29 de mayo de 2017

Los jugadores de Titán

Los jugadores de Titán. Philip K. Dick. Minotauro, 2017
Traducción de Juan Pascual Martínez
Los jugadores de Titán (The Game-Players of Titan, 1963) es una novela publicada en plena década de los años 60, la más fecunda de Dick, en la que dio a luz a más de veinte, y, a pesar de poder considerarse una de sus obras menores, contiene, como era de esperar, gran parte de los trazos comunes de su obra.

Una guerra librada con una especie extraterrestre, las babosas de Titán, ha diezmado la población terrestre y ha convertido en estériles a sus habitantes. Con el fin inicial de tenerles entretenidos, los terrícolas son obligados a participar en un juego de cartas parecido al Monopoly basado en jugar "de farol" en el que se ganan y pierden tierras y cónyuges. Garden, un tipo con una extraña propensión al suicidio, ha perdido sus posesiones en Berkeley y a su esposa Freya a manos de un contrincante insólitamente afortunado. Con el fin de recuperar sus posesiones, urde una trama con sus compañeros de grupo,  consigue una nueva esposa, que será su pareja en las partidas, y reclama la ayuda ilegal de un conocido con influencias políticas. Pero antes de la partida final, aquella en la que ha de consumarse la venganza, el contrincante afortunado es hallado muerto y Garden y algunos de sus compañeros de grupo padecen un súbito ataque de amnesia que pondrá en peligro al consecución de su objetivo.

Las reacciones más disparatadas se desvelan como las más acertadas, mientras que las más sensatas se convierten en totalmente erróneas; los personajes más consecuentes provocan las desgracias más desesperantes, y aquellos impresentables que parecen capaces de provocar las peores calamidades son los que acaban salvando las situaciones.

Paranoias del mas variado pelaje, sustancias alucinatorias, sujetos hipocondríacos, extrañas legunas de memoria, remedos junguianos, precogs, telépatas, poltergeist, telequinesis, personajes con la conciencia en suspensión: los lectores de Dick reconocerán inmediatamente el terreno. Todo ello junto a giros argumentales marca de la casa: cuando una subtrama parece agotada y llegada a un callejón sin salida, Dick saca de su chistera un nuevo truco; como sucede a menudo en las novelas del americano, el lector tiene la sensación de que la novela no estaba planificada en absoluto, y que avanza por pura inercia  en un infinito work in progress. Sea esto cierto o no, esas dudas son un sello característico de las obras de Dick y una de las razones por las que una respetable cantidad de lectores nos hemos convertido en fervientes seguidores.

Calificación: ***/*****

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