Fisiología del flâneur. Louis Huart. Gallo Nero Ediciones, 2018 Traducción de Delfín G. Marcos |
"El flâneur es el único hombre feliz que existe en la tierra, y es que aun no ha salido el caso de un solo flâneur que se haya suicidado; y, si nunca nuestro hombre se asoma a ese oscuro pozo, en aquellos momentos en los que le invaden ideas más tristes de la cuenta, en lugar de pensar en tirarse de cabeza a ese interminable abismo húmedo, se consuela de inmediato escupiendo en el agua y formando círculos en la superficie del agua. Esto le ocupa entre una hora y una hora y cuarto."Me parece recordar que la primera vez que leí algo relativo al flâneur fue en una lectura temprana y parcial del Libro de los pasajes de Walter Benjamin; visto en perspectiva, no deja de ser curioso que mi primer acercamiento a este concepto tan inequívocamente francés, y en particular, parisino, fuera desde Benjamin, muy ligado a París, es cierto, pero a la vez tan alemán.
Después de hacer un somero y malintencionado repaso por las diversas definiciones de hombre, Huart llega a la conclusión de que lo mejor lo define es su capacidad de caminar sin rumbo; el hombre sería, pues, parafraseando a Platón, "un animal bípedo, sin plumas, con gabán, que fuma y pendonea". El flâneur, pues, no pasea, deambula.
Preocupado por la degradación que ha experimentado el uso del término, Huart aboga por una redefinición y por la vuelta al significado original, denunciando el mal uso y a los que han contribuido a la confusión.
Haciendo gala de ese humor serio que bebe en las fuentes de Voltaire y de Diderot y que se basa en poner en evidencia las incongruencias de ciertas conductas mediante la simple exposición y la reducción al absurdo de sus supuestos planteamientos teóricos. Por ejemplo, Huart dintingue al flâneur del pasmarote, del mirón, del granuja y del trotacalles, para pasar después a facilitar unos consejos para que todo aspirante pueda acceder, con garantías, al formidable oficio.
Calificación: ****/*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario