Acabo de leer, uno detrás del otro, los dos volúmenes de los Diarios de Iñaki Uriarte
"... Nunca he sido muy sensible a la emoción nacionalista. La noto viva cuando escucho La Marsellesa (el primer himno nacional, por cierto, aunque no "nacionalista") [...]. El concepto de nación sólo me conmueve cuando evoca a la francesa de la Resistencia y a la de la Revolución." Diarios (1999-2003).
¿Por qué leemos Diarios? Tal vez, en mi caso, el gusto por la lectura no se deba a una única razón: para penetrar en la personalidad del autor, cuando éste es un personaje, comúnmente un escritor, que admiro, y cuyo reflejo en las obras de ficción no me basta -y obvio toda la exégesis crítica acerca de la obra como ente suficiente o no-; pero también por contrastar sus ideas con las propias. En este caso, tan estimulante me parece hacerlo con autores con los que no coincido en ningún punto, aunque sea solamente para reafirmar las ideas propias, como con aquellos con los que parecen tomar tu voz y escribir lo que uno mismo escribiría; esto es lo que me ha sucedido en este caso.
"Acaba de publicarse una nueva traducción de los Ensayos. Al leer las reseñas y ver a otros hurgando en el libro casi siento invadida mi intimidad [...]. Él calculaba que su libro sería leído durante unos cincuenta años [...]. Supongo que los Ensayos es el libro más importante de mi vida. Me sentiría inseguro si alguien me dijera que ya no podré volver a abrirlo nunca. Si yo no supiera que existió un hombre como Montaigne, creo que no me habría atrevido a hacer algunas de las cosas que he hecho." Diarios (Segundo Volumen 2004-2007).
No me atrevo, pues, a recomendar su lectura a nadie que no conozca porque me temo que mi opinión está gravemente contaminada. No sé quién dijo que la literatura era impostura; tal vez, pero, personalmente, hacía tiempo que no leía algo tan fresco, desprejuiciado y directo. Aunque sea con la boca pequeña, no se lo pierdan.
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