«Basta con abrir El gran Meaulnes para reencontrar el hermoso rostro cansado, sonriente, secretamente inquieto del país, justo antes de la tormenta, y verlo cobrar vida, recuperar su confianza. Una vez cumplido el milagro, Henri-Alban Fournier dejó la pluma, se puso su uniforme de subteniente y desapareció, como Agustín, en el bosque de Saint-Rémy-la-Calonne, cerca de Verdún, el primer día de otoño».
«Alain-Fournier», en La invención del presente. Pierre Bergounioux. Shangrila Textos Aparte, 2023. Traducción de Rubén Martín Giráldez
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