16 de abril de 2018

Lincoln en el Bardo. Lincoln al bardo

Lincoln al bardo. George Saunders. Edicions de 1984, 2018
Traducció de Yannick Garcia

Lincoln en el Bardo. George Saunders. Seix Barral, 2018
Traducción de Javier Calvo
Sobradamente reconocido como autor de relatos, Lincoln en el Bardo (Lincoln in the Bardo, 2017) es la primera novela de George Saunders, ganadora del Booker Prize for Fiction  de 2017.

Quien inventó la expresión novela coral seguramente no pensó en una novela en la que intervienen más de ciento cincuenta voces narradoras; por un lado, los vivos, que han dejado por escrito sus impresiones de aquella aciaga noche de la muerte del hijo de Abraham Lincoln; por el otro, los muertos, ávidos de novedades, aburridos de su existencia sin la más mínima variación, incapaces de aceptar su situación y elaborando una serie de eufemismos en apoyo  a su autoengaño -"aquel otro lugar" por el mundo de los vivos, "enfermos" y "caja de enfermos" por muerto y ataúd, "casa para enfermos" por panteón-, cada una contando su historia, la de su muerte y la de lo que les sucedió después; ambos grupos configurando, complementándose, acotándose y, a menudo, contradiciéndose, con aportaciones a veces acertadas, a menudo disparatadas, un relato obsesivo en el que, a través de intervenciones de dudosa veracidad, se intenta llegar a construir una verdad, la historia en sí misma.

La historia se localiza en el cementerio -el hospital para enfermos- de Oak Hill en el transcurso de una sola noche, y bebe tanto de la tradición budista -el Bardo es una especie de purgatorio en el que las almas de los muertos está a la espera de su resolución- como de la occidental, especialmente del episodio de la visita de Ulises al Hades en la Odisea. Abraham Lincoln, desconsolado por la pérdida, vuelve a la tumba de su hijo Willie, fallecido a los once años; Willie se encuentra en el Bardo en compañía de las almas en tránsito, algunas esperando la migración, otras negándose a seguir el proceso habitual, otras incluso impugnando el hecho de su propia muerte. Es en ese abigarrado y dispar grupo de almas, un yo en cambio constante, en quien descansa la voz narrativa que se hará cargo de la historia.
 "Som aquí per gràcia divina, va dir el pastor. La nostra capacitat de persistir està lluny de ser garantida. Per tant, cal que conservem la força, que limitem les nostres activitats a les que ens ajudin estrictament a assolir el propòsit fonamental. No voldríem que, per culpa d'una activitat llibertina, se'ns titllés de desagraïts davant la misteriosa benedicció de la nostra persistència continuada. Puix que som aquí, però quant de temps, o per quina dispensa especial, no ens pertoca pas a nosaltres de..."
Pero también los momentos previos al fallecimiento de Willie, en plena fiesta multitudinaria en la Casa Blanca, tienen su reflejo en la novela; aquí, la voz narrativa se compone de infinidad de citas -¿reales? ¿inventadas? La mayoría de citas que suelen usarse, incluso en publicaciones serias, son manipulaciones, tergiversaciones o atribuciones que no buscan más que dejar el buen lugar al citador; las que no reúnen ninguna de estas características, son directamente falsas-, que fragmentan la acción -como un misaico, pero de teselas rotas-, ofreciendo, también aquí, puntos de vista irreconciliables dada su disparidad.
 "Us espera un judici esfereïdor, em deleixo per dir-los. Mentre sigueu aquí, només feu temps. Sou morts, i mai no recuperareu aquell lloc d'abans. A trenc d'alba, quan us toca tornar als vostres cossos, ¿no us heu adonat del seu estat deplorable? ¿Realment us penseu que aquelles desferres espantoses seran capaces de portar-vos enlloc mai més? És més (diria, si em deixessin): no us permetran que us quedeu aquí fent el ronsa eternament. A ningú de nosaltres. Ens hem revoltat contra la voluntad de Nostre Senyor i arribará el moment en què se'ns subjugarà i marxarem."
Cada intervención, cada una de las voces, mantiene su idiosincracia; las de los vivos, de acuerdo con su procedencia, sean criados, amigos de la familia, periodistas, amas de casa o señoras de la alta sociedad; los muertos -es decir, los enfermos- parodian, lenguaje mediante, la personalidad de su poseedor, y si bien existen algunas voces principales, las de los que acompañan a Willie en su nuevo estado -el pastor Everly Thomas, un anciano víctima de muerte natural, que huyó del Juicio al creer que sería condenado al infierno; Hans Vollman, muerto en un accidente doméstico justo antes de consumar su tardío matrimonio, con graves consecuencias priápicas en la otra vida; y Roger Bevins III, un suicida que se cortó las venas y a quien nadie auxilió-, que, además de  recibir orientar a los recién llegados, se ven obligados a resistir las acometidas de los que ya viven en la eternidad, que intentan convencerles, con buenas o con malas artes, para que abandonen su estado transitorio, concluyen en un múltiple y heterogéneo conjunto que refleja todo lo que tiene de democrático la muerte.
"Digueu-los que estem cansats de no ser res, i de no fer res, i de no importar gens a ningú, i de viure en un estat de por constant, va dir el pastor."
Más que un experimento formal, una estupenda novela.

Calificación: *****/*****

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