Teniendo en cuenta que la necesidad no tiene por qué coincidir con la utilidad, siento una fuerte inclinación por lo reputado como inútil, esporádico, anecdótico.
Expuesto al dilema que le plantearon a Bertrand Russell, yo también escogería el conocimiento antes que la felicidad porque de lo contrario, también para mí, la vida sería inexplicable.