«A veces me consuelo al oír a aquellos que me rodean y me digo a mí mismo que todos somos discos rayados. Hacemos sonar una y otra vez el motivo de otro, la manía de otro, la ambición de otro, la derrota de otro. Se dice que los discos menos rayados, de una pureza y una lectura casi admirables, son quizá los creadores, pero no conozco a ninguno, y en cuanto a mí mismo, nunca he creado nada, nunca he compuesto nada. Interpreto, leo y traduzco. Y el intérprete que hay en mí, al interpretar cualquier obra, juzga a quienes la compusieron y se espanta al ver hasta qué punto estos se repiten, aunque los mejores de ellos impiden la rayadura, el obstáculo que los gobierna, interrumpe el canto. La rayadura es lo que los aficionados y los críticos, a los que les gusta presumir de sus términos, llaman estilo. Y como el día y la noche, el invierno y el verano, la madre y el hijo, todo parece decir hasta el agotamiento: volverás».
El salón de Wurtemberg. Galaxia Gutenberg, 2022. Traducción de Víctor Compta
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