30 de junio de 2017

El Ejército de los Sonámbulos

El Ejército de los Sonámbulos. Wu Ming. Anagrama, 2017
Traducción de Juan Manuel Salmerón Arjona
"La contrarrevolución es, a su vez, una revolución o no es nada."
Wu Ming, ex-Luther Blisset, es un escurridizo colectivo de escritores italianos cuyo empeño alcanza desde el activismo y la publicación de ensayos de temática social hasta la redacción de novelas del género histórico. Después de la deslumbrante Manituana, además de otros interesantes títulos, llega a la edición en castellano El Ejército de los Sonámbulos (L'Armata del Sonnambuli, 2014), la vuelta de tuerca particular que los transalpinos han dado a las novelas históricas enmarcadas en la Revolución Francesa.

Un comando de monárquicos intenta, sin conseguirlo, rescatar a Luis XVI de la carroza que lo lleva al patíbulo. París es un hervidero y, a pesar de sus Comités, de la policía y de madame Guillotina, la vida de la República sigue en cuidados intensivos. Los grandes movimientos sociales resultantes de lo acaecido 1789 apuntan a objetivos dispersos a la vez que dispares, y ya que la Historia ha recogido, con mayor o menor ecuanimidad, los hechos debidos a los personajes que dirigieron las proezas y las miserias de la época, El Ejército de los Sonámbulos centra su atención, en el período transcurrido entre el 21 de Enero de 1793 y el 21 de Enero de 1795, en las andanzas de algunas personas situadas al margen de los grandes acontecimientos: Leonida Modonesi, un mediocre actor goldoniano, "hecho para ser protagonista", pero hábil transformista; Orphée d'Amblanc, un messnerista con más habilidades que las puramente médicas; Marie Nozière, una viuda de guerra revolucionaria y reivindicativa; y el Caballero de Yvers, un hipnotizador lealista que experimenta con la voluntad de seres de pocas luces que, moviendo los hilos invisibles de la reacción, prepara el regreso de la monarquía.

Una vez decapitado el rey y presos o exiliados los más notables representantes de la nobleza y del clero, la Revolución debe hacer frente a la mayor de las amenazas, el movimiento contrarrevolucionario infiltrado en su propio seno. Que la facción de la Montaña, con Robespierre al frente, consiguió imponerse a los Girondinos es el hecho que han recogido los manuales de Historia; lo que no cuentan los historiadores es que los lealistas, partidarios de la restauración de la monarquía, prepararon, llevando a la práctica los principios enunciados por Messner acerca del magnetismo animal y utilizando la técnica de la hipnosis, un Ejército de Sonámbulos que debería reconquistar el poder y devolver al rey a su trono. Mediante las técnicas de control mental derivadas de la hipnosis, Yvers consigue sugestionar colectivamente a multitudes hasta convertirlas en autómatas a sus órdenes, acumulando de este modo un poder casi omnímodo. Después de los hechos del 28 de Julio de 1794, de la muerte de Robespierre y en el vacío que se produce en el núcleo de rectores de la Revolución, considera que ha llegado el momento. Descartada la intervención gubernamental, la única oposición a sus planes la forman el médico mesnerista, el actor en paro y la costurera revolucionaria, más los pocos aliados que puedan sumar a su causa.

El Ejército de los Sonámbulos podría verse, en una lectura superficial, como un ejemplo de parodia de las novelas "de capa y espada" si no fuera por la seriedad de su planteamiento, la incuestionable perfección de su estructura, el manejo experimentado y efectivo del ritmo narrativo  y la más que adecuada elección de los personajes principales: el más puro estilo Alexandre Dumas pero con los recursos de una modernidad rabiosa.

Calificación: *****/*****

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