A menudo me pregunto cuál es el desequilibrio mental que hace que un ser humano libre sacrifique su vida, sus valores y su consciencia a manos de cualquier impostor, sea el profeta de una misión universal o el gurú maloliente que vende experiencias espirituales de orden superior -signifique esto lo que signifique-. Tal vez Goebbles dio con la explicación, y para esas personas no sea tan importante en qué creen como creer en algo.
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