representar una pieza en su honor, acaba el prólogo y empieza el Acto I: la obra que ve representar Sly es, realmente, La fierecilla domada.
Bautista, un acaudalado gentilhombre de Padua, tiene dos hijas casaderas: Catalina -la fierecilla-, una fuerza de la naturaleza de destemplado humor, exigente y cortante como el filo de una navaja, y Blanca, el contrapunto de su hermana, una criatura adorable, con una larga corte de pretendientes. Pero Bautista no concederá la mano de su hija menor hasta haber conseguido emparejar a Catalina. Los pretendientes de aquella, por tanto, no sólo deberán conquistarla sino, al mismo tiempo, encontrar a un iluso que lleve a Catalina al altar y les deje así el camino libre. Petruchio accede al reto y, a fin de domar la bravura de Catalina, le administra su propia medicina. Una vez casados, y tras una mascarada de cambios de papeles común en la comedias del bardo, Lucencio, sinceramente enamorado, consigue el amor de Blanca.
Kate es el único pilar sobre el que se sustenta su peculiar familia, completada por un padre paradigma del científico despistado -"vivía como suspendido en el vacío"- y una indolente y caprichosa hermana menor. Empleada en una escuela infantil, Kate acostumbra a descargar su falta de tacto en los niños y su nula capacidad diplomática en los padres. Pero su destino de solterona parece remediado cuando su padre le sugiere que se case con su irremplazable ayudante de laboratorio, un extranjero al que está a punto de vencer su visado de permanencia en los Estados Unidos, propuesta que, no hace falta decirlo, es rehusada resolutivamente.
Tyler mantiene a la perfección el tono de comedia de La fierecilla domada, pero logra evitar el carácter jocoso de la trama que le insufla Shakespeare; al focalizar la atención, recogiendo una ventaja del género de novela sobre la dramaturgia, y el punto de vista en Kate -a diferencia del original, en el que los protagonistas reales son los pretendientes-, nos permite acercarnos a sus pensamientos y sus reacciones desde dentro del personaje, manteniendo de este modo la comicidad de las situaciones al mismo tiempo que los asomos de dramatismo de la protagonista.
Una recreación con todos los condicionantes que cabe exigir: calidad, originalidad y respeto.
Calificación: ****/*****
Otros recursos relativos al Hogarth Shakespeare Project en este blog:
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