13 de marzo de 2017

Nog

Nog. Rudolph Wurlitzer. Underwood, 2017
Traducción de Rubén Martín Giráldez
"Hay momentos en los que la voz del narrador o la presencia del narrador deberían prácticamente cantar."
Un tipo la mar de raro nos aborda, con la insistencia de esas voces que a veces oímos dentro de nuestra cabeza, dispuesto a contarnos una historia basada en los tres recuerdos que tuvo un día, sólo tres recuerdos, que no tienen por qué ser verdaderos -a nadie le importa eso-, pero que espera que provoquen nuestro interés. Bueno, realmente, no recuerda bien esos recuerdos, incluso alguno se perdió debido a su naturaleza perniciosa -los recuerdos perniciosos no se pueden olvidar, hay que perderlos-, así que deberá re-construirlos, re-afirmarlos, re-habilitarlos a medida que nos los cuenta: o los inventará, qué mas da, pero cuando uno dice que tiene tres recuerdos y lo pone por escrito, no puede después achantarse y pedir disculpas como un sacerdote pillado en actitud indecorosa.
"No hacer nada, no querer nada, pasear si a uno de apetece pasear; si le apetece dormir, dormir. ¿Sabe lo duro que es eso? Sin recuerdos; si alguien empieza a entrometerse, inventárselos. Con tres es suficiente. Yo sólo uso tres. Nueva York para la aventura, las playas para la relajación, el pulpo y NOG para la especulación. Sin conexión alguna entre ellos. Reducir todas las posibilidades. Desarrollar y amar las propias limitaciones. Nadie te conoce. No conoces a nadie. Ritmos naturales, querida mía. Ésa es la clave."
El hecho de que escapara de Nueva York -recuerdo #1- y se fuera a vivir a las playas de todo el mundo -recuerdo #2- no llama demasiado la atención, y podemos perdonarle, condescendientemente, que nos cuele alguna trola -no debe darse cuenta de las contradicciones en las que incurre, y nosotros no se las haremos notar porque lo que nos interesa de verdad es su relación con NOG (nog: bloque de madera encajado en una construcción de ladrillo como asimiento para clavos, pero también una cerveza de alta graduación antiguamente elaborada en Norfolk), el tipo al que compró una furgoneta y un pulpo artificial.

Bueno, bueno, ahora que ya tenemos cierta intimidad, que me he colado en tu casa y he usado tu albornoz de felpa, ya puedo contarte la verdad: NOG c'est moi!

Eso de que se mezclen los recuerdos puede llegar a ser muy creativo, sí, pero es un follón si quieres contar a alguien tus experiencias: al final acabas bañándote en la playa de Nueva York y subiéndote a los rascacielos de Formentera. San Francisco es una ciudad hermosa, pero sus supermercados están fatalmente desabastecidos de rubias cachondas.
"Sigo abierto, tumbado como a la espera de algo o alguien. Pero fue confuso, la gente se volvió borrosa, los pasillos interminables, casi circulares, la comida cobró vida de repente, campos de latas de café agitándose, hileras de limones sudorosos y de lechugas que se desplegaban, montones de plátanos que cambiaban de sitio, chocolatinas, y la comida de mi carro acurrucándose como si buscase calor, minúscula y temerosa." 
Pero espera, espera, vuelve a empezar, ¿quieres?
"Me da miedo cerrar los ojos. Cuando cierro los ojos veo cosas."
Claro. Me llamo NOG. Me bañé en la playa de Nueva York, subí a un rascacielos en Formentera, conocí a una rubia cachonda en San Francisco, y ahora que ya tenemos cierta intimidad, que me he colado en tu casa y he usado tu albornoz de felpa, ya puedo contarte la verdad.
"Como de costumbre, tengo que inventarme subterfugios cuando me veo en apuros. Nunca viene mal tener una patraña a punto, un recuerdo, cualquier tipo de información errónea: estar listo para avanzar o retroceder al más mínimo movimiento sospechoso." 
Me invitaron a una fiesta pero tuve que salir por piernas y fui a buscar a NOG al desierto, que es el mejor lugar para perderse. Me he entretenido en la residencia, ¡hay tanta gente que necesita ayuda! NO sé si tendré tiempo de hacer todo lo que debo. Debería olvidar algunos asuntos pendientes y sustituir su recuerdo por cosas que sucedieron hace tiempo, que o ya están arregladas o ya ha pasado tanto tiempo que no merece la pena recordarlas. O tal vez son los recuerdos los que me olvidan a mí, y por eso esta habitación parece siempre nueva y esas personas con las que me cruzo, desconocidos. Todo huele a rancio. Entro en el supermercado, se monta la trifulca, escapo, me encierro en una casa; entro en el supermercado, se monta la... NOG, ¿dónde estás?
"No hay necesidad de recuerdos, aunque no me vendría mal una lista. Pero no ahora. Los recuerdos son agotadores."
Ando buscando detalles: en los montes, en los ríos, en los bosques, en las ciudades, en el desierto. Indicios, conexiones, pero no encuentro nada. Voy a parar y hacer un inventario de recuerdos: entro en el supermercado... No, no, más atrás: había una camioneta, una batisfera y un pulpo, y un tipo al que llamaban NOG, pero no recuerdo la historia, voy a tener que ponerme en movimiento para poder recordar. Tal vez tenga incluso que librarme de NOG para poder recuperarlo. 

Volvamos a empezar. Me llamo NOG y tengo tres recuerdos. NOG y yo nos las arreglaremos: él se encargará de las provisiones y yo del refugio. Recorreré los bosques y me bañaré en los ríos.
"De todas maneras tengo que ponerme en marcha. Bien podría hacerlo hoy. Podría atravesar el pueblo y ascender la montaña. O eso o echarme al desierto. Puedo seguir la carretera. Como plan es suficiente. Tengo agua. Estoy en excelente forma. Me he bronceado. El sol me ha decolorado el pelo. No fumo."
Todo lo que está sucediendo es lo mismo que ya ha sucedido y lo mismo que seguirá sucediendo. Debo hacer memoria. Si no me acuerdo de lo que sucedió, ¿cómo puedo saber si lo que está sucediendo ya ha sucedido? ¿Cómo podré reconocer lo que sucederá? ¿Te acuerdas tú, NOG? ¿Cuántas vueltas da el hámster a su rueda antes de reconocer el recorrido? ¿Cuántas el pez en su pecera? Si no consigo recuerdos, estoy perdido; sin recuerdos, NOG no acudirá. Otra vez toca escapar para evitar que me pillen. Salir corriendo una vez más hasta que consiga recordar lo que sucederá y salir de ese círculo vicioso.
"Mis pasos se han hecho más lentos. Hace mucho calor. Estoy sudando. No puedo seguir. Tengo que seguir. ¿Dónde está NOG ahora que lo necesito? Seguramente ya he dicho eso. Seguramente ya no hay necesidad de contar con ello. Pero podría aparecer a hurtadillas antes de que sea demasiado tarde. Puede que haya recibido la señal. Debería arrastrarme de vuelta a la autocaravana."
Sé que voy a encontrar de nuevo la camioneta, la chica con las conchas marinas pegadas a su piel, una y otra vez; NOG seguirá desaparecido.
"No me arrepiento de NOG, o al menos no de habérmelo encontrado. Quiero decir esto ahora, antes de que se mate. Es necesario tener un nombre, una cara con la que llenar espacios vacíos, una voz para los silencios, para continuar adelante cuando no sabes si estás tirando adelante o no. Es una cuestión de adición y sustracción. Sus ojos vacíos alcanzarán la otra punta del país y entonces darán la vuelta automáticamente."
¡A la mierda la camioneta! La próxima vez cogeré un barco, el pulpo se encontrará en su elemento. Un barco de cabotaje con Meridith y Lockett. Y con NOG. ¿NOG? ¿Dónde estás, NOG?
"Soy incapaz de hacer frente a las miradas inquisitivas."
¿Cómo?

Calificación: ****/*****

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