11 de enero de 2021

Los cínicos

 

Los cínicos. R. Bracht Branham y Marie-Odile Goulet-Cazé (eds.). Editorial Planeta, 2020
Traducción de Vicente Villacampa Armengol. Prólogo de Carlos García Gual

El cinismo, como tras escuelas filosóficas no metafísicas, intentó ofrecer un paradigma para la interpretación de la realidad; además, debido a sus propios fundamentos, ofreció una puesta en consideración de las relaciones entre individuos desde una perspectiva ética y no trascendental, de forma parecida a como procedieron el estoicismo y, sobre todo, el escepticismo, con quien mantiene estimulantes coincidencias.

Desde este punto de vista, es lícito plantear la modernidad de una opción filosófica crítica, transgresora y contestataria con respecto a tres instituciones que en la actualidad, de forma parecida a lo que sucedía en la Grecia clásica, siguen dominando el discurso social: el poder político, el poder religioso y las tendencias filosóficas subordinadas a ambos. El favor popular —así como el rechazo académico— de que disfrutó en su apogeo se debió, principalmente, a la sencillez de sus propuestas y al innegociable e inmutable rechazo de los grandes sistemas filosoficos. De hecho, todas las corrientes filosóficas, en justa proporción a la metafísica que propugnaban, abjuraron del cinismo, pero integraron, en mayor o menor parte, algunas de sus propuestas.

A pesar de su desaparición, a partir de Roma se literaturalizó en obras de ficción, dando como resultado una corriente intelectual que ha perdurado hasta nuestros días.

El estudio editado por R. Bracht Branham y Marie-Odile Goulet-Cazé contiene artículos que abarcan desde los inicios del cinismo, en el siglo V a.e.c., con Antístenes y Diógenes de Sinope, rastrean su huella en la Roma imperial, de Epicteto a Juliano, su relación con el cristianismo en la Edad Media y el Renacimiento y su resurgimiento a través de los filósofos de la Ilustración.

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