4 de julio de 2016

Carta de un simio a los animales de su especie

Carta de un simio a los animales de su especie. Nicolas Edme Rétif de la Bretonne
SD Edicions, 2016. Edición de Jaime Rosal
"Hace falta mucho talento para olvidar el que uno tiene."
La Carta de un simio a los animales de su especie (Lette d'un singe aux animaux de son espèce) forma parte, originariamente, de la novela utópica La Découverte australe par un homme volant, ou Le Dédale français, nouvelle très philosofique (1781), una novela de viajes fantásticos en la línea de L'autre monde, el libro que Cyrano de Bergerac escribió más de cien años antes, y de una de cuyas variantes más recientes se habló en este blog hace unos días.
"Tal vez os preguntéis: ¿Cuál es el motivo de publicar esta carta? ¿Hacernos sentir sobre todo nuestra miseria? Honrado lector, he querido mostraros cuán miserable se ha tornado el género humano al separarse de la naturaleza y al perseguir la felicidad solamente a través de las virtudes sociales, y sobre todo, por esa confraternidad que es la base de la religión cristiana." 
César, un simio con habilidades humanas debido a haber sido engendrado mediante el cruce entre un individuo de su especie y una humana, en el mismo papel que el extraterrestre gigante Micromegas (Micromégas, 1752), dirige una carta a los individuos de su especie -que no podrán descifrar, pero que supone que alguien les leerá- mostrándoles la estupidez de los humanos y las contradicciones de sus conductas. Aunque con un exceso de moralina  desde la perspectiva actual -los contes philosophiques abundaban en ello- y con explícitas y manifiestas incoherencias con sus propios principios, como pone en evidencia un somero repaso a su bibliografía, la Carta... es un panfleto extremadamente interesante por lo que significa como retrato de una época convulsa que presagiaba grandes e importantes cambios.

En línea con Rousseau, a quien llama el hombre-Rousseau, César es partidario de la ignorancia feliz, imposible de alcanzar ya para los humanos pero perfectamente asumible para las bestias: "cuanta más ciencia se posee, más peligros se conocen y más infeliz se siente uno." Entre las dianas a las que apunta: la existencia de una religión encomiable que nadie sigue el pie de la letra; la preeminencia del sistema de clases por encima de los méritos, y la voluntariedad de la servidumbre; una práctica de la ley injusta, intransigente y contradictoria; la inutilidad de los castigos legales, que no impiden que se siga delinquiendo; la discriminación por la raza; la esclavitud; la prevalencia de los prejuicios sobre los razonamientos; el predominio de la costumbre irracional e incuestionada sobre el análisis basado en la experiencia; y, finalmente, la irracionalidad de los deberes impuestos y autoimpuestos contrarios a la naturaleza. En definitiva, en lo que hace referencia a "humanidad", parece que, en comparación con los animales, llevamos las de perder.

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